No hay duda que la fruta se convierte en un alimento sumamente saludable, no solo por los diferentes beneficios y propiedades que aporta, sino por su interesantísima riqueza nutricional: es muy rica en vitaminas y minerales, agua y también aporta fibra. Entre sus vitaminas aportan sobretodo vitamina C y provitamina A, mientras que entre los minerales destaca sobretodo su contenido en potasio y en magnesio.
Ayudan a depurar nuestro organismo, gracias precisamente a su gran contenido en agua y en fibra, cualidades que le confieren una virtud diurética y depurativa. Mientras que, por su contenido en fibra, ayudan a aportar saciedad y ayudar de forma positiva en caso de estreñimiento.
A la hora de comer la fruta, es cierto que existen muchas personas que en algún que otro momento han tenido dudas acerca de cómo y cuándo tomar la fruta. Y, precisamente, una de estas cuestiones tiene relación con una fundamental: ¿se debe comer la fruta con piel, o sin ella?.
En la mayoría de los casos, la principal recomendación es comer la fruta con piel, dado que sus nutrientes esenciales (sobretodo las vitaminas) se concentran no solo en su interior, sino en su piel. Claro está, esta posibilidad depende de la fruta, siendo adecuado en caso de frutas con piel blanda como es el caso de la manzana o la pera, pero no ocurriría lo mismo con las naranjas o con el kiwi.
No obstante, si optamos por comer la fruta con piel es recomendable que la fruta haya sido cultivada biológicamente, lo que nos asegurará que sólo se han utilizado fungicidas y pesticidas naturales, y su consumo –por tanto- es sumamente seguro. La puedes encontrar en tiendas de dietética especializadas, tiendas naturistas y en mercadillos. En los supermercados y grandes superficies lo más habitual es que no cumplan con esta cualidad.
Y si tienes dudas sobre el origen de la fruta, la principal recomendación es comerla tras retirar su piel, dado que el lavado no elimina por completo los residuos de plaguicidas, fungicidas y pesticidas.
En cualquier caso, lo mejor siempre es cepillar bien la fruta y lavarla bien antes de su consumo, independientemente de que la vayas a comer con piel o sin ella.
Imagen | Forest and Kim Starr
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