La avena es un maravilloso y nutritivo cereal, que encontramos habitualmente en forma de copos, listo para su consumo ya sea en el desayuno o en la merienda, o simplemente como tentempié acompañado de leche, alguna bebida vegetal o zumo. Se trata sin duda alguna de un excelente alimento, que en realidad no debería faltar nunca en nuestra dieta diaria.
¿Por qué? Muy sencillo: es un alimento muy rico desde un punto de vista nutricional, que aporta a nuestro organismo un altísimo contenido en hidratos de carbono complejos, los cuales nos aportan la energía que necesitamos lentamente, por ello también destaca por ser muy saciante. También es rico en vitaminas, dentro de las que podemos mencionar sobre todo vitaminas del grupo B (en especial B1 y B2 además de vitamina E), minerales (como el fósforo, zinc, magnesio, potasio, calcio y hierro), aminoácidos y ácidos grasos omega-6.
Cuando la consumimos, ya sea en el desayuno o en la merienda, es posible hacerlo de dos formas: cruda o cocida (cocinada), ya que en ambas opciones la avena se convierte en un alimento tan nutritivo como saludable. Es decir, ambas son opciones ideales para disfrutar de su riqueza nutricional. No obstante, no hay duda que siempre es mejor consumir la avena cruda, dado que contendrá y aportará más nutrientes esenciales que la avena cocinada, la cual ha sido sometida a temperaturas altas que al final suponen una ligera pérdida nutricional: por ejemplo, se pierden sobre todo vitaminas, minerales y determinadas enzimas.
La mejor opción es consumirla cruda
No hay duda, es cierto que en cuanto a textura y a sabor, la avena cocida tiende a ser mejor considerada que la avena cruda, dado que ésta se caracteriza por ser algo más seca y menos sabrosa. Más aún, cuando la cocinamos se convierte en una especie de papilla o puré suave, de sabor algo más agradable que cuando la comemos en su versión cruda.
Pero al ser un alimento sumamente versátil, es posible añadir los copos de avena crudos a una taza o bol con leche o bebida vegetal caliente, y acompañar con deliciosos frutos secos, frutas desecadas o trozos de fruta fresca. O incluso utilizarlos para elaborar maravillosos y nutritivos batidos. Además, para mejorar su sabor es ideal endulzar con miel o con azúcar moreno de caña integral.
Aunque es cierto que desde un punto de vista nutricional, siempre tiende a ser mejor consumir la avena cruda, todo dependerá de los gustos personales de cada cual. En definitiva, aunque la avena cocinada pierda algunas de sus cualidades nutritivas sigue siendo un alimento tan beneficioso como rico en nutrientes. Es más, para muestra dos deliciosas y nutritivas recetas en las que es habitual cocinar la avena: porridge y avena con manzana y miel, tan exquisitas como maravillosas, ideales para el desayuno.
Imágenes | Christian Schnettelker / Daniella Segura
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