Si vas a tu despensa, o a la nevera, y miras el etiquetado de algún producto alimenticio o alimento envasado que cojas al azar, probablemente te encuentres entre sus ingredientes con los denominados como aditivos alimentarios. Y es que, como su propio nombre indica, los denominados como aditivos alimenticios son sustancias o compuestos que cumplen la función de mejorar el aspecto, aroma o sabor de los alimentos, o bien evitar su oxidación natural, o bien ampliar su periodo de caducidad.
Precisamente en este sentido, dependiendo de su propiedad, cualidad o fin, existen diferentes y distintos tipos de aditivos alimentarios: colorantes, conservantes, emulgentes, antioxidantes y estabilizantes.
¿Qué son los aditivos conservantes?
Los conocidos como aditivos conservantes son sustancias o compuestos que retrasan o evitan la podredumbre natural de los alimentos, como consecuencia de la presencia de microorganismos (como hongos, bacterias o levaduras).
Lo cierto es que no solo podemos encontrar conservantes en los productos alimenticios envasados. También en los medicamentos. No obstante, cuando se añaden diferentes conservantes de manera simultánea a un mismo alimento es necesario conocer que la dosis máxima permitida legalmente se reduce dependiendo precisamente del número de sustancias o compuestos que se han utilizado.
Así, por ejemplo, si se han utilizado dos sustancias conservantes al mismo tiempo ésta se reduce a la mitad. Y cuando se han usado tres sustancias conservantes, se reduce a un tercio… Así sucesivamente.
Cómo se declaran los aditivos conservantes
Como ocurre con el resto de aditivos alimentarios, los aditivos conservantes deben hacerse constar en el envase del producto alimenticio; en caso de productos no envasados, deben hacerse constar en una etiqueta colocada junto al producto.
Debemos diferenciar aquellos conservantes que sólo se añaden a los alimentos (y se digieren junto a este), y los conservantes que sólo se pueden usar sobre la superficie de los alimentos.
¿Qué alimentos pueden contener conservantes?
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Mayonesas y salsas preparadas.
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Conservas de pescado y marisco.
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Productos de repostería.
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Productos elaborados con pescado.
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Golosinas.
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Salchichas, morcillas y otros embutidos.
Imagen | Paul Hickman
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