Hace algunos años, el jefe autoritario y algo déspota era bastante común en el seno de las empresas. Por fortuna, la relación entre el gerente y los trabajadores ha cambiado para bien, observándose un tipo de jerarquía transversal que poco tiene que ver con el mando anterior.
Aún así, todavía existentes jefes o personas tóxicas en la empresa que a nivel psicológico pueden mermar nuestra salud, la mente y la productividad en la organización.
¿Qué es un jefe tóxico?
Un tipo de jefe tóxico suele se aquel que muestra rasgos psicopáticos y narcisistas, con total impunidad sobre los demás y se considera una persona por encima del bien y el mal. Suelen ser déspotas, no les importan los valores de sus trabajadores, solo los resultados y mantienen el control del empleado de diversas maneras.
Dentro de los jefes de este tipo encontramos varias categorías. Desde los trepadores, que se benefician del esfuerzo de los demás; al arrogante que suele mandar sin parar; y hasta el inseguro que se escude en figuras de terceros.
Verdaderos riesgos para la salud
Las personas que continuamente se ven sometidas al jefe tóxico pueden acabar con algunos trastornos de salud, especialmente mental, algo graves. Un reciente estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, demostró que las personas que trabajaban para este tipo de jefes tenían menor satisfacción en el trabajo y una puntuación más alta en una medida clínica de la depresión.
El estudio también estableció que determinadas situaciones diarias afectaban el bienestar de los empleados, y se registraron más incidentes de comportamientos contraproducentes en el trabajo y acoso laboral.
Ambiente tóxico de trabajo
Los jefes déspotas crean un mal ambiente de trabajo. Las críticas y el estrés acaban siendo la tónica dominante en el seno de la empresa y esto perjudica las relaciones entre los trabajadores. El miedo, el nerviosismo, y la irritabilidad continua son signos del ambiente que se ve mermado por la figura de un jefe que no sabe mandar.
Empleados insatisfechos
A consecuencia de todo ello se crea una espiral que no acaba. Los trabajadores no se sienten motivados con sus quehaceres diarios, no quieren ir a trabajar, no están a gusto en la empresa y buscan puestos de trabajo nuevos.
Baja productividad
Además de los daños psicológicos que pueden llegar a tardar en resolverse, el jefe tóxico conduce a una reducción de la productividad. Esto suele tener consecuencias negativas para la empresa que ve reducir sus ventas y la entrada de dinero.
Estrés y bajas laborales
La figura de este tipo de jefe puede manipular a las personas más vulnerables de su empresa. Esto genera situaciones de estrés y ansiedad, con episodios continuados de depresión y falta de autoestima que obligan a coger bajas laborales. La ayuda psicológica será imprescindible en estos casos para seguir adelante, buscar un nuevo trabajo y enfrentarse a nuevas vidas laborales.
Cómo sobrevivir al jefe déspota
No todas las personas que encontramos en una empresa son iguales. Cuando el jefe tóxico no puede cambiarse y no hay más remedio que conservar el trabajo, una opción es compartir espacio con él sin que nos afecte de forma personal. Aunque es difícil hay diversas acciones que se pueden llevar a cabo para lidiar con los jefes tóxicos.
No enfrentarse a él
Algunas personas tienen disgustos porque intentan cambiar al jefe tóxico. Eso es algo imposible, por lo que, dentro de lo que se pueda, se debe responder con positividad, hacer caso y responder afirmativamente a sus reclamos. Y pasar algo desapercibido en las situaciones violentas.
Mantener distancias
Ante una persona de tales características, es mejor estar alejado. Se debe tratar de entenderle siempre en la distancia, y cumplir con el trabajo diario de la mejor manera y dentro de los unos parámetros razonables.
Desconectar
Obviamente no en el puesto de trabajo, aunque siempre se puede intentar para que el “mal rollo” laboral no nos afecte. Y una vez fuera del trabajo, es mejor disfrutar y desconectar por completo. Hacer ejercicio, moverse, comer saludablemente, rodearse de amigos y practicar un hobby ayudan ante el estrés.
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