Si existe un alimento característico del otoño esos son los higos, aunque es cierto que podemos comenzar a encontrarlos en muchos mercados y tiendas especializadas sobre todo a partir del mes de septiembre. Ya sea consumidos frescos o secos, destacan por ser unas frutas tremendamente nutritivas, que nos aportan los nutrientes esenciales que nuestro organismo necesita durante la época otoñal.
De hecho, son excelentes a la hora de aliviar y mejorar la depresión otoñal (también conocida popularmente con el nombre de astenia otoñal), especialmente por su increíble riqueza en vitaminas del grupo B, fundamental para mantener una buena salud de nuestro sistema nervioso. Además, su contenido en azúcares es ideal para aportarnos vitalidad y reducir la debilidad generalizada.
No obstante, ¿sabías que los higos son originarios de Oriente Próximo, y son conocidos desde hace más de 5.000 años en Egipto? Eran frutas que ya crecían en los famosos jardines colgantes de Babilonia, y según se cree fue el rey Luis XIV quien impulsó oficialmente su cultivo en Francia como producto oficial destinado a la mesa real.
Con ellos podemos elaborar distintos remedios naturales, muy útiles para aliviar o reducir determinadas afecciones o trastornos. Por ejemplo, los higos con leche son una receta casera ideal para mejorar el tránsito intestinal y reducir el estreñimiento. También podemos desecar higos y elaborar nosotros mismos nuestros propios higos secos. O preparar una deliciosa mermelada de higos, ideal para disfrutar en los meses de otoño.
Receta de mermelada de higos, ideal para el otoño
Ingredientes que necesitas:
- 1.200 kg. de higos (frescos)
- 1 kg. de azúcar
- 1 cucharada de zumo de limón
- Espesante
Preparación de la mermelada de higos:
En primer lugar lava bien los higos y pélalos. Luego tritúralos bien hasta que obtengas un puré de higos. Ahora parte el limón por la mitad, exprímelo y reserva su jugo.
En una cazuela, ideal para elaborar confituras, añade una cucharada de jugo de limón, el azúcar, el espesante y el puré de higos. Calienta hasta que alcance el punto de ebullición, y deja cociendo removiendo de vez en cuando. Cuando comience a espumar retira la espuma.
Para terminar, pon la mermelada en frascos de vidrio previamente esterilizados. ¡Lista!. A disfrutarla.
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