El otoño se caracteriza por ser una época de transición, una estación en la que pasamos del calor del verano al puro frío característico del invierno. Son unos meses, por tanto, de cambio, de disminución de luz y también de la llegada del mal tiempo. Una época ¿por qué no? maravillosa, única, en la que las hojas caen para dar espacio luego en primavera a un nuevo nacimiento.
Como ocurre con cualquier otra estación, durante el otoño podemos encontrarnos con determinados alimentos que no podemos consumir el resto del año. Consisten básicamente en lo que habitualmente se conoce como alimentos de temporada. Es decir, alimentos cuyo punto óptimo de maduración y por tanto de consumo se traduce únicamente durante algunos meses del año.
¿Y cuáles son los alimentos propios del otoño?. Sin ninguna duda, podemos mencionar en especial las deliciosas castañas, las setas, los higos, los caquis… Y las exquisitas calabazas. Aunque es cierto que hoy en día es posible consumir calabaza prácticamente todo el año, lo cierto es que nos encontramos ante un alimento sumamente característico del otoño.
A pesar de poder consumirla todo el año, no hay duda que la calabaza es un alimento propio del otoño, no solo porque la encontramos en su mejor temporada, sino probablemente por ser la protagonista indiscutible de la tradicional noche de Halloween y también de la víspera de Todos los Santos (que, precisamente, se celebran en otoño).
Aunque es posible disfrutar de la calabaza en una amplísima variedad de recetas, ya sean dulces o saladas, también podemos elaborar con ella una exquisita y deliciosa mermelada de calabaza, muy fácil de hacer además en casa. ¿Te animas a prepararla?.
Cómo hacer una mermelada de calabaza
No hay duda que la mermelada de calabaza es una opción ideal a la hora de disfrutar de la calabaza en su forma más dulce, convirtiéndose así en una manera dulce de conservarla y aprovecharla. Es muy fácil de hacer, como comprobarás en esta receta que te proponemos.
Ingredientes:
- 1 kg de calabaza
- 500 gr de azúcar
- 1 cucharada de zumo de limón
- Espesante (por ejemplo, agar-agar)
Elaboración de la mermelada de calabaza:
- Lava bien la calabaza, pélala, retira sus pepitas y córtala en trozos pequeños con la ayuda de un cuchillo. Pon algunos trozos de calabaza en el fondo de la cacerola, alternando con capas de azúcar.
- Exprime el limón para obtener su jugo, añade la cucharada de zumo de limón y deja que se macere durante 12 horas.
- Pasado este tiempo pon la calabaza al fuego y lleva a ebullición. Justo cuando empiece a hervir añade 6 gramos de agar-agar, cociendo hasta que la mermelada haya obtenido la consistencia que más te guste.
- Para terminar, una vez esté lista, pon la mermelada en frascos de vidrio, tápalos y haz el vacío dándoles la vuelta, y reservando durante algunas horas.
Algunos secretos para hacer una mermelada de calabaza perfecta
La clave para hacer una mermelada de calabaza perfecta (o casi perfecta) está en utilizar ingredientes de gran calidad. Para ello, lo más aconsejable es utilizar siempre calabaza de agricultura ecológica, de manera que de esta forma estaremos seguros que para su cultivo no se han utilizado pesticidas ni productos químicos.
Además, otra clave está en el espesante. Aunque lo ideal es elaborar mermeladas con frutas que posean un elevado contenido en pectinas (que aportará la consistencia espesa, como el membrillo, la ciruela o las manzanas), la calabaza no destaca precisamente por su aporte en pectina.
Aunque algunos cocineros aconsejan mezclar el ingrediente original (en este caso la calabaza) con algunos trozos de una fruta con elevado contenido en pectina (como el membrillo), corremos el riesgo de alterar el sabor de la mermelada original.
Por ello, lo mejor es utilizar algún espesante natural, como por ejemplo es el caso del agar-agar. En estos casos, lo ideal es utilizar una proporción de 6 gramos por cada kilo de mermelada.
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