Cada vez es mayor el número de nutricionistas o médicos que aconsejan un consumo más bien puntual tanto de leche como de sus diferentes derivados lácteos, a pesar de que antaño era considerada como un producto adecuado desde un punto de vista tanto nutricional como dietético. El motivo lo encontramos principalmente en la cantidad cada vez mayor de personas que padecen intolerancia a la lactosa (en la mayoría de las ocasiones aún sin saberlo, y que sin embargo presentan síntomas molestos cuando consumen leche), en los últimos estudios científicos publicados que constatan sus efectos no tan saludables, y sobre todo en la presencia de caseína, a pesar de ser considerada como una de las mejores proteínas que podríamos consumir por su valor nutricional y por su mejor digestión.
Se suele pensar que la leche es un producto alimenticio recomendado, simplemente por el hecho de que la llevamos consumiendo toda la vida. Sin embargo, como manifiestan muchos expertos en nutrición, en realidad la única leche que deberíamos tomar es la materna. Más aún, en la etapa adulta no sería para nada recomendable, dado que existen otras opciones más adecuadas a la hora de aportar calcio y otros nutrientes esenciales a nuestro organismo.
La caseína consiste en las proteínas de la leche, las cuales se encuentran en micelas. Cuando la leche se coagula se separa en una fase semi-sólida (la caseína), y en otra líquida donde encontramos el suero. Es también conocida como una proteína lenta al tardar más tiempo en digerirse que la proteína de suero. Y, en definitiva, es la proteína principal que encontramos en la leche.
Los efectos negativos de la caseína para la salud
Aumento de la mucosidad
Cuando la leche es digerida los distintos productos secundarios que aparecen como consecuencia de la descomposición bacteriana de la caseína tienden a causar la aparición de un moco espeso, pegajoso y denso el cual se pega a las membranas mucosas. ¿Su causa? La carencia de mecanismos digestivos en nuestro organismo útiles para la descomposición correcta de la caseína.
Este moco espeso tiende a obturar el sistema respiratorio, no funcionando con fluidez. Esta consecuencia está relacionado con enfermedades respiratorias como la sinusitis, la rinitis y el asma, además de neumonía y otitis.
Agota nuestras defensas naturales
La caseína es considerada como una proteína altamente inmunogénica. Esto significa que para su digestión demanda una alta producción de anticuerpos y otros complementos a nuestro sistema inmune, lo que puede llegar a agotarlo.
Como consecuencia somos más vulnerables a las infecciones, siendo común también que aparezcan otras reacciones alérgicas. Es decir, la proteína de la leche se comporta de la misma manera que un antígeno, siendo considerado por nuestro organismo como un agente extraño y reacciona produciendo anticuerpos como si fuera un agente infeccioso.
Un consumo regular y moderado de lácteos puede causar síntomas relacionados como artritis reumatoide, fatiga crónica, otitis y alteraciones intestinales.
Daño renal
Siempre y cuando los riñones funcionen correctamente el consumo de caseína en cantidades normales no suele causar problemas, aunque en determinadas personas predispuestas sí. De hecho, la caseína puede causar daño renal cuando ya existe un daño en los riñones tal y como encontró un estudio llevado a cabo en el año 2004.
En este estudio se examinaron los efectos de la caseína en ratas con enfermedad renal. Se descubrió que solo consumir el 20% de caseína en una dieta normal provocó que las ratas desarrollaran insuficiencia renal.
Alergia a la leche
En algunas personas la caseína de la leche pude desencadenar alergias, la cual aparece cuando nuestro organismo identifica a la caseína como una sustancia o compuesto dañino, liberando histamina con el fin de neutralizarla.
En este sentido, tanto el suero de la leche como la caseína pueden desencadenar esta reacción alérgica, que suele surgir con síntomas tales como congestión nasal, erupciones en la piel, comezón en los ojos, ampollas, dolor de estómago y calambres, y en casos más graves una crisis anafiláctica.
Aumenta el riesgo de diabetes infantil
Diferentes estudios han encontrado bastantes evidencias que demuestran que los casos de diabetes infantil aumentan sobre todo en familias que consumen más leche, como consecuencia del daño sufrido en el páncreas por las células de los Islotes de Langerhans.
Como explicábamos en uno de los apartados anteriores, frente a la presencia de la caseína nuestro sistema inmune produce anticuerpos, llegando a crearlos frente a proteínas naturales de nuestro propio organismo. Como consecuencia, se producen anticuerpos contra células, tejidos y moléculas del cuerpo.
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