No hay duda que los diferentes métodos de estudio planteados desde hace años, y existentes en definitiva en estos momentos, se convierten en recursos especialmente útiles, importantes y de grandísima ayuda para la mayoría de los estudiantes, gracias a que ofrecen técnicas de estudio adecuadas para mejorar no solo el proceso de estudio, sino sobretodo los resultados que se consiguen luego.
Existen diferentes métodos de estudio que en estos momentos pueden utilizar los estudiantes en sus estudios diarios. Uno de los más populares es el conocido método Robinson, comúnmente utilizado en muchas universidades norteamericanas. De hecho, se trata de uno de los métodos de estudio recomendados por Bernabé Tierno en su obra Las mejores técnicas de estudio.
¿En qué consiste el método Robinson?
Se trata de un método formulado en el año 1970 por el psicólogo del aprendizaje Harry Maddox en su conocida obra Cómo estudiar. Está compuesto por un total de cinco fases: Explorar, Preguntar, Leer, Recitar y Repasar. O, lo que es lo mismo, EPL2R en su versión simplificada (y la más popular).
Las cinco fases del método Robinson
1. Explorar
Consiste en echar un vistazo rápido con el objetivo de situarnos en el contexto de la materia con la que debemos trabajar, y que debemos estudiar. Explorando los contenidos del texto, desglosados de forma general en el índice, podemos descubrir:
-
Cuáles son las intenciones del autor.
-
Cuál es el objetivo del autor al escribir dicho libro.
Por ejemplo, el prólogo del autor o la presentación de la editorial pueden resultar de interés en este punto, ya que nos ayuda a descubrir una consideración sobre el tema que se desarrolla.
2. Preguntar
Cuando el estudiante se encuentra realizando la primera lectura, es importantísimo ir anotando las distintas y diferentes preguntas que se le puedan ocurrir sobre el tema, y que podría –de hecho- contestar el texto. Es decir, hacernos preguntas sobre el propio texto que debemos estudiar, y que de hecho ya estamos trabajando.
Es útil adoptar una actitud crítica, pero también dinámica respecto al mensaje del autor, entrando en diálogo con el texto, y poniéndolo en relación con nuestros conocimientos previos e intereses personales.
Podemos, por ejemplo, hacernos preguntas y completar tanto los títulos como los subtítulos con preguntas: ¿qué nos dijo mi profesor sobre este tema? ¿cuáles son mis conocimientos sobre lo que me dice el libro?.
3. Leer
Debe ser sobretodo una lectura activa de los distintos contenidos que se deben estudiar, y que nos encontramos trabajando. Se recomienda la realización de resúmenes, subrayar los elementos importantes, hacer esquemas… En definitiva, no solo leer de manera activa, sino realizar todas aquellas técnicas que nos sean de utilidad para discriminar entre lo accesorio y lo importante.
Se recomienda hacer la lectura de la siguiente manera:
-
Realizar la lectura con la máxima concentración.
-
Haz una lectura de un tema completo.
-
Relee los pies de fotos, las imágenes y los gráficos.
-
Pon especial atención en las palabras y frases que el propio texto destaque (por ejemplo, aquellas que se encuentren subrayadas, en cursiva o en negrita).
-
Disminuye la velocidad de lectura en aquellos párrafos que no comprendas.
Luego, haz siempre una segunda lectura del texto, subrayando y remarcando las partes del contenido que consideras como más importantes, para que luego te sea más sencillo hacer resúmenes.
4. Recitar
Al terminar de leer un capítulo vuelve a releer las partes más importantes del contenido, que hayas subrayado y/o marcado.
Una vez hecho esto, cierra el libro y expresa en voz alta, con tus propias palabras, aquellos conceptos centrales que recuerdes. Se trata de una fase importantísima, ya que es el momento en el que nos contamos a nosotros mismos el resultado de lo que hemos leído, lo que nos será de utilidad para fijar en la memoria los aspectos más importantes.
Además, la fase de recitar es útil para mantener un interés y atención activas sobre los contenidos.
5. Repasar
Imprescindible y necesaria, se trata de una fase fundamental que no solo es recomendable hacerlo horas antes del examen, sino también a lo largo de los días de estudio mediante el denominado como repaso programado.
Comentar