En los últimos años ha aumentado y se ha popularizado el consumo de la denominada como leche de soja, aunque como ya te hemos comentado en varias ocasiones en realidad no se trata de una bebida láctea concebida y entendida como tal, sino que lo más adecuado es denominarla con el nombre de bebida de soja.
En la literatura científica, todo hay que decirlo, existen diferentes líneas de investigación que no terminan de ponerse de acuerdo. Por un lado, se defienden los diferentes beneficios y cualidades nutricionales que aporta la leche de soja; mientras que, por otro (como ya vimos en el artículo efectos perjudiciales de la leche de soja), algunos especialistas dudan no solo sobre sus propiedades, sino que ponen encima de la mesa algunas de las consecuencias y efectos que tendría el consumo regular y a largo plazo de alimentos de soja.
No obstante, la realidad palpable es que la leche de soja se ha convertido en los últimos años en una alternativa a la leche de vaca. Mientras que, al no tener colesterol, supone una reducción interesante en su ingesta, ayudando positivamente a bajar los niveles altos de grasas en sangre.
En relación a la soja y el colesterol, y particularmente a la leche o bebida de soja, su alto contenido en proteínas ayuda a la vasodilatación, lo que dificulta la formación de trombos y a su vez contribuye a disminuir la absorción del colesterol.
También debemos nombrar la presencia de sus populares isoflavonas, las cuales ejercen una ligera reducción de la presión arterial y a su vez disminuyen los niveles de lípidos en la sangre.
Además de los beneficios contra el colesterol alto indicados anteriormente, en la actualidad podemos encontrarnos en el mercado con leches de soja enriquecidas con esteroles vegetales.
¿Qué son los esteroles vegetales?
Los esteroles vegetales (también conocidos como estanoles vegetales, fitoesteroles o simplemente fitoestanoles) son compuestos o extractos de origen natural, que de hecho encontramos de manera natural en muchos alimentos naturales, aunque en la mayoría de las ocasiones, siempre en cantidades más bien pequeñas.
Por ejemplo, podemos encontrarlos de manera abundante en nuestra alimentación, sobre todo si seguimos una dieta variada y equilibrada, ya que están en las frutas, vegetales, verduras y hortlizas, frutos secos (en especial las nueces), los cereales y los aceites vegetales.
Estos esteroles poseen la particularidad de tener una estructura bastante similar a la del colesterol, pero dado que nuestro organismo no es capaz de absorberlos, tienden a interferir en la absorción del colesterol en nuestro intestino. De esta forma, su cualidad es evidente: causan una disminución en las concentraciones de colesterol en sangre.
Por tanto, nos encontramos ante compuestos capaces de reducir el colesterol total y el denominado como colesterol malo (LDL), gracias a que inhiben de manera parcial la absorción del colesterol, de forma que combinar el consumo de esteroles vegetales con una dieta baja en grasas puede ser de gran ayuda a la hora de rebajar los niveles altos de colesterol.
Por ejemplo, un estudio publicado hace algunos años en la American Journal of Clinical Nutrition señaló que particularmente la soja podría ayudar a reducir el colesterol, incluso sin añadirse a su composición estos esteroles vegetales. Es decir, sin enriquecerlos.
El principal motivo de esta cualidad lo encontramos en la presencia de un compuesto parecido al estrógeno en su composición, llamado equol, el cual ayudaría a reducir el colesterol LDL. Y con una particularidad: mantendría los niveles de colesterol HDL, solo disminuyendo el bajo.
¿Qué cantidad de leche de soja deberíamos tomar para este beneficio?
En este sentido, algunos estudios han constatado que beber al día entre 2 a 3 vasos de leche de soja enriquecidas con esteroles vegetales ayudarían a una reducción del 10% del colesterol LDL, al suponer la toma de entre 1,5 a 2,4 gramos de esteroles al día.
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