“Aquellos hombres que en definitiva me interesan, son a los que les deseo sufrimientos, abandono, enfermedad, malos tratos, desprecio. Yo deseo además, que no desconozcan el profundo desprecio de sí mismos, el martirio de la desconfianza de sí mismos, la miseria del vencido; y no tengo compasión de ellos, porque les deseo lo que revela el valor de un hombre: ¡que aguanten con firmeza!”
Esta es una de las cita más profundas que se pueden encontrar en el libro “La voluntad del Poder”, escrito por Nietzsche, uno de los filósofos alemanes más influyentes del siglo XIX.
¿Pero quién en su sano juicio podría desear tantas adversidades a las personas que quiere? ¿Quién podría alegrarse tanto ante las desgracias de los demás? Si estáis pensando esto, os decimos que os estáis alejando mucho de lo que Nietzsche quería realmente decir.
A través de esta cita, este pensador germano defendía que a través del sufrimiento también se puede ser feliz. A través de los problemas y adversidades que se nos presentan a lo largo de nuestra vida, tendremos la posibilidad de salir de lo más reforzados con el objetivo de conocer después cuáles son nuestros puntos fuertes como persona.
La vida es como una montaña que tenemos que escalar todos los días
Nietzsche pensaba que la vida era como una de esas montañas de los Alpes que rodeaban la aldea en la que vivía. Tenía la plena certeza de que lo mejor estaba al final, en el pico de esas altas cumbres donde se podrían disfrutar de unas magníficas vistas con cientos de cordilleras nevadas a su alrededor.
Pero como muchos sabréis, la cima de las montañas suelen estar a miles de metros de altura. Por ello, seguro que en el proceso de subirlas nos cansaremos. Nuestras piernas se quedarán sin energía. Y nuestros pulmones sin aire. En definitiva, seguro que antes o después sufriremos un degaste tanto físico como mental donde una pequeña vocecita nos dirá que “tiremos la toalla”.
Pero todo ese esfuerzo tendrá su más que justa recompensa. Cuando estemos en la “cima del mundo” disfrutando de un paraje sin igual, nos daremos cuenta que todo ese esfuerzo habrá merecido la pena. Y será en ese momento cuando una sensación de felicidad absoluta y bienestar recorrerá todo nuestro cuerpo.
Lo que no nos mata, nos hace más fuertes
Este filósofo germano pensaba firmemente en la idea de que “lo que no nos mata, nos hace más fuertes”. Vivimos en una sociedad donde prácticamente nos quejamos por todo. Pensamos que el mundo se nos viene encima ante los problemas más pequeños y cotidianos.
Sin embargo, a veces no caemos en la cuenta que siempre habrá personas que están pasando por procesos mucho más duros. Por adversidades que son mucho más graves como enfermedades de sus seres queridos o la posibilidad de perder su puesto de trabajo.
De una forma u otra, mucha gente aprovecha estas situaciones para ponerse a prueba. Hacen uso de estas adversidades para testarse como personas y darse cuenta al mismo tiempo de lo que son capaces de hacer. Lo bueno de esta “filosofía de vida” (si es que puede llamarse así) es que harán que nos crezcamos antes ante los momentos adversos. Será ahí donde podremos indagar dentro de nuestro ser y conocer con todo lujo de detalles cuáles son nuestras fortalezas como personas.
Pero como os hemos explicado, esto no será un proceso fácil. Habrá instantes que nos caigamos una y otra vez. Nos haremos daño cada vez que hinquemos nuestras rodillas contra el suelo. Pero de nada sirve maldecir todo lo que nos pasa a la mala suerte. Somos dueños de nuestros actos. Y por tan solo depende de nosotros salir del charco donde nos hemos mentido para salir mucho más reforzados como personas. Y es que en nuestras manos está no amilanarnos ante esa pronunciada cresta de la montaña llamada VIDA.
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