La verdad que es una sensación indescriptible. Es como un trasladarse a otros mundos y planetas desde el sofá de tu casa sin apenas mover un dedo. Desde el preciso instante en que me pongo a pensar en los lugares que me gustaría visitar en un futuro no muy lejano, es como si mis problemas pasasen a segundo plano.
La cultura oriental de Asia, los remanentes de las tradiciones precolombinas en toda América Latina, las Tribus indígenas de África… A un servidor como yo le encantaría visitar en primera persona todo lo que estos lugares al menos una vez en mi vida.
En este sentido, la verdad que no me puedo quejar. He tenido la oportunidad de ver como un ruido ensordecer no me permitía hablar mientras me acercaba a las cataratas del Niagara. He visto como laudes de nieve caían a apenas unos kilómetros de mí en las montañas de Fairbanks en Alaska. He podido visitar las Pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos para después visitar el imponente Valle de Los Reyes, cuna de los monarcas más importantes de la civilización egipcia, que rendían culto al mismísimo Dios Ra.
Por todo esto, os puedo decir sin tapujos que viajar es una de las experiencias más enriquecedoras que existen. Son vivencias que quedarán grabadas en vuestra retina para siempre. Puede que muchos de estos viajes supongan un desembolso económico considerable. Pero estoy seguro que será una decisión de la que jamás os arrepentiréis.
Nunca te arrepientas de viajar
Como os he comentado hace tan solo unas líneas, a veces es difícil permitirse un viaje a miles de kilómetros de distancia. En primer lugar, porque tenemos compromisos profesionales y personales que hacen un poco imposible que reservemos un viaje de “la noche a la mañana”. Por ello, siempre tendremos que recurrir a periodos de vacaciones para desconectar de nuestros problemas a través de un viaje. Y es aquí donde los precios de los billetes pueden dispararse de forma considerable.
De todas formas, si por cualquier circunstancia tenéis la posibilidad de viajar hasta el lugar más inhóspito del planeta, no debéis dudarlo ni un segundo. Puede que al principio salir de vuestra zona de confort sea algo difícil. Pero si somos capaces de explorarla y superar nuestros límites, seguro que a la larga lo agradeceréis.
Cuando os veáis en ese lugar tan diferente a vuestro lugar de origen. Con una gente tan distinta, con un idioma que no tiene nada que ver al vuestro, pero que es capaz de dároslo todo para que os sintáis bien, estoy seguro que una sensación indescriptible recorrerá todo vuestro cuerpo.
Los bienes materiales quizás os aportan bienestar a corto plazo. Pero cruzar fronteras y conocer culturas nuevas se convertirán en recuerdos para toda la eternidad. En memorias de las que os sentiréis muy orgullosos y que podréis contar a vuestros amigos y futuras generaciones sin problema alguno.
Abrirá de manera significativa nuestra mente
Una de las grandes ventajas de viajar es que conoceréis gente, culturas, gastronomía y arte de lo más diversa. Con más de 2000 lenguas reconocidas de manera oficial por la ONU, os podéis hacer una idea de la variedad que existe en nuestra Planeta.
Por esta razón, cuando pisemos una ciudad completamente nueva, nos convertiremos en personas mucho más cosmopolitas. En seres mucho más abiertos de mente que se darán cuenta de que no existe raza, cultura, civilización o religión peor o mejor que la nuestra.
Por todo esto puedo asegurar que viajar es una de las experiencias más positivas que existen en la vida. Nos ayudarán a conocer mejor como funciona nuestro mundo y la cantidad de personas distintas que pueden habitar en él con el paso de los años.
Con más de 6.000 millones de habitantes en el mundo y 256 de naciones distintas nuestro planeta estará siempre en constante cambio. Y en nuestras manos está “llevarnos bien” entre todos nosotros para que perdure lo máximo posible.
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