Son las 7 de la mañana de un lunes, tienes miles de cosas que hacer en el trabajo y ya te agobias pensando que no te va a dar tiempo completarlas todas. Ante esta situación, te invade una sensación de estrés y agobio total. Lo peor es que piensas que esta no se irá hasta prácticamente el final del día. Sin embargo, al llegar a tu coche para ir a trabajar y poner en la radio tu canción favorita, te das cuenta que de repente todos tus problemas se van haciendo cada vez “más pequeños”.
¿Cómo es esto posible si hace un par de minutos estaba con un pensamiento de lo más pesimista? ¿Cómo he sido capaz de cambiar de humor tan rápidamente? Pues amigos, esto es gracias a la música, un arma “muy poderosa” capaz de poner nuestra autoestima y confianza por las nubes. ¿Os gustaría saber el por qué? Pues a través de estas líneas os lo contamos.
La música evoca a emociones pasadas
Esta es una de las razones por las cuales cuando sufrimos por desamor, nos gusta escuchar todo tipo de canciones románticas y melancólicas. Estas nos evocan a todos esos momentos felices que pasábamos con esa persona tan querida. Nos trasladan a esos instantes en los que nuestra pareja nos quería y nos daba todo su cariño y amor.
Por ello, se puede decir que los seres humanos en general somos un poco “masoquistas” en ese aspecto. Nos encanta recordar tiempos más felices para reforzar la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Sin embargo, podríamos hacer uso de la música para conseguir el efecto contrario. Es decir, en el preciso instante de que nos invada una sensación de melancolía, tristeza o pesimismo, lo mejor es usar una canción que provoque en nosotros algo completamente diferente. Un claro ejemplo de esto puede ser desde canciones de la infancia o esos temas que solíamos escuchar cuando salíamos con nuestros amigos o simplemente cuando estábamos leyendo un libro en casa.
Con la música segregamos dopamina
¿Recordáis cuando en artículos pasados os comentábamos que hacer ejercicio segrega altas dosis de dopamina? Pues ocurre exactamente lo mismo con la música. Esta es “culpable” de que cuando estemos tristes y reproduzcamos una de nuestras canciones favoritas, nos vayamos sintiendo mejor desde el preciso instante que le demos “al play”.
La razón de esto es debido a que con la música segregamos lo que se conoce comúnmente como la “glándula de la felicidad”, una sustancia de nuestro cerebro que también producimos cuando comemos algo rico, mantenemos relaciones sexuales o practicamos cualquier deporte. En definitiva, desde aquí os animamos a que probéis a reproducir música, sea del género que sea, y seguro que antes o después veréis los resultados.
La música nos hace más “humanos”
Todos y cada uno de los sonidos que existen en cualquier canción, tiene un efecto distinto según los gustos y preferencias de cada persona. Da igual que sea un tema de ‘Heavy Metal’ o música clásica del mismísimo Vivaldi. En cada una de ellas existen notas de música que son capaces de provocarnos todo tipo de emociones.
Y esto es justamente uno de los aspectos más “poderosos de la música”. Gracias a ella podremos revivir emociones que se encontraban soterradas en nuestro interior y que en muchas ocasiones desconocíamos que existían. Y seguro que antes o después nos sentiremos mucho más “humanos”, una sensación que también se consigue cuando hacemos las paces con un amigo, o le hacemos un favor a una persona desconocida de forma completamente desinteresada.
Ahora que ya habéis conocido todos los beneficios que os puede aportar la música en general, tan solo os queda que os conectéis a YouTube, Spotify o derivados, hagáis una lista de reproducción llamada “Música para ser feliz” y estamos muy seguros que podréis empezar vuestros próximos días con muchísima más fuerza. ¿Y a vosotros? ¿Qué tipo de canciones son las que consiguen haceros sentir bien? ¡Nos encantaría leer vuestras recomendaciones!
Comentar