Dicen que con sólo olerla, la melisa es capaz de relajar y templar los ánimos. Si en alguna que otra ocasión has tomado una infusión de melisa, seguro que te habrás percatado con anterioridad del intenso aroma alimonado que emanan sus hojas al frotarlas.
El médico árabe Avicena aseguraba que tenía el poder –y la virtud- de alegrar el espíritu y eliminar la tristeza. Algún tiempo después, concretamente en la época medieval, la melisa se solía incluir en algunas fórmulas mágicas a las que, entre otros aspectos, se les llegó a atribuir el don de alargar la juventud.
Desde hace ya muchos siglos, concretamente, según se cree, desde el siglo XVII, los carmelitas descalzos elaboraron una pócima que se creía milagrosa con esta planta, que se llamó Agua del Carmen.
No en vano, es el famosísimo licor que conocemos a día de hoy, y que en definitiva, muchas mujeres solían beber como una medicina a pesar que, en realidad, no lo era.
Desde entonces, la melisa se ha constituido como un remedio natural excelente para reequilibrar el sistema nervioso, superar la irritabilidad y la angustia, y calmar la ansiedad y los nervios.
Beneficios de la melisa
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Es útil para combatir estados nerviosos al ser tanto ligeramente hipnótica como sedante, sobretodo en caso de ataques de ansiedad puntuales, hiperactividad, irritabilidad, o alteraciones del sueño.
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Cuando las migrañas están producidas por un cúmulo de nervios, la melisa es capaz de aliviarlas.
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Ayuda a controlar la tensión arterial, reduciendo además las palpitaciones nerviosas.
Pero además de los beneficios que sobre la ansiedad y los nervios tiene esta planta, muy pocos son los que conocen otra larga lista de importantes propiedades, al ser desconocidas mayormente para un público ciertamente general.
Te mostramos a continuación algunos de estos beneficios más importantes:
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Puede ser capaz de disminuir tanto el dolor cervical como el lumbar, e incluso calmar los dolores asociadios con la menstruación, ayudando en su regulación.
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Si tenemos una digestión pesada o difícil, la melisa elimina las náuseas y la sensación de mareos, al ser digestiva y anticarminativa, favoreciendo así la asimilación de los alimentos, previviendo la formación de gases y el mal aliento.
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Es ligeramente atrisgente, por lo que puede ser buena para atajar diarreas ocasionales.
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En casos de fiebre o enfermedades respiratorias, es antiséptica y antiviral, ayudando por ejemplo a bajar la fiebre.
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