¿Quién no ha disfrutado alguna vez de un maravilloso zumo de naranja recién exprimido en el desayuno, o en la merienda? Resulta delicioso cuando nos hemos despertado y antes del café, del té o de la infusión, y se convierte en una bebida que nos aporta interesantísimos beneficios y propiedades: es muy rica en vitamina C, ayuda a depurar la sangre, mejora la circulación sanguínea y es ideal en caso de colesterol alto y arteriosclerosis.
En el caso de los zumos de frutas naturales, la principal recomendación siempre es tomarlos rápido una vez los hayamos preparado, para evitar que pierdan sus principales nutrientes esenciales. Son ideales tomados como aperitivo antes de las comidas, por la mañana en ayunas o lejos de las comidas.
No obstante, no es recomendable abusar de los zumos elaborados con frutas ácidas. ¿Por qué? Muy sencillo: la acidez de estas frutas quedan atemperadas gracias a la pulpa. Pero esta acidez tiende a aumentar cuando se toma el zumo solo.
A pesar de ser una bebida deliciosa y saludable, lo cierto es que estos zumos tienden a acidificar la sangre en exceso, de forma que nuestro organismo tiende a utilizar ciertas bases como el calcio para tratar de neutralizar dicha acidez. Por ello en muchas ocasiones el zumo de frutas ácidas es considerado como un descalcificador.
Eso sí, no es igual el efecto descalcificador de los zumos de frutas ácidas, que aportan beneficios y propiedades interesantes para la salud, que el efecto producido por los refrescos con gas, que combinan azúcares y ácido fosfórico y que sólo aportan calorías vacías.
Por tanto, es siempre aconsejable tomar zumos de frutas ácidas, pero sin abusar de éstos. A la par, es bueno combinar el consumo de zumos de frutas ácidas con las que no lo son, pero siempre sin mezclarlas.
Si quieres aprender más te aconsejamos leer nuestro artículo sobre Mezclar frutas.
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