Todos hemos tenido tos alguna vez. De hecho, casi me atrevería a decir que todos, en algún momento también, hemos sufrido algún terrible ataque de tos; esa molesta expulsión violenta, brusca y ruidosa del aire que contenemos en los pulmones, pero que aunque queramos detener simplemente no podemos, llegando incluso a faltarnos el aire. Sus causas pueden ser en realidad muy variadas: irritación de las vías respiratorias acerca del clima, de hábitos malsanos como el tabaco, por infección (como es el caso de gripes y resfriados) o por atragantamiento. Se puede tratar también de un tipo de tos consciente, que realizamos con el objetivo de mantener el aire limpio de los pulmones de diferentes sustancias extrañas.
¿Sabías que existen distintos tipos de tos, cuyas causas y características son igual de diferentes?. Podemos mencionar la tos seca o no productiva (consistente en un tipo de tos sin mocos que no produce expectoración), la tos productiva (que sí produce mucosidad y por tanto expectoración), la tos asmática (con dificultad respiratoria y una especie de “pito”) y la tos psicógena o psicosomática.
No obstante, cuando se produce un ataque de tos suele ser debido sobre todo como consecuencia de la presencia de una tos seca, irritativa y no productiva, al caracterizarse por ser un tipo de tos fuerte y seca. Ésta puede ser aguda (que dura menos de tres semanas), o crónica (cuando es constante y dura más de tres semanas).
¿Qué hacer cuando sufrimos un ataque de tos?
Cuando sufrimos un ataque de tos la principal recomendación es mantener la calma y no ponerse nervioso/a, ya que la tensión nerviosa que podamos sufrir en esos momentos pueden empeorar la tos y convertirse en definitiva en un peligroso círculo al costarnos respirar con normalidad.
Una vez mantengamos la calma es recomendable hacer una respiración profunda para tratar de relajarnos, y tragar saliva. También es útil beber agua tibia para mantener la garganta hidratada.
Desde un punto de vista médico, cuando el ataque de tos es fuerte el especialista tiende a prescribir codeína o dextrometorfano en forma de jarabe o pastillas. También podemos mencionar la noscapina, dihidrocodeína, pentoxiveria o benproperina. Todos son medicamentos antitusivos que ayudan en el control de la tos. No obstante, recuerda que el consumo de cualquier tipo de medicamento o fármaco debe haber sido anteriormente prescrito por el médico, no siendo recomendable la automedicación.
Cómo aliviar el ataque de tos
- Mantén la calma y respira lenta y profundamente. Debes tratar de respirar por la nariz, lo que te ayudará a aliviar y controlar la tos.
- Un caramelo o pastilla con miel o de hierbas te ayudará a aliviar la tos. No son recomendables los caramelos o pastillas con mentol porque irritan más la garganta.
- Sal fuera a respirar aire fresco. En ocasiones sólo necesitas un poco de aire fresco para detener el ataque de tos. Trata de respirar con normalidad.
- Toma una bebida caliente de té y miel cuando el ataque de tos se haya aliviado. Es ideal para calmar la tos y suavizar la garganta. Puedes añadir jengibre, pimienta de cayena, zumo de limón y una pizca de sal.
- Toma 1 cucharadita de miel. Es especialmente útil para calmar la tos a la vez que suavizas tu garganta irritada, al ayudar a recubrirla reduciendo la molesta sensación de irritación y aspereza.
- Las cremas balsámicas aplicadas sobre el cuello y el pecho ayudan a calmar la tos, sobre todo cuando es repetitiva. Eso sí, hay que esperar entre 10 a 15 minutos para que haga el efecto esperado.
Recuerda que lo principal siempre que tengas un ataque de tos es tratar de mantener la calma y –sobre todo- evitar ponerte nervioso. En caso de que quien tenga el ataque de tos sea un acompañante trata de seguir los mismos consejos indicados anteriormente, ayudándole para que igualmente no se ponga nervioso/a.
Imágenes | Russell Sprague / frankieleon / Amy
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