No hay duda que todos hemos sufrido una infección de orina en algún momento de nuestras vidas. Así, debemos saber que la vejiga consiste básicamente en un órgano muscular y hueco, que encontramos situado en la parte inferior de nuestro abdomen, y que se encarga básicamente del almacenamiento de la orina producida por nuestros riñones, precisamente antes de ser expulsada a través de la uretra al exterior.
Es decir, podríamos definir a la vejiga como un saco cuya función principal -y única- es la de servir de bolsa para almacenar la orina que nuestros riñones han producido a partir de las bebidas que hayamos ingerido (entre otros elementos básicos).
Aunque no lo creas, en realidad, en personas sanas la vejiga es un órgano estéril, de forma que en su interior no podemos encontrar bacterias u otros microorganismos que puedan causar infecciones. A pesar de que, por sorprendente que parezca, la orina es un producto de desecho. Lo mismo ocurre con la uretra.
No obstante, cualquier zona o parte de las vías urinarias sí pueden infectarse. De hecho, la infección de orina es una infección del tracto urinario, pudiendo precisamente ocurrir en cualquier punto del tracto urinario.
Por ejemplo, puede producirse en la vejiga, en los riñones, en la uretra o en los uréteres. De manera que su denominación médica dependerá directamente de la zona donde la infección aparezca. Así, si aparece y afecta a la vejiga, se tratará de una cistitis (o infección vesical), si aparece en los riñones pielonefritis (o infección renal), o uretritis si se produce en la uretra.
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¿Por qué se produce una infección de orina?
La mayor parte de las infecciones de orina (IVU), son causadas por bacterias, las cuales ingresan al cuerpo a través de la uretra, para luego llegar y colonizar la vejiga. De hecho, aunque la infección surja en la uretra puede también propagarse a los riñones.
Las mujeres suelen sufrir una mayor cantidad de infecciones de orina a lo largo de su vida, en comparación con el nombre. ¿Por qué? Fundamentalmente porque su uretra es mucho más corta, estando además más cerca del ano. Por ello, es más común que la mujer presente una mayor probabilidad de sufrir una infección urinaria al usar un diafragma o después de haber mantenido actividad sexual.
Por otro lado, también existen determinados factores o afecciones que pueden influir en la aparición de infecciones urinarias. Por ejemplo, es el caso de la diabetes, tener alguna afección que provoque problemas para vaciar la vejiga de forma completa, sufrir de incontinencia intestinal o cálculos renales, tener la uretra estrecha o la próstata agrandada, así como tener una sonda vesical.
¿Por qué las infecciones de orina son tan comunes en verano?
¿Sabías que, durante el verano, las infecciones de orina aumentan? Las causas de este incremento debemos encontrarla sobre todo en el aumento en el uso de piscinas, debido principalmente al uso de piscinas con cloro. Por ello durante el verano suele ser habitual que las infecciones urinarias afecte especialmente a mujeres de entre 18 a 45 años de edad.
El cloro usado en el tratamiento y cuidado de las piscinas tiende a alterar la flora de la vagina, así como sus importantísimos mecanismos de defensa. Además, no solo el cloro, sino estar más tiempo con el bañador húmedo influye de forma directa.
Por este motivo, durante los meses de verano, las infecciones urinarias se incrementan peligrosamente, en especial en las mujeres.
Consejos útiles para prevenir infecciones de orina en verano
Lo más aconsejable es sustituir las piscinas por el agua de mar, ya que es mucho más natural y no contendrá el cloro que tanto puede alterar la flora regional situada en la vagina. No obstante, si esto no es posible, la recomendación básica es la de cambiarte el bañador más a menudo, evitando así estar con el bañador húmedo durante mucho tiempo, reduciendo el exceso de humedad.
Por otro lado, también existen otros consejos que son de gran ayuda a la hora de evitar las infecciones de orina en verano. Por ejemplo, usar ropa interior de algodón que además con las altas temperaturas serán más frescos y menos ajustados, evitar realizarse duchas vaginales, reducir o evitar el consumo de bebidas alcohólicas, no retener la orina y eliminar el estrés.
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