Todos hemos sufrido un empacho en algún momento de nuestras vidas. Es más, es posible que lo estemos sufriendo en estos precisos momentos. Aunque no se trate de una afección o de una dolencia digestiva o estomacal grave, sí puede causarnos muchísimas molestias y dolor.
Por tanto, aunque no sea una dolencia seria o grave sí podríamos decir que es tremendamente desagradable y molesta. Tanto que puede influir en aquellos momentos en los que se presenta, impidiéndonos en definitiva llevar a cabo una rutina o una vida normal.
¿Qué es el empacho? ¿En qué consiste?
Podríamos definir al empacho como una afección digestiva consistente en la aparición de una indigestión severa. Es decir, se trata de una afección, dolencia o trastorno que perturba la digestión, haciéndola muchísimo más pesada y molesta.
En estos casos la indigestión es totalmente benigna y curable, pero sí puede convertirse en un auténtico problema para quien la sufre.
Entre los síntomas que aparecen cuando sufrimos un empacho, podemos mencionar la aparición de signos como indigestión, dolor abdominal y estomacal, falta de apetito e inapetencia, sensación de hinchazón abdominal unido a pesadez, gases y flatulencias, acidez de estómago, estreñimiento o diarrea y vómitos.
Pero estos no son los únicos síntomas que tienden a aparecer cuando padecemos empacho. También pueden aparecer otros síntomas entre los que podemos mencionar dolor de cabeza, malestar general, cansancio, dolor de piernas, sensación de tener la lengua seca y distensión.
Cuáles son las causas del empacho
Es habitual que el empacho aparezca como consecuencia de lo que hayamos comido o ingerido. Es decir, tiene que ver directamente con los alimentos que hayamos consumido anteriormente a su aparición, o las bebidas que hayamos tomado.
Así, por ejemplo, es muy común que surja luego de haber comido en exceso una gran cantidad de comida. Además, influye el hecho de haber ingerido alimentos muy grasos, fritos, carnes cuya digestión es difícil o pesada… También tiene relación el hecho de haber comido demasiado rápido o demasiado lento, así como haber tomado bebidas alcohólicas o café.
Determinados hábitos también tienen que ver con la aparición del empacho. El estrés, la ansiedad y las tensiones nerviosas pueden influir, al igual que seguir un tratamiento médico a base de determinados medicamentos (especialmente antibióticos o analgésicos).
¿Se puede prevenir el empacho? Consejos útiles
Evidentemente, evitando todos aquellos factores que influyen en la aparición del empacho es fundamental e imprescindible a la hora de reducir o evitar directamente su aparición. Así, podemos seguir algunos de los consejos que te proponemos a continuación, los cuales te serán de gran ayuda:
- Evitar comidas fritas, rebozadas o demasiado grasas.
- Evitar bebidas alcohólicas, con gas o con cafeína.
- Reducir la cantidad de comida ingerida, tratando de comer menos.
- Evitar aquellos alimentos que aumenten la acidez, como por ejemplo es el caso del café, el chocolate, la cebolla, el ajo o el tomate.
- Es importantísimo relajarse antes de comer, alejando las preocupaciones fuera del plato. Además, es vital comer y masticar despacio.
- No es adecuado acostarse inmediatamente después de haber comido. Es necesario esperar al menos 2 horas.
Además de los consejos indicados anteriormente, es importantísimo tratar de evitar o reducir aquellos hábitos que pueden influir en tragar demasiado aire mientras comemos. Por ejemplo, comer demasiado rápido o fumar. Además, deberíamos evitar los chicles, ya que al masticarlos tendemos a tragar aire en exceso.
Cómo curar el empacho: consejos para aliviarlo
Si a pesar de haber seguido algunos de los consejos que te proponemos en el apartado anterior no has evitado que la sensación de empacho aparezca, existen algunos trucos que te serán de gran ayuda a la hora de curar el empacho y aliviarlo de forma fácil y sencilla. Toma buena nota.
Infusión de semillas de anís o manzanilla
Tanto el anís como la manzanilla son plantas medicinales de reconocida acción digestiva. Así, consumirlas después de cada comida puede sernos de gran ayuda a la hora de mejorar el proceso de la digestión, además de ser útiles para reducir los síntomas cuando aparezca empacho o indigestión.
La preparación de la infusión de cualquiera de estas dos plantas es muy sencilla. Solo tienes que poner a hervir una taza de agua en un cazo, y cuando entre en ebullición añadir 1 cucharada de flores de manzanilla (o de semillas de anís). Apaga el fuego, tapa, y deja en reposo durante 5 minutos. Para terminar, cuela la bebida y tómala.
Tomar antiácidos
Los fármacos antiácidos son medicamentos habitualmente prescritos y recomendados en caso de empacho y acidez de estómago, dado que no requieren de la prescripción de un facultativo para su compra. No obstante, se aconseja siempre hacerlo mediante el seguimiento y control del especialista médico.
En cualquier caso, los antiácidos actúan neutralizando el ácido gástrico causante de la acidez, ayudando a aliviar sus síntomas y molestias. Es común consumirlos en su forma líquida, al actuar de manera más rápida.
Eso sí, no se aconseja su consumo en caso de enfermedad renal, enfermedad del corazón, presión arterial elevada, si la persona tiene o ha tenido cálculos renales, si se sigue una dieta baja en sodio o si se sigue un tratamiento a base de calcio.
Otros fármacos útiles
Además de los antiácidos también existen otros medicamentos y fármacos especialmente útiles cuando sufrimos un empacho. Son los siguientes:
- Medicamentos antiespasmódicos: Son fármacos que ayudan a aliviar y calmar tanto los espasmos como las convulsiones. En este caso, es especialmente útil para calmar los espasmos digestivos, así como los cólicos digestivos.
- Medicamentos que ayudan en la motilidad intestinal: Son medicamentos que ayudan a estimular la motilidad gastrointestinal, ayudando a mejorar la velocidad de vaciado y mejorar el tránsito.
Es común que el empacho se alivie según vayan pasando las horas, y la digestión vaya siguiendo su curso. No obstante, en caso de que esto no ocurra o se sienta un mayor dolor es recomendable acudir al médico.
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