Cuando el verano llega es habitual que también hagan acto de presencia los días más calurosos del año. Aunque es cierto que ya desde la primavera tiende a empezar a hacer calor, es cuando el verano se asienta cuando aprieta de verdad.
En días como estos, lo más adecuado es seguir una alimentación ligera pero equilibrada, rica en frutas y verduras frescas que nos ayudan a aportar a nuestro organismo nutrientes esenciales y además una buena dosis de hidratación, y además beber mucha agua.
Pero cuando hace muchísimo calor, o sobretodo cuando cometemos el riesgo de pasar muchas horas al sol en un día de piscina o de playa, es probable que aparezcan algunos trastornos relacionados, como es el caso de la insolación (también conocida como hipertermia).
Explicado de forma sencilla, podemos indicar que la insolación aparece cuando se produce un aumento de la temperatura por encima del valor hipotalámico normal. Se produce especialmente por un fallo de los sistemas de evacuación de calor de nuestro organismo.
Esto significa que tiende a aparecer cuando, al producirse un golpe de calor, nuestro cuerpo es incapaz de auto-enfriarse manteniéndose a una temperatura baja.
Teniendo en cuenta que una insolación, en caso de no ponerse remedio rápidamente, puede llevar a la muerte de la persona que lo sufre, es conveniente conocer cómo se debe prevenir la insolación.
Consejos útiles para prevenir una insolación
Dado que la insolación se produce cuando nuestro cuerpo se calienta demasiado, la clave en su prevención está en evitar una exposición excesiva al sol en aquellas jornadas en que exista muchísimo calor y humedad (no hay que olvidar que el calor húmedo es muchísimo más peligroso para nuestro organismo que el seco).
Para ello, se debe evitar tomar el sol cuando el calor aprieta mucho, así como la práctica de ejercicio físico, que en especial exigen esfuerzo físico.
En caso de que acudas a la playa o a la piscina, además de echarte crema protectora para evitar las quemaduras solares, utiliza siempre un sombrero y una sombrilla.
Bebe mucha agua, de forma que te mantengas hidratado en todo momento. También pueden serte útiles zumos fríos de fruta, o infusiones o tés helados.
Además, existen otros consejos útiles que pueden serte de gran ayuda:
- Evita el ejercicio físico en los momentos de mayor calor. Es fundamental, especialmente si no estás acostumbrado/a a un clima tan caluroso. Lo más adecuado es realizar el ejercicio físico cuando el calor haya remitido, por ejemplo, después de las 7 de la tarde.
- Usa ropa fresca y cómoda. Si vas a pasar muchas horas bajo el sol, por ejemplo porque vas a trabajar en la calle, trata de utilizar vestimenta holgada y cómoda. El uso de ropa ceñida o muy ceñida impide que el cuerpo sea capaz de enfriarse adecuadamente cuando lo necesite.
Y si no puedes evitar trabajar o hacer las tareas fuera de casa en los momentos de mayor calor del día, lo más adecuado es tratar de hacerlas con calma, tomando líquidos habitualmente y descansando con cierta frecuencia en lugares frescos.
¿Por qué la insolación puede ser grave si no se trata?
Una insolación, si no se trata rápidamente, puede llegar a producir la muerte de la persona que la padece. ¿Por qué? Fundamentalmente porque puede provocar daños permanentes, al ocasionar daños rápidamente en el cerebro, los riñones, el corazón y los músculos.
Más aún, como se indica desde Mayo Clinic, «el daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte». Por ejemplo, el cerebro y otros órganos vitales pueden hincharse como consecuencia del excesivo calor (temperatura corporal elevada), causando un daño permanente.
A su vez, si la insolación no es tratada rápidamente y de manera adecuada, puede llegar a ser mortal. Por ello, no hay duda que su prevención es algo sumamente importante, a la par que fundamental cuando pasamos días de vacaciones al sol.
Imágenes de Istockphoto.
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