Durante el verano suele ser muy habitual que el termómetro marque más de 30 ºC, de manera que tanto el calor y el bochorno pone a prueba tanto a mayores como a pequeños. De hecho, es normal que incluso en muchísimas ocasiones (más de las que nos gustaría, probablemente) la temperatura alcance y supere la alarmante cifra de los 40 ºC de media.
Lo cierto es que el calor puede ocasionar graves consecuencias para nuestra salud, especialmente si no mantenemos unos cuidados básicos para hidratarnos y protegernos tanto del sol como de las elevadas temperaturas, como puede ser el caso del golpe de calor y de las insolaciones.
¿En qué consiste una insolación?
Desde un punto de vista médico, la insolación consiste en un trastorno cerebral, el cual se produce como consecuencia de una exposición prolongada a los rayos del sol. Es también conocida con los nombres de infarto de calor, ictus solis o icto solar.
No debe ser confundida con el golpe de calor y con el eritema solar, dado que estos dos son afecciones mucho menos graves, que no ponen en realidad en peligro la vida de la persona que la sufre.
De hecho, mientras que el golpe de calor consiste en una afección en la que la temperatura corporal supera los 40 ºC aumentando y superando los mecanismos de regulación de temperatura, a la vez que el punto de ajuste hipotalámico no cambia; el eritema solar consiste básicamente en la quemadura solar, que se caracteriza por el enrojecimiento de la piel ocasionada por la excesiva exposición al sol.
¿Qué síntomas produce?
En el caso particular de la insolación aparecen prácticamente los mismos síntomas que cuando ocurre el golpe de calor, con la diferencia de que también se manifiestan quemaduras de primer o de segundo grado, las cuales tienden a afectar a aquellas zonas del cuerpo que han estado expuestas al sol.
Entre los síntomas más comunes, podemos distinguir los siguientes: náuseas, cefalea, vómitos, calor en la piel y sensación de sopor, además de producirse una alteración de las fibras musculares expuestas a los rayos solares.
Eso sí, cuando la insolación es grave pueden aparecer convulsiones y pérdida de la consciencia, y si la insolación no es tratada pronto y se deja que el cuadro progrese la persona puede acabar en estado de coma.
En resumidas cuentas, es necesario saber que sus primeros síntomas se corresponden más bien con el conocido como golpe de calor:
- Sudor excesivo.
- Taquicardia.
- La piel se muestra muy caliente.
- Mareos y náuseas con posibilidad de vómitos.
- Debilidad muscular.
Si estos síntomas comienzan a aparecer, lo más aconsejable es ponerte rápidamente a la sombra y beber mucha agua. Pero si los síntomas no han cesado, ese golpe de calor puede llevarte a una insolación, que lo identificarás con los siguientes síntomas:
- La piel ha dejado de sudar, pero se muestra muy caliente y seca.
- Sensación de confusión mental.
- Problemas para respirar con normalidad.
- Vómitos frecuentes.
- Se puede producir una pérdida del conocimiento.
Dado que en este momento la persona que sufre la insolación no puede ser del todo consciente, lo más aconsejable es que las personas que la acompañan llamen rápidamente al médico.
¿Cómo se puede evitar?
La prevención es la mejor arma frente a la insolación, dado que en realidad puede prevenirse fácilmente y evitar que el cuadro aparezca. De hecho, existen algunos consejos básicos que podríamos seguir para prevenirlo. Los más útiles y efectivos son los siguientes:
- Llevar ropa ligera y lo más transpirable posible.
- Permanecer siempre en lugares frescos y que estén a la sombra.
- Protégete la cabeza con un sombrero o con una gorra, especialmente cuando estés bajo los rayos solares.
- Bebe frecuentemente agua y otros líquidos para mantener un adecuado estado de hidratación. Puedes optar también por jugos naturales de frutas y verduras, bebidas isotónicas y tés e infusiones frías.
¿Y qué hacer si la insolación se produce?
En ese caso lo más importante es acudir a un ambiente fresco y sombreado u oscuro, que ayudará a la hora de favorecer el descenso de calor corporal. Si la persona sufre un amago de desmayo o se marea lo más recomendable es tratar de mantener los pies más elevados que el resto del cuerpo.
A diferencia de lo que se piensa, no son adecuadas las bebidas demasiado frías, pero sí es fundamental ofrecerle líquidos a la persona. Además, el baño de agua fría y los paños húmedos son especialmente útiles para bajar la temperatura del cuerpo.
En caso de que la temperatura corporal supere los 38 ºC muchos especialistas médicos aconsejan administrar un medicamento con efecto antipirético, como por ejemplo puede ser el caso del ibuprofeno o el paracetamol.
Sin embargo, si observas que la persona se encuentra muy mal, o sin embargo los síntomas no mejoran, es necesario acudir a urgencias rápidamente.
En resumen, teniendo en cuenta que el objetivo principal es bajar la temperatura corporal de la persona que está sufriendo la insolación, lo aconsejable es seguir los siguientes consejos básicos:
- Lleva a la persona rápidamente a la sombra.
- Despójala de la ropa innecesaria.
- Abanícala con aire frío.
- Mójale la piel con agua fría.
Ahora que se acerca el verano es una buenísima idea tener bien presente qué es una insolación, cuáles son sus síntomas y cómo actuar ante ella.
Imágenes de Istockphoto.
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