Diseñar una rutina de cuidado facial eficaz implica conocer a profundidad el lienzo con el que trabajas, es decir, tu propia piel. Saber cuál es tu tipo específico de dermis te permitirá seleccionar los productos y las rutinas más adecuadas para mantenerla saludable, radiante y en su mejor estado.
Sin embargo, identificar tu tipo dérmico no siempre es tarea fácil, pues es algo que puede variar debido a diferentes factores como la edad, el clima, la dieta y el estrés. En este artículo, te guiamos a través del proceso de identificación, ayudándote a entender qué es lo que realmente necesita tu tez para lucir siempre espectacular.
¿Por qué es importante conocer tu tipo de piel?
Conocer la naturaleza de tu rostro es el primer paso para poder cuidarlo adecuadamente. Es similar a conocer los requisitos específicos de cualquier otro aspecto de tu salud. Por ejemplo, no puedes seleccionar los alimentos correctos sin saber tus necesidades dietéticas, ni puedes establecer una rutina de ejercicios sin conocer tus capacidades físicas y objetivos.
Lo mismo se aplica al cuidado personal. Tu tez tiene necesidades particulares, y entender su tipo te permite seleccionar los productos y las rutinas que más la beneficiarán.
No todos los productos están diseñados para todos los cutis, y lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Además, algunas personas pueden ser más propensas a ciertos problemas cutáneos que otras, y conocer tu piel te ayudará a anticipar y manejar estos problemas.
Por lo tanto, no solo la cuidarás de la mejor manera posible, sino que también evitarás el gasto innecesario en productos que no son adecuados para ti. En resumen, es una inversión en tu bienestar general y en tu confianza en ti mismo.
Conoce los diferentes tipos de piel
Existen cinco tipos principales de dermis, cada uno con características y necesidades únicas:
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Normal: Es el equilibrio ideal, ni demasiado seco ni demasiado graso. Se caracteriza por su textura suave, tono uniforme, sin manchas y prácticamente libre de imperfecciones. No es muy sensible y los poros suelen ser pequeños y no muy visibles.
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Seca: La falta de grasa es el principal problema de este tipo, por eso puede sentirse tirante y puede presentar descamación, picazón y enrojecimiento. Las líneas finas y las arrugas pueden ser más evidentes debido a la falta de aceite, y los poros son casi invisibles. Necesita nutrición adicional para compensar la falta de grasa.
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Grasa: Produce un exceso de sebo, lo que puede resultar en brillo, especialmente en la zona T. Los poros tienden a ser más grandes y visibles, y son más propensos a las imperfecciones como puntos negros, espinillas y acné. Necesita productos de limpieza y cuidado que ayuden a equilibrar la producción de aceite.
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Mixta: Este tipo presenta áreas tanto secas como grasas, normalmente con la zona T (frente, nariz y barbilla) más grasa y las mejillas más secas. Necesita una cuidadosa selección de productos que atiendan ambas necesidades.
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Sensible: Puede experimentar enrojecimiento, picazón, ardor y sequedad. A veces, estas reacciones pueden ser causadas por factores climáticos, reacciones a productos cosméticos, alergias, estrés o problemas subyacentes de la dermis. Necesita productos suaves, libres de irritantes comunes, y si son naturales, mucho mejor.
Cada una de estas categorías puede tener subtipos, y es posible que tu dermis no encaje perfectamente en una sola categoría. Es normal tener una combinación de tipos, y tu piel también puede cambiar con el tiempo debido a factores como el envejecimiento, las hormonas y las estaciones del año.
¿Cómo determinar tu tipo de dermis?
Determinar tu tipo de piel no tiene por qué ser una tarea complicada. La clave está en observar y entender cómo reacciona tu cara a diferentes factores y productos. A continuación, te guiaremos a través de sencillos pasos que puedes realizar en casa para ayudarte a descubrirlo.
Paso 1: Limpia tu rostro. Comienza con una cara limpia. Utiliza un limpiador suave para eliminar el maquillaje, la suciedad y el aceite.
Paso 2: Espera una hora. Después de limpiar tu rostro, déjalo sin productos durante una hora. Esto da tiempo a tu dermis para volver a su estado natural.
Paso 3: Observa y toca. Después de una hora, examina cuidadosamente tu cutis. Si notas brillo en la frente y la nariz (la zona T), es probable que sea normal a grasa. Si hay brillo en casi todas las áreas, tu dermis es grasa. Si tu cara se siente tirante y seca, probablemente sea del tipo seco. Si algunas áreas son secas y otras brillantes, es probable que tengas piel mixta.
Paso 4: Realiza la prueba de la toallita de papel. Este es un buen método, rápido y sencillo. Toma una toallita de papel y presiónala contra diferentes áreas de tu rostro. Si el papel se adhiere, absorbe aceite y se vuelve transparente, tienes tez grasa. Si solo se adhiere a la zona T, tienes dermis mixta o normal. Si la toallita no se adhiere en ningún lugar, entonces tu rostro es seco.
Paso 5: Observa tu sensibilidad. Si tu cara tiende a enrojecerse, picar, quemar o sentirse seca después de utilizar productos cosméticos o maquillaje, es probable que sufras de sensibilidad.
Recuerda que estos métodos no son infalibles y pueden no funcionar para todos. Si tienes problemas para determinar tu tipo de dermis o si estás experimentando problemas que no puedes resolver por tu cuenta, es mejor consultar a un dermatólogo.
Rutinas de cuidado de la piel según el tipo
Después de determinar tu tipo de piel, el siguiente paso es entender cómo cuidarla de manera adecuada. Cada tipo tiene necesidades particulares y requiere de un enfoque específico para mantenerse saludable y lucir su mejor versión. ¡Así que toma nota!
Piel normal
¡Eres una afortunada! Tu rostro tiene un equilibrio natural de humedad y sebo, lo que significa que no es ni demasiado grasa ni demasiado seca. Sin embargo, esto no significa que puedas descuidar tu rutina de cuidado.
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Limpieza: Comienza y termina tu día limpiando tu cutis con un limpiador suave. Esto eliminará la suciedad, el exceso de grasa y las impurezas que se acumulan en la superficie de la piel. El siguiente paso puede ser el uso de un tónico. Ayudará a equilibrar el pH de tu piel y a prepararla para los productos que se aplicarán a continuación.
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Hidratación: Un hidratante ligero será suficiente para mantener tu piel flexible y protegida. Asegúrate de escoger uno que se adapte a tus necesidades particulares, teniendo en cuenta los factores ambientales como la estación del año o el clima.
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Protección solar: La protección solar es un paso imprescindible. Siempre. Usa un protector solar con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, incluso en días nublados. Estos son nuestros imprescindibles para todo el año.
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Cuidado extra: Finalmente, no olvides incorporar tratamientos adicionales a tu rutina, como una exfoliación semanal y la aplicación de una mascarilla hidratante o purificante como estas recetas, según las necesidades que tengas en ese momento.
Tez seca
Necesitas un poco más de cuidado y atención debido a tu propensión a la descamación, la aspereza y la sensación de tirantez. Aquí te dejamos una rutina sugerida para el mejor cuidado de la piel seca:
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Limpieza: Opta por un limpiador suave y cremoso, como un aceite o una leche. Los limpiadores espumosos y con base de gel pueden resecar aún más. Intenta lavar tu rostro solo por la noche para evitar la pérdida excesiva de humedad. Utiliza un tónico hidratante que no contenga alcohol. Los tónicos con ingredientes calmantes como el aloe vera y la camomila pueden ser beneficiosos.
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Exfoliación: La exfoliación suave puede ayudar a eliminar las células muertas que hacen que tu tez parezca opaca. Sin embargo, asegúrate de no exfoliar demasiado para evitar la irritación.
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Hidratación: Este es un paso crucial para la piel seca. Busca un hidratante rico y nutritivo, preferiblemente con ingredientes como ácido hialurónico, aceites nutritivos, ceramidas y glicerina que atrapan la humedad en la epidermis.
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Protección solar: Incluso la piel seca necesita protección contra los rayos UV. Escoge un protector solar hidratante con un FPS de al menos 30.
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Cuidado nocturno: Considera agregar un serum hidratante o aceite facial a tu rutina nocturna para proporcionar una nutrición extra mientras duermes.
Aquí tienes más consejos para cuidar este tipo de piel, te serán muy útiles.
Piel grasa
Este tipo puede ser desafiante de manejar debido a la producción excesiva de sebo que puede llevar a poros obstruidos y brotes de acné. Aquí tienes una rutina sugerida para poner en práctica:
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Limpieza: Usa un limpiador a base de gel o espumoso para eliminar eficazmente el exceso de grasa y las impurezas. Es ideal lavar el rostro dos veces al día, por la mañana y por la noche, para mantener los poros limpios. Un tónico libre de alcohol que contenga ingredientes que controlen el sebo puede ser útil. Busca ingredientes como hamamelis o extracto de té verde.
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Exfoliación: Los exfoliantes químicos con ácidos como el salicílico o glicólico pueden ayudar a desobstruir los poros y minimizar su apariencia. Sin embargo, limita la exfoliación a una o dos veces por semana para evitar irritación y producción de sebo excesiva.
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Hidratación: Aunque tienes tez grasa, no debes omitir la hidratación. Opta por hidratantes ligeros, libres de aceites, y que sean no comedogénicos (no obstruyen los poros). Los hidratantes con ácido hialurónico son una buena opción.
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Protección solar: Usa un protector solar ligero y sin aceite con un FPS de al menos 30. Hay disponibles protectores solares matificantes que pueden ayudar a controlar el brillo a lo largo del día.
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Cuidado nocturno: Considera usar un tratamiento con ácido salicílico o retinol por la noche para ayudar a controlar los brotes y regular la producción de sebo. Estos serums específicos te serán de ayuda.
Recuerda que, aunque el cutis graso puede ser propenso a los brotes, aún es importante tratarlo con suavidad y no sobreexfoliar o despojarlo de toda su humedad, ya que esto puede llevar a una producción de aceite aún mayor.
Cutis mixto
Es esencial tratar tanto la sequedad en algunas áreas como la producción de sebo en otras, normalmente en la zona T (frente, nariz y barbilla). Aquí te dejo una rutina sugerida para este tipo de dermis:
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Limpieza: Utiliza un limpiador suave que no reseque las áreas ya secas. Considera usar dos diferentes: uno hidratante en el área de las mejillas, y uno espumoso en la zona T. Un tónico suave puede ser útil para equilibrar tu cutis. Busca uno que sea hidratante pero no añada grasa a las áreas ya oleosas.
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Exfoliación: Realiza una exfoliación suave una o dos veces a la semana para eliminar células muertas. Opta por un peeling químico con ácidos suaves que puedan manejar tanto las zonas secas como las oleosas.
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Hidratación: Busca un hidratante ligero o en gel que no engrase tu zona T. Puedes optar por un hidratante más espeso solo en las áreas secas de tu cutis si lo necesitas.
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Protección solar: Aplica un protector solar ligero con un FPS de al menos 30. Si encuentras que algunos protectores solares son demasiado pesados para tu zona T, considera usar diferentes tipos para las áreas secas y grasas del rostro.
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Cuidado nocturno: Los productos con retinol pueden ser útiles para equilibrar. Aplica un serum o crema con retinol solo en las zonas que lo necesiten.
Puede que necesites probar hasta encontrar la rutina de cuidado perfecta, ya que debes tratar dos tipos de piel diferentes al mismo tiempo. Por lo tanto, ten paciencia y considera trabajar con un dermatólogo para encontrar los productos y la rutina que funcionen mejor para ti.
Dermis sensible
Ten cuidado, pues tu piel puede reaccionar a una variedad de factores como productos químicos, fragancias, cambios climáticos e incluso estrés. Por lo tanto, es importante tener una rutina de cuidado que la proteja y la fortalezca. Aquí te presento una rutina básica que puede ayudarte:
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Limpieza: Usa un limpiador suave, sin fragancias ni irritantes. Debe ser un producto que limpie suavemente sin despojar a la dermis de su humedad natural. Un tónico calmante también puede ayudar a equilibrar. Busca uno que esté especialmente formulado para pieles sensibles y que no contenga alcohol.
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Serum: Que tenga ingredientes calmantes y fortalezca la barrera cutánea. Los serums con niacinamida y ceramidas, por ejemplo, pueden ser útiles.
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Hidratación: Te beneficiarás de una hidratante rica en ingredientes que fortalezcan la función barrera. Busca productos sin fragancias y con ingredientes calmantes como la avena.
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Protección solar: La protección solar es especialmente importante, ya que puedes ser más susceptible a los daños del sol. Opta por un protector solar mineral, que es menos propenso a causar reacciones que las versiones químicas.
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Cuidado nocturno: Los productos con ingredientes como la centella asiática pueden ser útiles para calmar la sensibilidad durante la noche.
Conocer tu tipo de piel es la clave para proporcionarle el cuidado que realmente necesita. No se trata simplemente de seguir las últimas tendencias en belleza, sino de comprender qué es lo que tu dermis necesita para mantenerse saludable y radiante.
Con esta información en tus manos, puedes seleccionar los productos y rutinas que más te beneficien y evitar aquellos que puedan provocar reacciones adversas. Recuerda, tu piel es única, por lo que merece un cuidado que esté diseñado específicamente para ella. Asegúrate de tratarla con cariño y atención, y ella te lo agradecerá mostrándose en su mejor forma posible.
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