Cuando el clima se torna más fresco y las hojas empiezan a caer, sabes que el otoño ha llegado y el invierno no está muy lejos. Estas estaciones nos traen muchos placeres: tazas calientes de chocolate, hogueras acogedoras y festividades inolvidables.
Pero también traen consigo un clima más frío y seco que puede tener un impacto significativo en la salud y el bienestar de tu piel.
Durante estos meses, es posible que notes que tu cutis, antes radiante y suave, se vuelve seco, tenso e incluso agrietado.
El enrojecimiento y la sensibilidad pueden aumentar, y si sufres de una condición de la piel como el eczema o la psoriasis, podrías experimentar brotes más frecuentes o severos.
Esto puede parecer desalentador, pero no te preocupes: aunque el otoño y el invierno presentan desafíos únicos para el cuidado de la piel, con la información y las herramientas adecuadas, puedes mantener tu cutis luciendo y sintiéndose saludable durante todo el año.
En este artículo, te ofreceremos una guía práctica y fácil de seguir para proteger tu piel del frío durante el otoño e invierno.
¿Por qué el frío afecta a nuestra piel?
A medida que la temperatura baja, también lo hace la humedad en el aire. Este ambiente más seco puede extraer la humedad natural de la superficie de tu piel, dejándola deshidratada y expuesta a los elementos.
Además, los cambios bruscos de temperatura entre los espacios interiores caldeados y el aire libre gélido pueden causar estrés en tu dermis, lo que a su vez puede provocar una serie de problemas, desde enrojecimiento y sensibilidad hasta brotes de acné y eczema.
Además de estos factores climáticos, las conductas que solemos adoptar en los meses más fríos también pueden contribuir a la sequedad y la incomodidad cutánea.
Por ejemplo, ducharnos con agua caliente para combatir el frío puede ser reconfortante, pero también puede eliminar los aceites naturales de tu epidermis que ayudan a retener la humedad.
De manera similar, los tejidos ásperos de algunas prendas de invierno pueden irritar tu piel, especialmente si ya está sensible debido al frío y la sequedad.
Comprender por qué las bajas temperaturas afectan a tu tez es el primer paso para protegerla y mantenerla saludable durante los meses más fríos. A continuación, te ofreceremos algunas recomendaciones prácticas para hacer justamente eso.
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Cómo proteger la piel del frío en otoño e invierno
Mantén la piel hidratada
El primer y más importante paso para proteger tu piel en los meses más fríos es asegurarte de que está adecuadamente hidratada. Esto no solo significa beber mucha agua, aunque eso es importante, sino también prestar atención a la hidratación tópica de tu cuerpo.
En lugar de tu crema hidratante habitual, considera la posibilidad de usar una crema más espesa y rica durante el otoño y el invierno. Estos productos contienen más aceites que las cremas ligeras y pueden proporcionar una barrera extra entre tu cutis y el aire frío y seco.
Y asegúrate de que sea sin parabenos y con un nivel muy bajo de conservantes.
Además, intenta aplicar tu crema hidratante inmediatamente después de la ducha o el baño. De esta manera absorberá la humedad más eficazmente que estando completamente seca.
Finalmente, recuerda que tus labios y manos suelen ser las primeras áreas en secarse cuando las temperaturas bajan, así que ten a mano bálsamos labiales y cremas para manos y aplícalos regularmente.
Estos sencillos pasos te ayudarán a mantener tu piel y tus labios suaves, hidratados y cómodos, sin importar lo gélido que se vuelva el clima.
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Protégete contra los elementos
Es esencial protegerte contra el frío y el viento para evitar la sequedad y la sensibilidad. Las bufandas, los guantes y los gorros no son solo accesorios de moda para el invierno; también ofrecen una capa adicional de defensa contra el clima gélido.
Asegúrate de cubrir las áreas expuestas cuando salgas al exterior.
Además, aunque el sol puede parecer menos intenso durante los meses de otoño e invierno, todavía está presente y puede dañarnos. Por lo tanto, el protector solar sigue siendo un must, incluso en invierno (de esto hablaremos más en el siguiente apartado).
La calefacción interior también puede ser un factor que contribuye a la sequedad de tu cutis. Considera la posibilidad de utilizar un humidificador en tu casa o en tu lugar de trabajo para reintroducir algo de humedad en el aire y evitar que tu piel se reseque.
En definitiva, mantener tu cutis protegido de los elementos es crucial para mantener su salud durante los meses más fríos del año.
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No olvides el protector solar
Puede que el sol no sea tan intenso en los meses más fríos, pero eso no significa que no debas protegerte de él. Los rayos ultravioleta (UV) del sol pueden dañar tu tez, incluso en días nublados.
La radiación UVB puede ser menos intensa durante el otoño y el invierno, pero la radiación UVA, que puede penetrar las ventanas de vidrio y contribuir al envejecimiento prematuro, está presente durante todo el año.
Por lo tanto, no dejes de lado el protector solar solo porque hace frío. Asegúrate de aplicarlo en todas las áreas expuestas antes de salir al aire libre, incluso si solo es por un corto período de tiempo.
Los productos con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30 son generalmente suficientes para la mayoría de las personas, y asegúrate de que sea de amplio espectro como estas opciones.
Recuerda que el protector solar debe aplicarse antes de cualquier maquillaje y debe volver a aplicarse cada dos horas si estás al aire libre durante un período prolongado de tiempo. Y no te olvides de tus labios: muchos bálsamos labiales contienen FPS, así que elige uno que ofrezca protección solar.
Mantener este hábito durante todo el año te ayudará a proteger tu cutis de los efectos dañinos de la exposición al sol y a mantener una apariencia juvenil y saludable, sin importar la temporada.
Actualiza tu rutina de cuidado de la piel en invierno
Tener una rutina específica para el invierno puede marcar una gran diferencia en cómo se vea tu cara y cuerpo durante los meses más fríos. Aquí tienes algunos consejos que puedes incorporar para embellecerte haciendo unos ligeros cambios:
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Exfoliación: En invierno, la piel tiende a acumular más células muertas, lo que puede causar sequedad y falta de brillo. Exfoliar tu rostro y cuerpo una o dos veces por semana con un producto suave puede ayudar a eliminar esas células muertas y a alisar la textura rugosa. Hazlo correctamente siguiendo estos consejos.
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Hidratación intensiva: Elige productos más ricos y nutritivos para esta época del año. Las cremas y los aceites de noche son especialmente beneficiosos durante el invierno, ya que penetran profundamente en la dermis y proporcionan una hidratación más duradera. Prueba a hacer una crema hidratante con aceite de coco.
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Protección labial: Los labios también sufren con el frío. Utiliza un bálsamo labial nutritivo y si puedes, elige uno que contenga protector solar.
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Cuidado de las manos: Las manos también necesitan atención. Usa una crema de manos hidratante y considera la posibilidad de usar guantes cuando salgas al exterior para protegerlas del frío y del viento.
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Mascarillas faciales: Una mascarilla facial hidratante una vez a la semana puede darle a tu cutis un extra de nutrición e hidratación.
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Evita los baños muy calientes: Aunque puede ser tentador sumergirse en un baño caliente después de un día frío, el agua caliente puede resecar aún más. Intenta usar agua tibia y limitar el tiempo que pasas en el baño.
Nutre tu piel desde dentro
Otro aspecto esencial es asegurarte de que estás nutriendo tu cuerpo adecuadamente. La alimentación juega un papel crucial en la salud de nuestra dermis, y al consumir una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, puedes mejorar la salud de tu rostro desde el interior, lo que se reflejará en el exterior.
Incluye en tu dieta alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón, las nueces y las semillas de chía. Estos nutrientes son claves para mantener la barrera de humedad de la piel y reducir la inflamación.
Los alimentos ricos en vitamina C, como las naranjas, los kiwis y los pimientos, también son fundamentales. Esta vitamina ayuda a la producción de colágeno, una proteína que mantiene la piel firme y elástica.
No olvides la vitamina E, que se encuentra en alimentos como las almendras, las espinacas y el aguacate. Esta vitamina es un potente antioxidante que puede ayudar a proteger tu piel contra los daños de los radicales libres.
Em definitiva, el frío del otoño e invierno puede ser un desafío para la salud de nuestra piel. Pero con un poco de cuidado extra, una adecuada hidratación, protección y algunos cambios en la rutina de belleza, puedes ayudar a tu piel a mantenerse saludable y radiante durante estos meses.
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