Según la Real Academia Española se entiende por sedentarismo a la actitud que lleva la persona sedentaria, que generalmente lleva un estilo de vida carente de agitación o movilidad.
Dicho de otro modo, las personas sedentarias mantienen una baja actividad física, de forma que no tienden a practicar ejercicio físico y solo se limitan a moverse lo estrictamente necesario (cuando van al trabajo, cuando salen a la calle o cuando deben hacer tareas en casa).
Teniendo en cuenta que el sedentarismo es una de las principales causas del sobrepeso y la obesidad, una gran diversidad de estudios han demostrado que, como regla general, la mayoría de las personas sedentarias tienden a su vez a seguir un estilo de vida poco saludable (lo más común es que suelan comer mal y además en grandes cantidades).
La práctica de ejercicio físico es fundamental para nuestra salud, en tanto en cuanto los beneficios del ejercicio son interesantes para disfrutar de una buena salud.
Principales consecuencias del sedentarismo
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Sobrepeso y obesidad: el ejercicio físico, o al menos mantenerse físicamente activo, es sumamente útil a la hora de prevenir el sobrepeso y la obesidad, dado que ayuda a que nuestro organismo queme aquellas calorías y grasas que no necesita. Por tanto, cuando una persona no es activa lo habitual es que ingiera más calorías de las que su cuerpo en realidad termina por consumir, con el consecuente aumento de peso corporal.
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Propensión a determinadas enfermedades: esa falta de actividad física también aumenta el riesgo de padecer determinadas enfermedades cardiovasculares y coronarias igualmente relacionadas con el aumento de peso. Destacan sobretodo la diabetes, hipertensión arterial y ataques cardíacos.
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Dolores articulares y contracturas: debido a la pérdida de masa muscular y fuerza, el sedentarismo tiende a causar a su vez dolores articulares y contracturas en la espalda y cintura.
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Estado de ánimo bajo: si bien es cierto que el ejercicio físico ayuda a aumentar nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima, es obvio pensar que, con el sedentarismo, ocurre prácticamente lo contrario. De hecho, es común que las personas sedentarias se sientan más cansadas y desanimadas, y que incluso no se sientan a gusto con su propio cuerpo.
¿Cómo prevenir el sedentarismo?
Teniendo en consideración que el sedentarismo es la falta de actividad física, es fundamental tener claro que una opción interesante para prevenir el sedentarismo es precisamente la práctica de ejercicio físico.
En caso de que, por ejemplo, no estemos muy acostumbrados a practicar una actividad física de forma regular, lo más recomendable es empezar a hacerlo poco a poco.
Basta con empezar a caminar a paso moderado 15 minutos la primera semana, y a partir de ahí aumentar hasta los 30 minutos, para luego ir aumentando poco a poco el tiempo hasta llegar a 1 hora (o incluso el tiempo que nuestro cuerpo nos permita).
Imagen | FBellon
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