Que el té es una de las bebidas más consumidas del mundo de eso no habría prácticamente lugar para las dudas. De hecho, es bastante probable que contemos en nuestra despensa con algunas variedades de té, ya sea en bolsitas, en hebras o en hojas para su preparación.
Pero también es posible que no lo estemos guardando en el lugar más indicado de la casa. O incluso que no lo estemos conservando en el elemento más recomendado como forma de preservar su sabor, su aroma y sobre todo sus diferentes propiedades y beneficios más importantes.
De hecho, como comprobaremos a lo largo de la presente nota, aunque sea habitual guardarlo en un bote de cristal se trata de un completo error, ya que este tipo de frascos no lo protegen de la luz. De la misma forma que no es adecuado guardarlo en sitios abiertos, porque se pueden impregnar en el té otros olores que influyan en su sabor.
¿Qué elementos son enemigos del té?
Como ocurre con la mayoría de alimentos y plantas medicinales, y especialmente en el caso del té (independientemente de cuál sea la variedad), fundamentalmente son tres los principales enemigos del té: la luz, la humedad y el aire.
También influyen de forma muy negativa otros elementos, como son los olores y la existencia de otras comidas o alimentos cerca, especialmente si el té no es conservado en un elemento con cierre hermético que impida que entre en contacto con otros olores.
Por tanto, a la hora de conservar el té correctamente y guardarlo en un lugar adecuado, debemos tener presente que no es buena idea que sea un lugar húmedo, donde le dé la luz del sol directamente.
¿Dónde conservar el té?
La luz deteriora las hebras de té, por lo que no es aconsejable conservarlo en botes de cristal aunque queden muy bien como elemento decorativo.
Es mejor guardar el té en un recipiente cerrado que se cierre de forma hermética, lo que impedirá el paso de cualquier olor y lo conservará y protegerá de forma adecuada de la humedad y el aire. Puede ser una lata o un frasco cerámico con cierre hermético.
Por otra parte, es importantísimo que el frasco o lata no deje pasar la luz a través de sus paredes, por lo que además de poder cerrarse herméticamente es necesario que no podamos ver lo que hay en su interior hasta que no lo abramos por la tapa. Así lo protegemos de la luz ambiental, y sobre todo de que le llegue la luz del sol de manera directa.
Es decir, es más adecuado guardar el té en un lugar seco, limpio, libre de olores y sin comida, para asegurarnos que no pierda sus cualidades organolépticas (de sabor, aroma y textura).
Si sigues los consejos indicados en las líneas anteriores el té podrá conservarse en condiciones óptimas hasta 2 años después de haberlo comprado.
Imágenes | ISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
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