El autismo o trastorno del espectro autista es uno de los trastornos más difíciles de diagnosticar, es un trastorno neurológico y complejo que por lo general dura toda la vida y dificulta la capacidad de comunicarse y relacionarse con las personas.
El autismo se produce con más frecuencia en niños que en niñas y afecta a todas las razas sin distinción étnica ni social, las causas de este trastorno aún no están del todo claras por lo que aún se desconocen.
El autismo se denomina también trastorno del espectro autista (TEA) y es definido como cinco trastornos que son los trastornos generalizados del desarrollo (TGD).
Estos cinco trastornos son los siguientes: trastorno autista, síndrome de Asperger o autismo leve, trastorno generalizado del desarrollo (TGD) no especificado (TGD – NE), trastorno de Rett o síndrome de Rett y trastorno desintegrativo infantil (CDD).
Los síntomas del autismo
Los padres son los primeros en notar como el niño va desarrollándose por eso es muy importante la observación ya que los primeros síntomas pueden comenzar a notarse desde los 18 meses, el bebé rara vez balbucea, no mantiene ni busca el contacto visual con los padres, fija siempre la mirada en el mismo objeto y mantiene agarrado o muestra obsesión por ese mismo objeto.
Ante la presencia de estos síntomas los padres deben consultar con el pediatra para que haga un reconocimiento y seguimiento del bebé para poder detectar un posible caso de autismo.
La edad en la que suele diagnosticarse es a los 3 años y como hemos dicho anteriormente son los padres los primeros en darse cuenta y notar que algo no marcha bien en el desarrollo de su pequeño.
Los síntomas del autismo son difíciles de diagnosticar, son difusos y se producen con distinta intensidad.
Una vez que al niño se le haya diagnosticado autismo se necesita intervenir de forma temprana con las terapias adecuadas las cuales le ayudaran a desarrollar las habilidades de comunicación, socialización, y cognoscitivas.
Las habilidades de un niño con autismo (TEA) pueden ser bajas o altas en función del nivel de coeficiente intelectual del niño autista así como de la capacidad de comunicación verbal que el niño tenga.
Los casos de autismo no son todos iguales, unos son más graves y otros más leves.
El autismo leve suele confundirse con otro trastorno neurológico llamado Síndrome de Asperger, e incluso el Síndrome de Asperger es considerado como autismo leve.
El autismo leve se detecta en el niño a los 3 años cuando comienza a socializarse con más niños.
Los síntomas que del autismo presenta pueden ser leves o incluso muy severos. Estos síntomas consisten en comportamientos y movimientos repetitivos como mecerse, dar vueltas alrededor de sí mismo.
Otros síntomas o signos característicos del autismo
Otros síntomas característicos del autismo son:
- Mostrar indiferencia a su entorno.
- No muestran interés por explorar el entorno.
- Fijan su atención en un objeto y se aíslan del resto.
- Tienen dificultades para comunicarse verbalmente y de forma no verbal.
- Suelen repetir palabras, en algunos casos puede que no hablen o que no se dirijan a su interlocutor.
- Tener poco o ningún contacto visual con las personas.
- No alcanzan a comprender los sentimientos de las personas que lo rodean.
- Se alteran con facilidad ante los cambios de rutinas, y muestran ansiedad.
- Los movimientos que realizan son de forma repetitiva.
- Presentan dificultades para reconocerse así mismo.
- Se dirigen a sí mismo hablando en tercera persona y por su nombre.
Como hemos dicho anteriormente la intervención temprana es el método más eficaz, y ante las primeras sospechas de que algo no marcha bien en el desarrollo del niño debemos acudir al pediatra para que observe y haga la evaluación del niño.
Aunque el autismo en la actualidad no tiene cura ni puede prevenirse, la intervención temprana reduce en gran medida los síntomas que presenta el autismo ayudando a aumentar la capacidad del niño para crecer y aprender nuevas habilidades.
Comentar