Para cuando llegues a la edad de 40 años, es bastante probable que ya sepas algunas cosas acerca del cuidado de la piel, sobre todo si desde un primer momento te preocupaste sobre cómo cuidarla y protegerla.
Así, si eres una experta en belleza, posiblemente descubriste los sérums a los 20 y el retinol a los 30. Pero, ¿qué ocurre a los 40 años?
Efectivamente, tal y como opinan muchos especialistas, ahora, lejos de temer la llegada de cada cumpleaños y entristecerte con la aparición de cada nueva arruga y línea fina de expresión, es el momento ideal para cuidar tu cutis aún más.
A partir de los 40 años, lo más habitual es que la tasa de renovación natural de las células se haya reducido a prácticamente la mitad. De esta forma, es más común que a partir de esta edad observes cómo las arrugas comienzan a hundirse, y la piel se muestre un poco menos radiante y luminosa.
Efectivamente, la llegada de la menopausia tampoco es una buena noticia, ya que los distintos cambios hormonales que ocurren habitualmente en esta época tiende a provocar cambios en los niveles de estrógeno, los cuales suelen disminuir, y terminan afectando negativamente a la importantísima función de los fibroblastos, que producen colágeno y elastina.
Como consecuencia de todo ello, la piel acaba volviéndose mucho menos flexible, de manera que puede empezar a ceder. Además, dado que también produce menos cantidad de grasa, puede terminar por volverse seca.
Por todo ello, es imprescindible, y fundamental, mantener un régimen completo de belleza y además llevarlo a cabo diariamente, lo que ayudará a la hora de nutrir la piel con la mayor cantidad de nutrientes posible, y a mantenerla debidamente hidratada.
Evidentemente, esto no significa tener que cambiar tu rutina diaria de belleza si ayer tenías 39 y hoy cumpliste 40. Pero sí es útil que ésta se acomode mejor a los distintos cambios que suelen ocurrir durante esta década…
No te pierdas: 12 reglas para lograr una piel joven después de los 40
La mejor rutina de cuidado de la piel a partir de los 40 años
Primer paso. Limpiador
Lo cierto es que se trata del primer paso que, en realidad, deberíamos dar siempre, independientemente de la edad que tengamos. Y es que, como opinan muchos expertos, el comienzo de cualquier rutina debe comenzar con la doble limpieza.
En este sentido, ya te hablamos acerca de las ventajas que tiene la doble limpieza, la cual consiste, como su propio nombre indica, en limpiar el rostro dos veces.
Aunque existen distintas opciones, una de las más recomendadas consiste en utilizar primero un aceite limpiador, seguido de un limpiador a base de espuma, agua o leche.
De esta forma, al optar por limpiar la piel dos veces (en lugar de una, como habitual y comúnmente se suele hacer), conseguiremos de forma cien por cien efectiva eliminar toda la suciedad, las bacterias y el aceite que se ha acumulado a lo largo del día.
No obstante, no debemos olvidarnos de algo fundamental: ahora es más que probable que la dermis produzca menos cantidad de sebo, por lo que puede ser de enorme utilidad optar por aceites de limpieza que son más nutritivos.
Segundo paso. Tónico
Cuando cumples 40 años, es posible que prefieras utilizar un tónico capaz de hidratar y calmar el enrojecimiento, por lo que lo más recomendable es optar por ingredientes hidratantes, calmantes y anti-inflamatorios. Y si tiene una fórmula natural, mucho mejor.
Por supuesto, utiliza productos que no contengan alcohol, y que no sean demasiado astringentes.
Tercer paso. Exfoliante
Efectivamente, el proceso de exfoliación es un paso esencial en cualquier rutina facial, y esto es así independientemente de la edad que tengamos, seamos más o menos jóvenes.
Pero, más aún, se convierte en un elemento esencialmente importante para las pieles más maduras, dado que ayuda a aumentar la renovación cutánea.
Utilizar un exfoliante suave, una o dos veces por semana, puede ayudar a aumentar la renovación celular, así como el brillo. Mientras que, a su vez, es útil para reducir la aparición de manchas de la edad y las manchas solares.
Eso sí, recuerda lo esencial: nunca te apliques el exfoliante de forma agresiva, frotándolo en exceso, puesto que podrías correr el riesgo de irritar la piel, haciendo que se inflame y se enrojezca con demasiada facilidad.
La sobreexfoliación tampoco es recomendable, sobre todo si te lo realizas diariamente o con mayor regularidad. Al contrario de lo que posiblemente pienses, no por aplicarte más exfoliante disfrutarás de una piel más suave. Lo único que podrías conseguir es irritar todavía más.
Por otro lado, dependiendo del tipo de tez que tengas, es recomendable optar por el exfoliante más adecuado. Toma nota:
- Si tienes la piel sensible. Aún cuando sea sensible, también necesitas exfoliarte con cierta regularidad. Eso sí, es de vital importancia escoger un exfoliante que sea lo más suave posible, y que al aplicártelo lo hagas aún con más suavidad. Lo mejor es optar por un exfoliante enzimático.
- Si tienes la tez seca. Efectivamente, incluso la piel seca necesita ser exfoliada de vez en cuando. De hecho, cuando no se hace con cierta regularidad, las capas de células muertas terminarán por acumularse, dificultando que los productos utilizados comúnmente para el cuidado de la piel, como las cremas y lociones hidratantes, no penetren bien. Lo mejor es evitar los exfoliantes fuertes, o demasiado agresivos.
- Si tienes el cutis normal o mixta. Aunque se pueden utilizar, hay que tener cierto cuidado con los ácidos demasiado fuertes o agresivos, sobre todo cuando se usan de manera exagerada. ¿Lo mejor? Optar por exfoliantes que contengan determinados ácidos faciales, como el ácido salicílico o el ácido glicólico.
- Si tienes la dermis grasa. La exfoliación regular es esencial, ya que ayuda a evitar que los poros se obstruyan, reduciendo así el riesgo de que se forman granos y puntos negros. Los ácidos como el ácido salicílico, pueden ser de mucha ayuda, aunque no se recomienda excederse ni en su aplicación ni a la hora de dejarlo actuando, ya que puedes correr el riesgo de que la piel se irrite o se enrojezca, haciendo -en definitiva- más mal que bien.
Aunque puedes encontrar en las tiendas una amplia diversidad de exfoliantes, algunos de acción suave y otros ligeramente un poco más fuertes, lo cierto es que también es perfectamente posible aprender a hacer el tuyo en casa, con ingredientes cien por cien naturales, como te indicamos aquí.
Descubre: Consejos para cuidar la piel a los 60
Cuarto paso. Sérum antioxidante
Si por el momento no te has atrevido a utilizar un suero, es el momento de invertir en uno bueno. ¿Por qué? Muy sencillo: los sérums son elaborados a partir de fórmulas ligeras, con una estructura molecular muchísimo más pequeña, de manera que son eficaces a la hora de penetrar mejor en la piel, repararla e hidratarla, a un nivel mucho más profundo.
En este aspecto, muchos expertos recomiendan los sérums a base de antioxidantes naturales, como por ejemplo podría ser el caso de la vitamina C y de la vitamina E, dos reconocidas vitaminas con efecto antioxidante, útiles par iluminar y mejorar el tono, dejando con un brillo radiante.
También podemos nombrar los sérums a base de péptidos y factores de crecimiento, que son de hecho tremendamente ideales para las pieles maduras.
Los péptidos están formados por aminoácidos, que ayudan de forma positiva a la hora de reconstruir la epidermis de la piel, a la vez que estimulan el colágeno.
Quinto paso. Crema hidratante iluminadora (durante el día)
A partir de los 40 años, sobre todo debido a los diferentes cambios hormonales a causa de la llegada de la menopausia, es muy común que muchas mujeres sufran problemas de hiperpigmentación, produciendo una inconsistencia en el color que resulta en la aparición de manchas oscuras, así como áreas desiguales.
A la hora de ayudar a combatir la hiperpigmentación tan común durante esta época es posible utilizar una crema hidratante iluminadora que contenga algún antioxidante natural, como por ejemplo la vitamina C.
Es ideal aplicarla por la mañana, ya que puede ayudar a proteger la piel durante el día, y a luchar contra los estragos comúnmente causados por la contaminación.
Sexto paso. Retinol (de noche)
A los 40 años, la piel empieza a adelgazarse como consecuencia de la pérdida de colágeno, lo que termina conduciendo a la aparición de líneas finas y arrugas, en especial cada vez que sonríes.
Por tal motivo, es necesario aumentar el colágeno natural, y lo puedes conseguir mediante el uso de un retinoide. Eso sí, lo más recomendable es preguntarle a tu dermatólogo, ya que algunos retinoides pueden causar efectos secundarios.
Por ejemplo, puedes optar por empezar por un producto retinoide de venta libre, especialmente si es la primera vez que lo vas a usar, y luego aumentar a una concentración bajo prescripción del dermatólogo, de acuerdo a lo tolerado. De hecho, un retinoide de prescripción médica será siempre extremadamente hidratante.
Dado que las áreas del cuello y el escote suelen mostrar signos o señales tempranas de envejecimiento, lo más recomendable es aplicarte también el retinol sobre estas zonas.
Y el momento ideal para hacerlo es por la noche, durante tu rutina de belleza nocturna, después de la tonificación, pero antes de aplicarte tu crema hidratante.
Séptimo paso. Crema para los ojos
¿Sabías que los ojos son una de las primeras zonas de nuestro cuerpo en comenzar a mostrar signos de envejecimiento? Esto es debido a que la piel situada alrededor de los ojos es muy delicada.
Por este motivo, se aconseja utilizar una crema para los ojos de día y de noche, intentando siempre buscar una fórmula que contenga antioxidantes y retinol, puesto que estas dos sustancias básicas ofrecerán siempre los mejores resultados.
También destaca el uso del ácido hialurónico, el cual es útil para suavizar y fortalecer la piel situada a alrededor del ojo. Y si tienes dudas, lo mejor es buscar alguna crema especialmente concebida para esta zona, que contenga té verde, vitamina C y manzanilla, puesto que son excelentes para la reducción de ojeras, y para la disminución de la hinchazón.
Octavo paso. Hidratante
Es bastante probable que, a estas alturas, ya te hayas convertido en una auténtica profesional de la hidratación, y también sepas la importancia que supone utilizarlo tanto por la mañana como por la noche.
Pero, eso sí, debes asegurarte de que sea la fórmula correcta, lo que significa que debe ser una crema enriquecida con ingredientes con cualidades antienvejecimiento.
Por otro lado, es fundamental no solo hidratarte por la mañana, sino también por la noche, antes de irte a la cama.
La textura y consistencia de la hidratante también tiende a variar enormemente en función del tipo de piel que tengas.
- Sensible. Lo más recomendable es optar por un humectante hipoalergénico, que no contenga fragancia. Como aconsejan muchos dermatólogos, la clave están en escoger un producto que contenga, en realidad, muy pocos ingredientes, lo que significará menos interacciones potenciales con este tipo de tez tan frágil.
- Grasa o con tendencia al acné. Lo ideal es optar por un humectante facial de consistencia ligera y no comedogénico, lo que significa que no habrá riesgo de que pueda obstruir los poros.
- Seca. Lo aconsejable es elegir un humectante con una consistencia mucho más pesada, y que a ser posible contenga ingredientes nutritivos, como aceites vegetales. También existen otros ingredientes cuya presencia sería bastante interesante: la lanolina o la vaselina, que retienen la humedad; o las proteínas, la urea y la glicerina, que ayudan a atraer agua.
- Piel atópica o con dermatitis. Lo adecuado es usar una pomada humectante con una consistencia espesa, que contenga vaselina. Incluso si lo deseas, únicamente puedes optar por la vaselina, lo que proporcionará cierta protección mientras ayuda a aliviar las grietas, manteniendo la piel un poco más flexible.
Noveno paso. Aceite facial (solo por la noche)
Dado que a los 40 años la rutina de cuidado de la piel se basa tanto en la hidratación como en intentar retener la mayor cantidad de humedad posible (puesto que la sequedad tiende a ser una característica básica del envejecimiento), lo ideal es añadir un aceite facial a tu rutina, convirtiéndose en un paso ciertamente imprescindible.
Los aceites son lipofílicos, lo que significa que poseen una estructura molecular más pequeña. De esta forma pueden penetrar más en la dermis, permitiendo que la piel pueda ser capaz de retener un mayor nivel de hidratación, y a un nivel mucho más profundo.
Pero sus cualidades no quedan aquí, ya que también ayudan a reparar y a proteger la función barrera, a la vez que nutren.
Aquí encontrarás los mejores aceites naturales para tu cutis.
Décimo paso. Mascarilla para dormir (solo por la noche)
Antes de irte a la cama un paso interesantísimo que puedes probar es utilizar una mascarilla para dormir, dado que crea una capa de protección útil para permitir que los ingredientes puedan penetrar mejor en la piel mientras duermes.
Esto ofrece interesantes beneficios, puesto que, durante la noche, mientras descansamos, la piel tiende a perder la mayor cantidad de humedad. Por tanto, es aconsejable incorporar una mascarilla hidratante al menos una o dos veces por semana.
Algunas recetas de mascarillas faciales hidratantes que puedes incluir en tu rutina.
Otros tratamientos útiles que puedes considerar
Además de la rutina facial que te hemos propuesto a lo largo de la presente nota, también existen una serie de tratamientos dermatológicos y estéticos que pueden ser de enorme utilidad, y ayuda. A continuación te resumimos cuáles son sus principales características (y beneficios):
- Exfoliación profesional. Una exfoliación profesional, además de la que puedes llevar a cabo semanalmente en casa, es una gran idea, dado que favorece la renovación de las células, ayudando a iluminarla y a reducir la hiperpigmentación causada habitualmente por la presencia de acné.
- Láser. Si deseas limpiarte los poros en profundidad, a la vez que mejorar la textura de la piel, el conocido como láser Isolaz puede convertirse en un tratamiento efectivo, al ser capaz de penetrar en la dermis.
- Botox. El botox, aplicado debidamente, puede ser verdaderamente discreto, y puede ser útil para evitar la presencia visible de líneas de expresión ya existencias, o incluso impedir que las futuras se profundicen. Si tienes dudas, te recomendable preguntar al experto acerca del botox.
Aún cuando no te hayas preocupado con anterioridad de seguir una rutina facial, cualquier dermatólogo te dirá que nunca es demasiado tarde para comenzar. Aunque, es cierto, cuando antes desarrolles una rutina de belleza, mejor, dado que la prevención tiende a ser muchísimo más efectivo que la corrección.
No obstante, siguiendo algunas de las pautas que te hemos indicado a lo largo de la presente nota, conseguirás disfrutar no solo de una tez mucho más cuidada, sino que ésta acabará volviéndose más firme, brillante, y sobre todo, saludable.
Y si has pasado la década de los 50, actualiza tu rutina como te proponemos aquí.
Errores comunes que debes evitar en tu rutina facial
No se nace aprendido, y a la hora de seguir cada día una rutina facial regularmente es posible cometer algunos errores. La clave, especialmente para conseguir los resultados deseados, es la de conocer cuáles pueden ser e intentar evitarlos la máximo.
No aplicarte la crema hidratante lo suficientemente rápido después de la limpieza
Son muchos los expertos que aconsejan aplicarte la crema o loción hidratante inmediatamente después de haberte limpiado la piel en profundidad. De hecho, si no te aplicas el humectante dentro del minuto siguiente tras haber finalizado la limpieza, no lo estarás aplicando en el momento recomendado.
¿Sabías que la dermis puede deshidratarse tan rápido después de la limpieza? La humedad se evapora rápidamente, por lo que es fundamental aplicar una crema o loción hidratante de inmediato, puesto que todavía continúa húmeda.
Proporcionará beneficios interesantes, puesto que ayudará a reducir esa sensación seca, tensa y apretada, que comúnmente podemos tener después de habernos lavado la cara, o tras habernos duchado o bañado.
Utilizar jabón en barra
Si todavía sigues utilizando jabón en barra con el fin de lavarte la cara diariamente, en lugar de utilizar un limpiador profundo, posiblemente estés haciendo más daño que bien.
Y es que cuando lo haces así casi de forma inmediata estarás retirando toda la humedad presente en la piel, lo que conducirá a la acumulación de células muertas.
Además, también revertiría los beneficios de cualquier exfoliante que hayas utilizado en tu rutina de cuidado, independientemente de que se trate de un exfoliante químico o un exfoliante casero.
Frotar el producto
Quizá pienses que, a la hora de aplicarte cualquier cosmético, debes aplicarlo frotándolo sobre ella con el fin de conseguir que proporcione más cualidades, pero lo cierto es que, en realidad, esto es un completo error. Si lo haces así lo único que puedes conseguir es que la piel acabe irritándose.
Por tanto, lo más adecuado es aplicar el producto con movimientos suaves y ascendentes, no solo cuando lo haces sobre la cara, sino también sobre el cuello.
No realizar una doble limpieza
La doble limpieza facial proporciona las cualidades óptimas y necesarias para conseguir que el rostro quede perfectamente limpio.
Para ello, se utiliza primero agua micelar, un aceite limpiador o un bálsamo con el que eliminar todo el maquillaje y la suciedad. Y, luego, se utiliza un limpiador -a base de agua- con el fin de eliminar absolutamente todo lo demás (mugre, acumulación de células muertas…).
Si no te realizas una doble limpieza, en realidad es perfectamente posible que no te estés limpiando la cara lo suficiente, lo que puede ocasionar que surja irritación y el riesgo de brotes de acné aumente.
No te quitas el maquillaje de ojos por separado
Cuando te retiras el maquillaje, ¿únicamente utilizas un poco de desmaquillante en una almohadilla de algodón, y luego te frotas toda la cara de una vez? ¿O quizá te lavas la cara con la ayuda de un limpiador desmaquillante? Si lo haces de una forma, o de otra, en realidad no es correcto.
Como probablemente hayas descubierto ya, el maquillaje de ojos se caracteriza por ser más difícil de eliminar, y se requiere una mayor atención para poder retirarlo con suavidad. No podemos olvidarnos que la piel situada alrededor de los ojos tiende a ser más delicada y frágil, precisamente por el hecho de ser más delgada.
Por tanto, es imprescindible aplicar un desmaquillante específico para la zona de los ojos, y además hacerlo con suavidad (en lugar de frotar con fuerza), y luego proseguir con el resto del rostro. Igualmente, en el resto de la cara lo ideal es continuar haciéndolo con suavidad.
Aplicar los productos en el orden incorrecto
Cuando habitualmente utilizas una enorme cantidad de productos para cuidar tu piel diariamente, lo más probable es que, tal vez, te estés aplicando los productos en el orden inadecuado.
De hecho, hacerlo en el orden incorrecto puede hacer que algunos de ellos simplemente se vuelvan ineficaces, por lo que al final casi obtendrías el mismo resultado que si no te lo hubieras aplicado: nada.
De ahí que la clave esté en seguir siempre el orden correcto.
Es aconsejable empezar con la limpieza. Luego es útil empiezan con un producto más ligero, como un suero o un tónico. Luego podría ser interesante aplicarte un producto de acción antioxidante, como la vitamina C o vitamina E. También es recomendable aplicarte crema para los ojos antes de la crema hidratante. Y, finalmente, añadir tu crema hidratante y un aceite encima.
Olvidarte del cuello
¿Alguna vez te has limpiado en profundidad, y posteriormente aplicado el tónico o suero, la crema hidratante y el aceite en el cuello? Lo cierto es que, en realidad, es tremendamente común que la rutina se detenga a la altura de la barbilla.
Olvidándonos de una parte también esencial del cuerpo, puesto que el cuello se caracteriza por ser más fino, y es habitual que tienda a envejecer más fácil y rápidamente.
¿Lo más adecuado? Utilizar una crema hidratante también en el cuello, aplicándotela a modo de masajes circulares suaves de la misma manera que lo haces con otras zonas del rostro, como por ejemplo la frente o las mejillas. No es necesario utilizar productos específicamente concebidos para esa área: solo tendrás que aplicarte una pequeñísima cantidad de crema hidratante.
Aplicar exceso de producto
Los excesos nunca son buenos, y en belleza ocurre prácticamente lo mismo. Quizá pienses que por el mero hecho de aplicarte una mayor cantidad de producto podrías obtener un mayor número de beneficios. O que, incluso, el resultado tienda a ser más rápido. Pero esto no es en realidad así.
Si ya hemos visto que aplicarte demasiado exfoliante -y además hacerlo de forma agresiva- puede ser enormemente contraproducente para la piel (ya que podría aumentar el riesgo de irritación y de aparición de brotes de acné), cuando te aplicas demasiada cantidad de crema hidratante también sería poco adecuado, ya que al final lo único que estarás consiguiendo es malgastar un producto que probablemente sea caro.
¿Lo mejor? Recuerda que únicamente necesitas una pequeña cantidad de producto, habitualmente del tamaño de una moneda. Eso será suficiente para hacer el trabajo. Y, en definitiva, conseguir los resultados esperados. Y lo mismo ocurre con cualquier otro producto, y no solo con la crema hidratante: sérum o tónico, limpiador y humectante (o aceite).
Comentar