¿Alguna vez te has sentido frustrada porque, a pesar de tus esfuerzos por limpiar tu rostro, todavía te encuentras con restos de maquillaje o impurezas? ¿Has sentido tu piel tirante y seca después de lavarla?
Si es así, te alegrará saber que existe una técnica que puede cambiar por completo tu rutina de belleza y la forma en que tu cutis se siente y se ve: la doble limpieza facial.
Originaria de Asia, donde el cuidado de la piel se considera una forma de arte, la doble limpieza se ha popularizado en todo el mundo por su efectividad para mantener la piel limpia y saludable.
¿Preparada para descubrir cómo esta técnica puede revolucionar tu rutina de belleza? ¡Empieza tu viaje hacia un cutis radiante y bonito!
¿Qué es la doble limpieza facial?
Es un método de limpieza en dos fases que se ha consolidado como una rutina esencial en el mundo de la belleza.
Proviene de la filosofía de belleza asiática, en particular de Corea y Japón, países conocidos por sus rigurosas rutinas de cuidado facial.
El objetivo de la doble limpieza es, como su nombre lo indica, limpiar tu rostro dos veces: primero con un limpiador a base de aceite, y después con uno a base de agua.
¿Por qué dos limpiezas y no solo una? Cada limpiador tiene una misión distinta.
El primer lavado, con el producto a base de aceite, se encarga de eliminar todo el maquillaje, el sebo, la suciedad y las impurezas liposolubles (es decir, que se disuelven en aceite) que se acumulan en tu cutis a lo largo del día.
No te preocupes, a pesar de lo que puedas pensar, los limpiadores a base de aceite no dejan una sensación grasa en la cara, ni siquiera en los cutis más grasos.
La segunda limpieza, con un limpiador a base de agua, se encarga de retirar cualquier residuo de la primera y limpiar las impurezas hidrosolubles (las que se disuelven en agua) como el sudor, la saliva y algunas toxinas.
Este paso asegura que tu rostro esté completamente limpio y listo para el resto de tu rutina de cuidado facial. En resumen, la doble limpieza es un ritual que te permite limpiar en profundidad de una manera suave y efectiva.
Los beneficios que vas a obtener
Además de dejar tu rostro realmente limpio, la doble limpieza facial tiene múltiples ventajas para la salud de tu cutis:
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Mejora la absorción de productos: Con una limpieza profunda, se eliminan todos los obstáculos que podrían impedir que tus productos cosméticos favoritos se absorban correctamente. Es como preparar un lienzo en blanco para que los productos que apliques después (como serums, cremas o tratamientos específicos) puedan actuar en su máximo potencial.
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Ayuda a mantener los poros limpios: Al deshacerte eficazmente del maquillaje, el exceso de sebo y las impurezas, estás evitando que se acumulen en los poros, lo que puede provocar la formación de puntos negros y granitos.
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Favorece la luminosidad: Un rostro completamente limpio refleja mejor la luz, lo que da como resultado un aspecto más radiante y fresco.
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Adaptabilidad: Esta técnica se puede personalizar de acuerdo a tus necesidades. Dependiendo de tu tipo de piel puedes elegir productos a base de aceite y agua específicos para ti.
Independientemente de si tu cutis es graso, seco, mixto o normal, la doble limpieza puede ser una excelente adición a tu rutina de cuidado facial para mantener tu rostro limpio, saludable y radiante.
Cómo hacer una doble limpieza facial: Paso a paso
Paso 1: Limpieza a base de aceite
Empieza por elegir un limpiador a base de aceite adecuado para tu tipo de cutis. Puede ser un aceite o un bálsamo, e incluso un limpiador bifásico.
Aplica una cantidad adecuada sobre tu rostro seco, masajeando suavemente con movimientos circulares.
Este masaje ayuda a despegar el maquillaje, la suciedad y el sebo de la superficie de tu rostro. Después, enjuaga con agua tibia para emulsionar el aceite y eliminar los residuos.
¡Te sorprenderás de cuánto maquillaje y suciedad puede eliminar este primer paso!
Paso 2: Limpieza a base de agua
Ahora es el turno de tu limpiador acuoso. Este paso asegura que cualquier residuo del limpiador a base de aceite y las impurezas hidrosolubles se retiren por completo.
Aplica el limpiador sobre la cara húmeda, masajea con suavidad y luego enjuaga. Te sentirás con la cara fresca, pero no tirante ni seca.
Consejos para cada paso
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No olvides limpiar también el cuello, a menudo se nos olvida, pero es una zona que también se expone a la suciedad y al maquillaje.
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Si usas maquillaje resistente al agua, especialmente en los ojos, puedes usar un desmaquillante específico antes de tu limpiador a base de aceite.
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El agua tibia es la mejor para este proceso. No es aconsejable usar agua muy caliente, ya que puede resecar y dañar tu cutis.
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Ten especial cuidado con la zona alrededor de los ojos, es muy sensible y requiere un trato delicado.
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En ambos pasos, asegúrate de aclarar bien para no dejar residuos de los productos.
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Usa toallas limpias para secar tu rostro. Es mejor dar pequeños toques con la toalla en lugar de frotar.
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El lavado facial debe ser suave. No es necesario frotar ni ejercer demasiada presión.
Cuándo y con qué frecuencia realizarlo
Es importante tener en cuenta que, aunque la doble limpieza es un proceso beneficioso, no siempre es necesario hacerla dos veces al día, con una es suficiente.
En general, se recomienda realizarla por la noche, ya que es cuando necesitamos deshacernos de todo el maquillaje, el sebo, la suciedad y las impurezas que se han acumulado durante el día.
Por la mañana, tu cutis no debería estar tan sucio, por lo que una limpieza sencilla con tu limpiador a base de agua puede ser suficiente.
Sin embargo, tienes tendencia a la grasa o si has sudado mucho durante la noche, puedes optar por hacer una doble limpieza también por la mañana.
Si sientes que un doble lavado dos veces al día es demasiado para ti, ajústala a tus necesidades. Lo importante es escuchar a tu cutis y darle lo que necesita para mantenerse saludable y radiante.
Con la práctica y los ajustes necesarios, la doble limpieza se convertirá en un ritual relajante que tu rostro agradecerá.
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Recomendaciones de productos para la doble limpieza
Elegir los productos adecuados para realizar este método es fundamental para obtener los resultados deseados. Aquí te dejo unas recomendaciones generales para ayudarte a seleccionar tus productos, si todavía estás un poco perdida:
Limpiador a base de aceite
En la primera fase, buscas un producto de base oleosa que pueda deshacerse eficientemente del maquillaje, el sebo y las impurezas. Dependiendo de tu tipo de piel, puedes considerar lo siguiente:
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Secas y sensibles: Busca aceites limpiadores con ingredientes suaves y altamente hidratantes, como el aceite de almendras dulces o el de jojoba. También son recomendables los bálsamos, que tendrás que calentar entre tus manos para fundirlos.
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Grasas y propensas al acné: Los aceites limpiadores con aceite de árbol de té o de semillas de uva pueden ser útiles, ya que estos ingredientes pueden ayudar a combatir las bacterias que causan el acné y a regular la producción de sebo. Además, no son comedogénicos ni dejan un residuo graso.
Limpiador a base de agua
Para la segunda fase, buscas un producto acuoso que pueda eliminar las impurezas más profundas y dejar tu cutis fresco y limpio. El tipo de limpiador que elijas puede variar según tu tipo de piel:
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Secas y sensibles: Opta por limpiadores a base de agua con ingredientes calmantes e hidratantes, como el aloe vera o la glicerina, en formato gel o leche.
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Grasas y propensas al acné: Busca limpiadores espumosos o en gel con ingredientes como el ácido salicílico o el peróxido de benzoilo, que pueden ayudar a equilibrar y combatir el acné.
El agua micelar también puede utilizarse en esta segunda fase, después del lavado a base de aceite. Esto se debe a que su fórmula a base de agua es efectiva para eliminar cualquier residuo graso o impurezas restantes.
Además, el agua micelar es suave para la piel, lo que la hace ideal para su uso en la segunda fase de la doble limpieza, donde quieres asegurarte de que tu piel quede limpia, pero sin sentirse tirante o seca. Hemos reunido nuestros productos favoritos en este artículo.
Errores comunes a evitar
Aunque es un proceso bastante sencillo, hay algunos errores comunes que deberías evitar para sacarle el máximo partido a esta técnica ancestral:
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Elegir los productos incorrectos: No todos los productos son adecuados para todos los tipos de cutis. Asegúrate de elegir un limpiador a base de aceite y uno a base de agua que sean adecuados para tus necesidades específicas. Hay muchas opciones, así que seguro que encontrarás algo con lo que te sientas cómoda.
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No aclarar completamente: Los residuos de los productos de lavado pueden provocar irritación o romper el equilibrio dérmico. Es importante asegurarse de enjuagar bien el rostro después de cada paso.
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Usar agua muy caliente: Como hemos mencionado antes, el agua muy caliente puede resecar y dañar la tez. Lo mismo pasa con el agua muy fría. Lo mejor es utilizar agua tibia. Tienes toda la info sobre la temperatura recomendada del agua en este enlace.
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Frotar o tirar de la cara: La piel de la cara es delicada, y frotarla o tirar de ella puede causar irritación, flacidez y arrugas. En lugar de eso, masajea suavemente tu cutis con movimientos circulares.
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Saltarse la doble limpieza cuando no se usa maquillaje: Incluso si no usas maquillaje, un doble lavado puede ser beneficioso para eliminar el exceso de sebo, la suciedad y las impurezas del ambiente.
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No hidratar después: El lavado, incluso siendo doble y con productos hidratantes, puede dejar la dermis deshidratada. Por eso, es esencial aplicar un hidratante después de limpiar. Esta crema hecha con manzanilla viene de lujo para equilibrar.
Echa un vistazo a estos errores para optimizar tu limpieza.
La doble limpieza facial es un ritual fundamental en tu rutina de belleza, ayudándote a mantener tu cutis fresco, radiante y libre de impurezas. Recuerda, lo más importante es seleccionar los productos adecuados y seguir con consistencia el método.
Ya sea que estés combatiendo el acné, el envejecimiento, la sequedad o simplemente buscando mantener la salud de tu piel, la doble limpieza puede ser tu aliada perfecta.
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