No hay duda que la miel es uno de los mejores alimentos que se conocen porque ofrece muchas propiedades, tanto para la piel como para el organismo en general. De textura suave, normalmente es viscosa y líquida, y se unta en rebanadas y en otros ingredientes.
Pero, con el paso del tiempo, la miel se pone dura y forma cristales. Se trata de un proceso natural, si bien, a diferencia de otros productos como el vino, la frescura es una cualidad fundamental en la calidad de la miel. La madurez, la ausencia de impurezas físicas y residuos, así como su textura son tenidas en cuenta cuando se trata de hablar de sus óptimas características.
La miel por su composición, con más de 2/3 de azúcares, y menos del 20% de agua, tiene tendencia a cristalizar, solidificarse o bien azucararse. Cuando se cristalizan conservan adecuadamente los aromas y sabores naturales. Por lo que es importante remarcar que, a diferencia de lo que se piensa, cuando la miel se cristaliza no cambia de sabor ni se pone mala, ni tampoco pierde sus propiedades beneficiosas.
¿Por qué se cristaliza la miel?
La miel puede ponerse dura y cristalizar dependiendo de muchos factores. Al ser una solución supersaturada, la glucosa tiende a precipitar fuera de la solución, y la solución cambia a un estado sobresaturado más estable. Es decir, que depende de la glucosa y del nivel de humedad de la miel y del exterior o del lugar donde esté guardada.
Hay otras condiciones, como el almacenamiento, la temperatura, la humedad, y de la forma, material y tipo de envase que explican la cristalización de la miel.
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Cómo devolver a la miel su estado líquido
Podemos hacer muchas cosas para que la miel vuelva a ser líquida cuando se pone dura. Por ejemplo, pasarla del frasco de plástico al de vidrio. Los envases de plástico no transfieren el calor a los alimentos que hay en su interior y no conservará el líquido como es debido, es decir, se cristalizará de manera rápida.
Otra manera de devolver su textura suave es introducirla en el horno para que el frasco se caliente, y en unos minutos estará de nuevo líquida. También podemos calentarla al baño maría. El proceso es parecido, pues calentamos el frasco en una paella a fuego suave y lento.
También podemos ablandar la miel cuando está dura gracias al microondas. Es algo más fácil y no necesitamos encender fuego. Colocaremos la miel en un envase apto para horno microondas, como un recipiente de vidrio grueso, luego calentaremos a máxima potencia y enseguida se derretirá. Para conservarla en este estado líquido no siempre es fácil, pero una manera es almacenarla a temperatura ambiente.
Preservar la miel para que no se ponga dura
Para intentar que conserve su estado líquido, la miel debe guardarse en un recipiente adecuado, mejor de vidrio y mantenerla en un lugar siempre fresco y seco. Cuando las temperaturas van variando dentro de un mismo espacio, entonces la miel puede perder el sabor y ponerse dura. Es mejor que esté lejos de la nevera y del horno.
Debemos asegurarnos de no dejar el frasco abierto donde guardamos la miel. Ha de quedar bien tapado.
De la misma manera que para conservarla en líquido, es mejor que no esté expuesta a la luz natural. En ningún caso la colocaremos en el alféizar de la ventana. Cuando queremos almacenar la miel para el largo plazo, entonces la podemos situar en el congelador. Es una clara ventaja porque la miel puede durar varios años si se almacena en el congelador. No estará líquida, pero la podemos poner luego en el horno o en el microondas para que deje de estar dura.
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