Todos sabemos que negociar forma parte de la vida, aquello para lo que no nos entrenan ni en la escuela ni en la universidad. ¿Eres una de esas personas que detestan tener que ponerse a negociar? ¿Lo relacionas con disputas, pérdidas o tensión? Quizás al nombrar estas palabras te sientas identificado cuando estas dentro de esta situación.
Son muchas las personas que prefieren simplemente dar la razón o sencillamente no enfrentarse a ello. Cuántas más herramientas tengamos para llegar a ello mejor… ¡Pero es bueno saber diferenciar negociar con imponer! Y es que aprender a negociar es algo que conviene aprender.
No hay tan sólo un ámbito de nuestra vida que se pueda escapar de la negociación. En nuestra vida personal, de pareja, en el rol como madres y padres, con los amigos, en el trabajo, el sueldo, los días de descanso…
Una manera de empezar a practicar la negociación es jugando, lo que nos ocurre es que al llegar a la edad adulta nos olvidamos de jugar. Podemos tomarlo como un juego para empezar a aliviar la tensión que sentimos cuando estamos negociando, jugar nos relaja, nos permite ser más creativos y nos lo pasamos bien.
Es bueno saber que negociar no es presionar al otro y querer dejarlo sin nada, negociar es empatizar, aprender nuevas formas de entender lo que sucede. Negociar podemos verlo como una oportunidad no como un obstáculo. Es importe diferenciar entre lo que puede ser negociable y que es innegociable.
¿Conoces qué ventajas tiene saber negociar?
Podemos ver la parte positiva que ello implica, como intercambiar argumentos diferentes y que además esa persona tiene otros fines diferentes a los nuestros.
- Tomar como ventaja ‘’la ganancia’’: tener bien claro lo que deseo conseguir en esa reunión y si la mantenemos que podremos ganar y en qué me beneficia a mí es una buena clave para sentarse a negociar. Tener los conceptos claros.
- Trabajar y fortalecer tu autoestima: tu autoestima se verá debilitada sino aprendemos a negociar. Terminamos por sentirnos más débiles como parte perdedora.
- Sentirte un ganador/a: tendremos que soportar los golpes de la vida, las subidas y bajadas. Pero ya que nada se consigue de forma fácil y menos en las negociaciones, cuando conseguimos el premio nos sentimos poderosos, capaces y fuertes.
- Siéntete segura: no muestres que negociar para ti es un compromiso o una incomodidad sino los demás con mala o buena intención no se saldrán siempre con la suya. Esto te ayudará a tener más seguridad en ti mismo. Piérdele el miedo.
Un trato debe de ser justo, si un trato está más de un lado que de otro no funcionará a la larga.
Es bueno tener un buen sentido del humor, hay momentos en los que las negociaciones pueden ser estresantes para ambas partes. No pierdas la paciencia y trata de no enfadarte. No lo tomes como personal, es un negocio. Si llegas a un trato vas a tener que seguir trabajando con quién estas negociando.
Lee también: Cómo afectan a nuestra salud los jefes tóxicos
Recuerda que el tiempo ha de ser tu mejor amigo, no tengas prisa. Ambas partes deben comprometerse a pasar momentos juntos para llegar a un buen trato. Tomate mínimo 24 horas para pensarlo, si te presionan antes de ese tiempo no debe ser buena señal. Incluso, tal vez necesites consultarlo con otra persona, los puntos de vista también ayudan.
Si quieres negociar debes conocer las fortalezas y debilidades de la otra persona. Tener actitud en la vida siempre te será muy positivo. Saber claras cuáles son tus metas a largo plazo, que estas tratando de ganar.
No trates de negociar todo en el mismo día, puede ser muy abrumador y desgastante. Después de construir una buena relación, ya puedes empezar a hablar sobre otros temas que consideres más importantes.
Comentar