La diabetes se ha convertido en una de las enfermedades que más tienden a preocupar a día de hoy a muchos médicos y nutricionistas, debido al incremento anual de personas que, cada año, son diagnosticadas con esta enfermedad.
Aunque existe un tipo de diabetes cuyas causas pueden ser genéticas, en la denominada como diabetes tipo 2 la realidad es que se trata de una enfermedad que puede ser prevenida en la mayoría de los casos.
¿Cómo? Manteniendo un estilo de vida saludable, siguiéndose una dieta sana y equilibrada, manteniendo un peso normal (puedes saber tu peso ideal utilizando nuestra calculadora de IMC), y disfrutando de una vida muchísimo más activa (o lo que es lo mismo: alejarse del peligroso sedentarismo).
No obstante, cuando se produce el diagnóstico de la diabetes es normal que muchas personas se realice una pregunta evidente: ¿qué comer cuando tengo diabetes?
Qué alimentos comer cuando se tiene diabetes
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Frutas, verduras y hortalizas: se recomienda consumir 5 raciones al día de frutas y verduras frescas. O lo que es lo mismo: entre 400 a 500 gramos diarios. ¿Lo mejor? Combinar el consumo de piezas crudas y cocinadas. Se recomiendan cebollas y ajos.
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Legumbres: tres veces por semana, bien cocinadas y a ser posible en forma de germinados.
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Cereales integrales: lo ideal es consumir cereales integrales cada día, sin excederse en su consumo para evitar problemas intestinales. Lo ideal son 100 gramos/día.
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Pescados y mariscos: se pueden comer hasta 3 veces por semana, incluyendo 1 o 2 raciones de pescado azul. Las mejores opciones de preparación es cocinarlos al vapor o al horno.
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Carnes: de 2 a 3 raciones a la semana, sobretodo de carnes blancas como el pollo, conejo o pavo.
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Huevos: se aconseja consumir de 2 a 3 huevos a la semana. Eso sí, nunca preparados fritos.
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Aceites: incluir en la dieta aceite de oliva o aceite de germen de trigo (unos 30 gramos diarios como máximo). Evitar el aceite de girasol y de maíz.
Nutrición adecuada para la diabetes
Una nutrición adecuada para la diabetes se fundamenta básicamente en una alimentación en que puede comerse de todo pero con moderación, no faltando en la dieta diaria la fibra, la cual disminuye la necesidad de insulina a la par que mejora los niveles de azúcar en sangre.
Lo ideal dentro de este tipo de nutrición es moderar el consumo de proteínas, dado que basta sólo con tomar las suficientes para cubrir las necesidades básicas.
Se debe restringir el consumo de grasas, especialmente si tienes elevados los niveles de colesterol malo (LDL). Eso sí, es cierto que las grasas en si mismas no poseen un efecto directo sobre los niveles de glucosa, pero sí sobre el sobrepeso, un factor que –como sabes- está muy asociado con la diabetes.
Tratar de sustituir el azúcar por edulcorantes que sean no nutritivos es otra idea muy buena, a la par que fraccionar las comidas en 5 o 6 tomas al día, ya que de esta forma mejor es el control de la glucosa circulante en la sangre.
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Imagen | catsper
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