Explicado de forma más o menos sencilla, la tensión arterial es la presión que ejerce nuestra sangre cuando circula por las paredes de las arterias, motivo por el cual es también conocida con el nombre de presión sanguínea. Atendiendo a los valores de tensión arterial, debemos diferenciar entre dos componentes: la presión sistólica y la presión diastólica. Mientras que la presión sistólica es aquella que refleja las contracciones del corazón, la presión diastólica nos indica la presión mínima constante que se encuentra presente en nuestras arterias, y que en cierto sentido refleja la relajación del corazón.
En relación precisamente a los valores normales de tensión arterial, ésta debe situarse entre: presión sistólica entre 10 y 14 cm de Hg (100 y 140 mm), y la presión diastólica entre 6 y 9 cm Hg (60 y 90 mm). Es decir, se considera alta cuando se sitúa por encima de los 140/90 mm/Hg (esto es, 140 mm/Hg de presión sistólica y 90 mm/Hg de presión diastólica). Siendo la ideal la de menos de 120/80.
Existen diferentes causas que influyen en que la presión arterial aumente. Se trata de una afección grave que puede conducir a una insuficiencia renal, un accidente cerebrovascular, una insuficiencia cardíaca o enfermedades coronarias, sobretodo si se mantiene en el tiempo (por ello es fundamental medirnos la tensión de manera regular, ya que en la mayoría de los casos no causa síntomas). Por ejemplo, influyen en su aumento el sobrepeso y la obesidad, diabetes, el hipertiroidismo o el hipotiroidismo…
Aunque es cierto que en la mayoría de los casos la hipertensión puede no curarse, sí puede controlarse. Además de seguir el tratamiento regular indicado por el médico, es posible optar en la cocina por determinadas recetas que ayudan a controlarla. Un ejemplo son las maravillosas recetas de zumos que te proponemos a continuación.
Zumo de zanahorias y ajo
Ingredientes
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1 diente de ajo
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250 ml. de zumo de zanahoria
Preparación
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Para evitar que el ajo te repita tanto, corta el diente de ajo por la mitad y retira la especie de raíz que encontrarás en su interior.
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Machácalo y mézclalo con el zumo de zanahoria.
Zumo de zanahorias y perejil
Ingredientes
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1 o 2 zanahorias grandes
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1 ramillete pequeño de perejil
Preparación
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Lava las zanahorias y retírales la piel.
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Córtalas en rodajas y ponlas en el vaso de la licuadora.
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Lava las ramitas de perejil y pícalas. Añádelas a la licuadora.
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Licúa todo bien hasta que el zumo esté listo.
Zumo de remolacha, pepino y piña
Ingredientes
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3 o 4 rodajas de remolacha
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1 pepino
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2 o 3 rodajas de piña
Preparación
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Pon la remolacha en el vaso de la licuadora.
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Lava el pepino y córtalo en rodajas. Añádelo a la licuadora.
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Finalmente añade las rodajas de piña.
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Licúa todo bien hasta que quede todo bien mezclado.
Zumo de zanahoria y naranja
Ingredientes
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1 o 2 zanahorias grandes
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1 naranja
Preparación
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Corta la naranja por la mitad y exprímela en un exprimidor para obtener su zumo.
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Añade el zumo de naranja al vaso de la licuadora.
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Lava las zanahorias y pélalas. Luego córtalas en rodajas. Añádelas al vaso de la licuadora.
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Licúa bien, hasta que el jugo de la zanahoria se haya mezclado con el zumo de naranja.
Imágenes | bertholf / Jeremy Noble
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