La orina es un líquido de color amarillo pálido excretada o secretada por los riñones, el cual transporta agua, residuos producto del trabajo secular, sustancias indeseables y compuestos disueltos o separados por nuestros riñones y que el organismo no necesita y por tanto termina desechando o eliminando. En su composición destaca principalmente la urea, una sustancia formada por nuestro hígado y derivada de la destrucción de las proteínas. Además, también contiene sustancias minerales, entre las que podemos mencionar sodio, potasio, cloro, iones de fosfato y sultato, creatinina y ácido úrico.
Como de buen seguro sabrás, la densidad y cantidad de la orina depende de algunos factores, como por ejemplo la cantidad de agua que hayamos ingerido, las actividades físicas que hemos llevado a cabo, y su equilibrio. Y, sobre el color de la orina, si bien es cierto que sin ningún tipo de afección o problema de salud suele presentar un tono amarillo pálido casi transparente, determinadas afecciones pueden influir en un cambio de tonalidad.
Así, por ejemplo, una tonalidad rojiza puede ser un indicativo de la presencia de hematuria (sangre), mientras que una tonalidad marrón puede indicar que existe una posible conexión entre la vejiga y el intestino como consecuencia de una fístula vesicointestinal.
En lo que se refiere a la formación de la orina, es cierto que las nefronas poseen un papel muy importante, ya que es en ellas donde se seleccionan las diferentes sustancias que luego se transformarán en la propia orina. Pero antes debemos saber que el filtrado de la sangre empieza cuando los capilares glomerulares (que encontramos situados en la cápsula de Bowman), son los encargados de filtrar la sangre por primera vez.
Después de este proceso la sangre conserva algunas macromoléculas como por ejemplo la albúmina, así como otras células. Luego, este filtrado glomerular pasa por el tubo contorneado proximal donde se reabsorben alrededor del 80% de las distintas sustancias filtradas (como agua, sodio, glucosa, fosfato, potasio, aminoácidos y calcio), para continuar transitando por nuestro torrente sanguíneo hasta alcanzar la porción descendente del asa de Henle, donde se reabsorbe agua a la vez que en la porción ascendente se captan algunos iones.
Precisamente cuando el filtrado llega a un tubo llamado contorneado distal solo conserva el exceso de agua y los residuos, dado que ya ha perdido todas las sustancias y compuestos fundamentales para nuestro organismo. Es en la parte final del conocido como conducto urinífero donde se volverá muchísimo más concentrada.
Finalmente el líquido resultante la filtración llegara hacia la pelvis interior del riñón, para ser conducida hacia las vías urinarias donde será almacenada en la vejiga y luego saldrá para su evacuación. Mientras que aquellos elementos y sustancias reabsorbidos pasarán al torrente sanguíneo.
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