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Cuando nos realizamos una analítica de sangre básica podemos encontrarnos con distintos elementos que se tienden a analizar y estudiar de forma cotidiana y habitual, ya que son parámetros que informan al especialista médico acerca del buen o mal funcionamiento de determinados órganos de nuestro cuerpo.
Así, por ejemplo, podemos mencionar las transaminasas para descubrir si el hígado funciona de manera correcta o si determinados hábitos (como pueden ser un consumo de alcohol elevado o seguir una dieta rica en grasas) están influyendo en su salud. Mientras que si lo que queremos es descubrir el funcionamiento de los riñones, se utiliza como elemento principal la creatinina.
¿En qué consiste la creatinina? ¿Qué es?
La creatinina es un residuo de la masa muscular y también de su propia actividad. Es decir, consiste en un compuesto orgánico que es el resultado final de la degradación de la creatina. La creatina es un componente de los músculos (se almacena en los músculos en torno a un 90%), que puede ser transformada en ATP (Adenosín trifosfato), convirtiéndose en una fuente de alta energía para las distintas y diferentes células de nuestro cuerpo.
Consiste, por tanto, en un producto de desecho del metabolismo -normal- de nuestros músculos. Además, es común que nuestro cuerpo produzca creatinina en una tasa constante, de ahí que su análisis de sangre ayude a descubrir si puede o no existir algún tipo de problema muscular o de los riñones.
Su producción depende de forma directa de la modificación de la masa muscular, de ahí que muchos médicos consideren que, en realidad, sus niveles suelen variar muy poco, por lo que lo más común sin que exista alguna patología es que sus valores permanezcan estables. Por ello, debemos tener siempre en cuenta que la concentración de creatinina en la sangre depende no solo de la función renal sino de la masa muscular de la persona.
De ahí que desde un punto de vista médico lo más adecuado es analizar y conocer la tendencia de los niveles de la creatinina en un cierto plazo de tiempo que atender únicamente a un solo valor, dado que un nivel que aumenta con el paso de los meses o años de creatinina puede ser un indicativo de daños de riñón, de la misma manera que un nivel que desciende es un indicativo de una mejora de la función del mismo.
¿Por qué se analiza en un análisis de sangre?
Dado que los riñones son los encargados de filtrar la creatinina excretándola a través de la orina, su medición se convierte en definitiva en el modo más simple de monitorizar si los riñones se encuentran realizando su función correctamente.
Es decir, nos encontramos ante una prueba simple que se convierte en el indicador más común que informa al especialista acerca de la función renal de la persona. De ahí que este valor siempre sea analizado y estudiado en una analítica sanguínea rutinaria, tanto en su forma sérica como en orina.
La separación de la creatinina puede ser calculada de forma precisa utilizando para ello la concentración de la creatinina en suero, o bien mediante una recolección de orina de menos de 24 horas y analizando variables como el sexo, la edad, el peso y la raza de la persona.
Los niveles de la creatinina
En primer lugar debemos tener en cuenta que los valores de creatinina suelen variar ligeramente entre distintos laboratorios, ya que algunos laboratorios suelen analizar muestras distintas o usar diferentes mediciones. No obstante, a continuación te indicamos los valores normales promedio:
- Valores normales en hombres adultos: entre 0,7 y 1,3 mg/dl
- Valores normales en mujeres adultas: entre 0,5 a 1,2 mg/dl
- Valores normales en niños: entre 0,2 a 1 mg/dl
En hombres se considera un valor alto aquel nivel de creatinina elevada que se sitúe por encima de 1,3 mg/dl, mientras que en las mujeres cuando supera los 1,2 mg/dl. Valores por encima de 4 mg/dl son considerados como un fallo renal importante.
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