Los glóbulos blancos (conocidos así ya que éste es el color que presentan ante el microscopio, no conteniendo pigmentos) o leucocitos consisten en un conjunto de células sanguíneas, los cuales destacan por ser los efectores celulares de la respuesta inmunitaria de nuestro organismo.
Es decir, intervienen y participan de forma muy activa en la defensa del organismo contra agentes infecciosos (antígenos) o sustancias extrañas. Y conforman, por tanto, alrededor de un 1% del volumen sanguíneo total en el organismo de una persona adulta sana.
Se trata, como veremos, de un elemento fundamental en la analítica sanguínea básica que nos realizamos de manera rutinaria cada cierto tiempo, principalmente porque el número de leucocitos en la sangre puede ser una señal o indicador de enfermedad o patología.
De esta forma, cuando nos encontramos ante un número elevado de leucocitos en sangre se trata de una condición médica conocida con el nombre de leucocitosis, mientras que su disminución por debajo del límite inferior, es conocida médicamente con la denominación de leucopenia.
¿Qué son los glóbulos blancos o leucocitos?
Los glóbulos blancos, también conocidos médicamente con el nombre de leucocitos, consisten en un tipo de célula sanguínea que encontramos fundamentalmente tanto en el torrente sanguíneo como en los distintos tejidos linfáticos, y que son producidos tanto en la médula ósea y en el tejido linfático.
Son producidos a partir de las células madre hematopoyéticas, que consisten en unas células multipotenciales que encontramos en la médula ósea, conocidas a su vez con el nombre de hemocitoblasto (célula precursora en definitiva de los diferentes glóbulos sanguíneos).
Forman parte del sistema inmunitario de nuestro organismo, y tal y como conoceremos en el apartado siguiente, entre otras importantísimas funciones se encargan de combatir infecciones y enfermedades. Es decir, son ejecutoras de la respuesta inmunitaria de nuestro propio cuerpo.
Principales funciones de los glóbulos blancos o leucocitos
Podríamos decir que los glóbulos blancos son células sanguíneas fundamentales para nuestra salud, en especial para nuestro sistema inmunitario.
De hecho, precisamente circulan por la sangre para combatir las infecciones o cuerpos extraños, aunque al tratarse de una parte fundamental de las defensas inmunitarias de nuestro organismo, en algunas ocasiones pueden también atacar los tejidos normales del propio cuerpo.
El origen de las diferentes formas de leucocitos se produce a partir de células madre de la médula ósea, aunque también se originan en el tejido linfático.
Características de los glóbulos blancos o leucocitos
Se caracterizan por ser células móviles, que encontramos en la sangre, y forman la fracción celular de los diferentes elementos figurados de la sangre.
Aunque no solo circulan por los vasos sanguíneos, ya que a través de un mecanismo llamado diapédesis pueden desplazarse fuera y tener contacto con los tejidos del interior del cuerpo.
En cuanto a su tiempo de vida, éste varía desde algunas horas, a meses e incluso hasta alcanzar años.
Clasificación de los glóbulos blancos o leucocitos
Leucocitos con núcleos sin lóbulos (mononucleares)
- Linfocitos: son los leucocitos de menor tamaño. Reaccionan frente a materiales extraños; por decirlo de alguna forma, podemos considerarlos como de alta jerarquía en el sistema inmunitario, al ser las encargadas de la inmunidad específica o adquirida.
- Monocitos: tipo de glóbulos blancos agranulocitos, es el de mayor tamaño. Se generan en la médula ósea y, a través de la sangre, emigran a diferentes órganos y tejidos como los pulmones, hígado, bazo, huesos o ganglios linfáticos. Su función es la de comerse a diferentes microorganismos o restos celulares.
Leucocitos con núcleos lobulados (polimorfonucleares)
- Neutrófilos: de tipo granulocito, es el más abundante de la sangre del ser humano. Tiene un periodo de vida corto (de horas o pocos días), y su función principal es la de fagocitis de hongos y bacterias (es decir, las rodean con su membrana citoplasmática y las introducen al interior celular).
- Basófilos: es el menos abundante en la sangre. Son los responsables del comienzo de la respuesta alérgica, a través de la liberación de histamina y serotonina en bajas concentraciones, teniendo una participación activa en la respuesta inmunitaria.
- Eosinófilo: derivado de la médula ósea, antes de migrar a los tejidos tienen una vida media en la sangre de 3 a 4 días. Son responsables en la patogénesis de las enfermedades alérgicas y la muerte de parásitos.
Como vemos, dependiendo del tipo de leucocito o glóbulo blanco frente al que nos encontremos tendrá una serie de funciones principales. Por tanto, es adecuado conocer cuáles son y cómo se clasifican para descubrir cuáles son esas funciones básicas.
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