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Exudado vaginal: qué es el frotis en la vagina y para qué sirve

El exudado vaginal (o frotis de la vagina) es una prueba médica muy útil para conocer si la mujer padece algún tipo de infección bacteriana. Descubre cuándo se hace y cómo.

Exudado vaginal

Si ya en algún momento anterior has acudido a la consulta de tu ginecólogo/a con el fin de hacerte una primera revisión ginecológica, es bastante posible que ya sepas la importancia del exudado vaginal, una prueba médica esencial cuando existen síntomas o señales relacionadas con determinadas patologías o enfermedades, especialmente en caso de una posible enfermedad de transmisión sexual (ETS).

Se trata, de hecho, de un método de diagnóstico sumamente importante en el embarazo, que ayuda al especialista médico a descubrir la posible existencia de bacterias (especialmente estreptococos del grupo B) en el canal del parto, que llegado el momento de dar a luz, afecten al bebé durante el alumbramiento.

¿Qué es el exudado de la vagina y cómo se hace?

Consiste en una prueba muy fácil de hacer e indolora en la que el ginecólogo extrae una muestra de flujo procedente de la zona de la vagina. Para ello utiliza un escobillón, que es un instrumento médico cuya forma y apariencia recuerda mucho a la que posee un bastoncillo de oídos.

¿Y para qué se utiliza? Fundamentalmente es tremendamente útil para descartar o diagnosticar la posible existencia de infecciones vaginales, que puedan estar ocasionando en la mujer determinados síntomas y molestias. Es decir, es un medio de diagnóstico muy común en la práctica ginecológica, especialmente adecuado en caso de vaginitis.

Por ejemplo, entre los síntomas que más comúnmente suelen aparecer cuando se sufre una infección vaginal podemos mencionar la presencia de: olor vaginal desagradable, picor y ardor vaginal, secreción diferente a lo considerado como normal, y además sensación de dolor y/o irritación al orinar o al mantener relaciones sexuales.

¿Cómo se hace?

  1. Para realizarla, la mujer debe estar lo más relajada posible, para evitar molestias. Ésta se coloca tumbada boca arriba en una camilla con apoyo para colocar las piernas o introducir los talones.
  2. El ginecólogo/a coloca un espéculo en la vagina, el cual se abre posteriormente y permite acceder más fácilmente a las paredes vaginales y el cuello del útero.
  3. Luego se desliza un hisopo o escobillón sobre las secreciones, obteniéndose una muestra de las paredes vaginales. Este utensilio posee en su interior un medio de cultivo que brinda la posibilidad de nutrir a los gérmenes e impedir que desaparezcan en el proceso de transporte al laboratorio.

Una vez realizada la muestra obtenida es examinada en el laboratorio e identificará qué agentes causantes están ocasionando los síntomas, en caso de existir.

En caso de sospecha de vaginosis bacteriana también es posible la realización del test de las aminas, consistiendo en mezclar una cantidad pequeña de secreción vaginal con unas gotas de hidróxido potásico, el cual producirá un olor similar a pescado en caso de que sea positivo.

Bacterias en la vagina

¿Por qué es tan importante el exudado vaginal-rectal en el embarazo?

En el embarazo, y especialmente en la etapa final del mismo (esto es, cuando la fecha del nacimiento se aproxima), el análisis es de vital importancia, puesto que brinda la posibilidad al ginecólogo de detectar con antelación la existencia -o no- de bacterias situadas en el canal del parto, y que llegado el momento del mismo, pudieran afectar al bebé.

Por ello se realiza en el tercer trimestre del embarazo, en la mayoría de las ocasiones, entre las semanas 35 y 37, dado que es el momento ideal para detectar la existencia de bacterias tipo estreptococo del grupo B (EGB), y su posible contagio al bebé a través del conocido como canal del parto (conducto por el cual el bebé circula durante el parto, extendiéndose desde el estrecho superior de la pelvis hasta el orificio de la vagina). De hecho, así lo aconseja la propia Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

Se estima que, en realidad, las posibilidades de contagio por parte del bebé en el parto son realmente mínimas, dándose entre 0,5 a 1,5 casos por cada 1.000 nacimientos. No obstante, en caso de producirse, sus consecuencias son muy graves para los bebés, dado que a largo plazo puede ocasionar retraso mental o la pérdida de la visión o de la audición.

Y, en caso de existir vaginosis bacteriana en la mujer embarazada, cuando el resultado es positivo para la presencia de Estreptococo B, durante el parto se lleva a cabo un tratamiento antibiótico profiláctico. En la mayoría de las ocasiones se administra a la mamá una dosis de antibiótico intravenoso cada cuatro o seis horas mientras dura el parto, concretamente desde que comienzan las contracciones regulares y la dilatación ha alcanzado los tres centímetros, hasta el momento del nacimiento del bebé.

¿Qué hacer en caso de infección vaginal?

En caso de existir vaginosis vírica o bacteriana, y la mujer no se encuentra embarazada, se prescribirán por parte del ginecólogo el tratamiento médico adecuado para el tratamiento. En la mayoría de las ocasiones, se sigue un tratamiento a base de antifúngicos como el Metronidazol o Clindamicina, que ayuda a la hora de eliminar las bacterias, calmando a su vez los síntomas.

Sin embargo, en caso de embarazo, y la presencia del Estreptococo B es positiva, se seguirá el tratamiento antibiótico en el parto, con el fin de evitar -y prevenir- su contagio al bebé.

¿Se pueden prevenir?

Existen algunos cuidados básicos que puedes seguir cada día a la hora de prevenir o evitar las infecciones vaginales. Por ejemplo, es recomendable mantener una higiene íntima adecuada, manteniéndola siempre limpia y seca.

También es útil evitar el uso de ropa muy apretada o ajustada, tratando siempre que ésta sea de algodón, fresca y ligera. Además, es fundamental el uso de preservativos.

Bibliografía
Este artículo se publica solo con fines informativos. No puede ni debe sustituir la consulta a un Médico. Le aconsejamos consultar a su Médico de confianza.

C.Pérez

Escribo sobre ciencia, salud y nutrición desde hace 11 años. ¡Ah! Y también papá a tiempo completo con 4 años de experiencia.

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