Teniendo en cuenta que tanto el sobrepeso como la obesidad se han convertido en dos auténticos problemas de salud, y dado el creciente aumento de personas que cada año sufren de exceso de peso, es ciertamente normal que a día de hoy nos encontremos con una gran diversidad de diferentes tipos de dietas para adelgazar y perder peso que nos ayuden precisamente a eso: a controlar nuestro peso y a disfrutar, por tanto, de un peso ideal.
Para saber en primer lugar cuánto peso deberíamos perder, lo más aconsejable es utilizar una calculadora de IMC para saber cuál es nuestro Índice de Masa Corporal según nuestro peso y estatura. Luego de este dato, es conveniente saber cuál es el peso ideal en hombres (si eres varón), o el peso ideal en mujeres (si eres mujer).
Por desgracia, ese aumento de personas con sobrepeso y obesidad que desean perder peso como sea han conllevado a la aparición de dietas milagrosas que prometen una pérdida de peso rápida, en poco tiempo y sin apenas esfuerzo, cuando en realidad supone un riesgo grave para nuestra salud, amén de que podemos sufrir determinados déficits nutricionales.
Para ayudarte a conocer un poco más sobre ellas, analizamos los diferentes tipos de dietas más comunes y, sobre todo, qué efectos secundarios tiende a producir su seguimiento regular.
Los principales tipos de dietas de adelgazamiento más habituales
Dietas hipocalóricas
Son dietas bajas en calorías, que proponen generalmente ingerir cada día menos de 1000 calorías. Es cierto que, para bajar de peso, es conveniente una reducción de calorías, pero siempre debemos mantenernos en un mínimo saludable (que se sitúa en torno a las 1.500-1.700 calorías).
¿Cuáles son sus principales efectos secundarios? Malestar general y mareos, pérdida de cabello, depresión, insomnio, amenorrea (en el caso de la mujer) e intolerancia al frío.
Dietas hiperproteicas o altas en proteínas
Son dietas altas en proteínas y bajas en hidratos de carbono. Proponen la posibilidad de comer sólo alimentos ricos en proteínas, todo lo que la persona quiera. Un ejemplo claro es la dieta Dukan o la dieta Atkins, tan de moda en los últimos tiempos, pero igualmente tan criticada por muchos dietistas y nutricionistas principales.
Sus principales efectos secundarios van desde pérdida de líquidos hasta niveles elevados de colesterol, triglicéridos y ácido úrico. Por otro lado, también pueden causar estreñimiento, descalcificación ósea, náuseas, mareos y halitosis. Y lo que es aún más grave: daños en los riñones.
Dietas basadas en un único alimento
Son dietas que, como su propio nombre indica, se basan únicamente en el consumo de un único alimento.
Son eficaces para adelgazar, dado que al consumir un único alimento (por ejemplo, solo recetas de alcachofa, piña o manzana) es normal que no se consuman muchas calorías, pero se producen evidentes déficits nutricionales. Además, se produce un efecto rebote prácticamente inmediato.
Entre los efectos secundarios que produce seguir este tipo de dieta podemos encontrarnos trastornos digestivos y estomacales, trastornos psíquicos y emocionales y además se tratan de dietas que tienden a romper el ritmo alimenticio normal.
Dietas disociadas
Son dietas que defienden cómo se come la comida, no la cantidad ni lo que se come. Por tanto, analiza las combinaciones de alimentos, defendiendo que una mala combinación es la principal culpable del sobrepeso y la obesidad.
Es decir, no permite mezclas normales tales como carne con verduras, lácteos con pan…
No se producen efectos secundarios, pero es cierto que es probable que la persona coma menos porque se trata de una dieta generalmente aburrida.
Entonces, ¿qué puedo hacer para adelgazar?
Si deseas bajas de peso, y sobre todo quieres reducir esos kilos demás pero conseguirlo con salud, es evidente que en primer lugar lo más adecuado es acudir a un nutricionista o dietista de confianza.
En este sentido, el dietista-nutricionista es ideal para ofrecerte una dieta personalizada de acuerdo a tus necesidades nutricionales y teniendo en cuenta parámetros o valores tan importantes como tu peso actual, tu estatura, si eres hombre o mujer, tu actividad física… Además, te ayudará a cambiar hábitos de vida y te brindará consejos dietéticos personalizados.
Por otro lado, no podemos olvidarnos de algo igualmente fundamental: si queremos perder peso es importantísimo cambiar nuestro estilo y nuestros hábitos de vida. Por ejemplo, es útil empezar a practicar ejercicio físico con regularidad, al menos 30 minutos cada día, y tratar de vivir una vida mucho más activa alejándonos del sedentarismo.
Esto se una al cambio en la alimentación, que es fundamental e igualmente importante que el seguimiento de la dieta de adelgazamiento y su asesoramiento/supervisión por parte del especialista.
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