¿Sabías que la piel es el órgano más largo y extenso de nuestro cuerpo? Entre sus funciones más importantes se encarga de protegernos frente a cualquier tipo de ataque externo ya que ciertas células cutáneas trabajan con el sistema inmunitario para evitar que entren en el cuerpo bacterias y virus, nos ayuda a mantener la hidratación (un 70% de la piel es agua), es útil para regular nuestra temperatura corporal ya que cuando entramos en calor libera sudor a través de las glándulas sudoríparas, y además absorbe la vitamina D procedente del sol transformándola de tal manera que nuestro organismo puede usarla.
¿Te has parado empezar cuántas veces nos rascamos la piel al día? Lo cierto es que lo hacemos casi sin percatarnos de ello, y además tendemos a hacerlo varias veces al día. En términos comunes podemos decir que nos rascamos la piel muchas veces al día. Y al rascarnos sentimos un enorme alivio, ya que cuando nos rascamos la piel el picor se alivia de forma inmediata.
Pero aunque nos alivia durante algunos segundos luego la picazón vuelve, y además lo hace con mucha más intensidad, de forma que nos tendemos a rascar de nuevo, y así comienza un círculo en el que no podemos parar.
¿Por qué nos pica la piel?
La piel puede picarnos por muchos motivos. El roce del pelo o de la ropa, el polvo… Este tipo de estímulos entran en contacto con los distintos receptores que encontramos en la dermis, que como de buen seguro sabrás se trata de la capa más externa de nuestra piel.
Estos receptores se encargan de enviar un mensaje a nuestro cerebro a través de la médula espinal, que al llegar finalmente a la corteza cerebral tienden a generar una incómoda sensación de picazón.
Luego surge lo que se conoce como prurito, que consiste en una pequeña picazón que puede aparecer ante el contacto de algún estímulo determinado, o incluso por encontrarnos nerviosos, ansiosos o angustiados. También puede ser un síntoma de una reacción alérgica, volviéndose en esta ocasión en un prurito mucho más serio.
¿Y qué ocurre entonces cuando nos rascamos?
La serotonina es un neurotransmisor que ayuda a la hora de que los mensajes se trasmitan constantemente entre los nervios de nuestro cuerpo. Consiste en una sustancia química producida por nuestro propio organismo, destacando como la responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo, de forma que un déficit de serotonina nos conduce a estados depresivos.
Al parecer, tal y como han descubierto científicos de la Escuela Universitaria de Medicina de St. Louis (en Estados Unidos), la serotonina es la principal ‘culpable’ de que la picazón vuelva de nuevo una vez nos hemos rascado la piel. Es decir, tiende a aumentar la sensación de picor porque al rascarnos provocamos un ligero dolor que ayuda a que neurológicamente el cerebro se distraiga durante un momento. De ahí que al rascarnos se alivie la sensación de picor al crear un pequeño dolor en la piel, aumentando la liberación de serotonina. Como resultado, luego se incrementa la sensación de picazón.
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