La mayoría de las personas tendemos a confundir y a pensar cuando enfermamos que virus y bacterias pudieran ser lo mismo y no es así. Por esa razón en Natursan hemos pensado dedicar un artículo en el que aportamos la definición de cada uno de estos microorganismos para poder diferenciarlos.
El único parecido que guardan ambos es que tanto virus como bacterias son microorganismos y que al ser tan pequeños de tamaño son imposibles de ver con el ojo humano a no ser que utilicemos un microscopio.
El tamaño de las bacterias aún tratándose de un microorganismo supera el tamaño de los virus hasta en 100 veces. Los virus son unos microorganismos que viven dentro de las células de los seres humanos, lo que se traduce en que todos tenemos virus.
Los virus son de diferentes tamaños y formas, llegando a medir los más pequeños entre 18 y 20 nanómetros de ancho, y en un milímetro de espacio puede haber hasta 50.000 virus. Esto significa que se dividen muy rápido invadiendo los tejidos de un órgano determinado y comenzando así la infección.
Los principales virus causantes de los catarros son los virus que se transmiten por el aire cuando la persona que habla tiene catarro o resfriado, cuando tose, o estornuda.
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Estos síntomas y otros como mucosidad nasal, tos, dolor de garganta, obstrucción nasal, se producen porque al transmitirse el virus por el aire hace que llegue a la nariz, faringe o la boca y al llegar a estas zonas se reproduciendo inflamación en las zonas que hemos mencionado anteriormente desarrollando así los síntomas comunes del catarro o resfriado.
Existen varios virus causantes de catarro como el virus respiratorio sincitial, el rinovirus, adenovirus y los virus de la gripe.
Entre el mundo extenso de los virus se encuentran también los virus causantes de la gastroenteritis, estos virus son muy frecuentes y en este caso el virus se contagia a través de los alimentos contaminados por mala manipulación, alimentos en mal estado, por la saliva de otra persona con el virus.
El medio de transmisión de estos virus es la boca, comenzando primero por la boca, el estómago y el intestino y como consecuencia de la acción de los virus estos órganos se inflaman y duelen produciendo diarreas y vómitos.
Los nombres de estos virus frecuentes de estómago son el rotavirus y los enterovirus.
Algunos virus llegan a provocar enfermedades graves como los virus causantes del SIDA y de la hepatitis.
¿Y qué pruebas existen para poder identificar el tipo de virus? Las pruebas que se realizan para identificar el tipo de virus consisten en tomar muestras de sangre, hacer un cultivo de heces o de moco.
A diferencia de las bacterias los virus no se tratan con antibióticos ya que los antibióticos en el caso de los virus no son eficaces.
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Las bacterias son también microorganismos y la bacteria de menor tamaño puede ser del tamaño de los virus más grandes y producen infecciones en cualquier órgano.
Por lo general las bacterias suelen afectar o encontrarse en un solo órgano o también localizarse en los órganos más próximos o relacionados con ese mismo órgano, como pudiera ser el caso de una infección por bacterias en el pulmón pudiendo alcanzar otros órganos relacionados y próximos a él como son, garganta y oídos.
Hay ocasiones que las bacterias pudieran encontrarse solo en la sangre, a esta patología se le conoce como bacteriemia. Existen bacterias muy agresivas que pueden causar infecciones muy graves hasta el punto de poder ser mortales como es el caso de la bacteria llamada meningococo.
Las infecciones más frecuentes causadas por bacterias son: faringitis, otitis, neumonía, meningitis, tuberculosis, infección urinaria, infección de los ganglios, gastroenteritis.
De toda esta información podemos traducir que las bacterias son más agresivas que los virus y que en el caso de las bacterias sí se tratan con antibióticos.
Antibióticos que deberán siempre ser prescritos por los médicos ya que el uso inadecuado de los antibióticos hace que las bacterias que normalmente tenemos en nuestro organismo se vuelvan muy resistentes y cuando de verdad necesitemos de la administración de antibióticos, estos resultarán ineficaces.
Una vez aclaradas las diferencias debemos tener presentes siempre no automedicarnos ante cualquier síntoma o sospecha de haber contraído alguna enfermedad y acudir al médico para que nos haga una buena revisión y prescripción de los medicamentos adecuados para tratar la enfermedad.
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