Paseando una vez por la ciudad Japonesa de Kioto, uno se da cuenta de la gran majestuosidad y elegancia que desprenden cada uno de sus rincones. Esta ciudad del ‘País del Sol Naciente’ es una mezcla entre lo tradicional y moderno, dando lugar a un resultado de lo más curioso que no deja indiferente a nadie.
De hecho, aquí se pueden vislumbrar monumentos realmente impresionantes como el ‘Kinkaku-ji’ una especie de templo dorado construido en pleno siglo XII que sirvió como residencia de verano para unos de los ‘shogun’ (o altos cargos militares) más importantes de aquel momento que consiguieron vivir casi hasta los 80-90 años, algo impensable para los aquellos tiempos.
Ante esto, mucha gente como yo se pregunta cómo estos nipones consiguen ser tan longevos. En este sentido, muy cerca de esta ciudad japonesa vivió al que se conoce como Jirōuemon Kimura, una de las personas más viejas del mundo y que nació nada más y nada menos que en el año 1897.
Aunque desgraciadamente falleció en el año, esta persona fue un ejemplo a seguir y nos da cierta idea de cómo nuestros compañeros japoneses consiguen disfrutar de una salud de hierro. ¿Os gustaría saber el por qué? Pues pon tus cinco sentidos en las siguientes líneas por que puede ser una vía a disfrutar de unos hábitos de vida mucho más saludables.
Dieta sana y equilibrada
En nuestra sociedad completamente globalizada es normal que nuestra comida también lo esté. Casi todos los alimentos que tomamos vienen de grandes plantas de producción que le añaden todo tipo de colorantes y conservantes para que así los alimentos se conserven y sepan mejor. Todo ello sin mencionar la cantidad de azúcares y grasas saturadas que pueden llegar a contener.
Pues bien, desde aquí os decimos que los japoneses no tienen que sufrir esta “lacra”. Estos basan sus comidas en dietas de lo más equilibrados poniendo mucho énfasis en el arroz. Pero no hablamos de uno cualquiera. En esta ocasión nos referimos en aquel que se cultiva en sus extensos campos naturales que lo convierten en un producto sin igual que después lavan mucho para quitarle cualquier tipo de insecticida que pueda tener.
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Sistema de salud gratuito
En algunos países como España se puede disfrutar de una sanidad pública y universal. De hecho, en este país es donde se producen más trasplantas que en cualquier lugar del planeta.
En el caso de Japón esto no iba a ser menos. Desde el año 1961, todo habitante puede ir a cualquier hospital sin la necesidad de pasar por caja. Esto ha propiciado que cada vez los “chequeos” temporales sean cada vez más asiduos, algo que pueden ayudar a detectar todo tipo de enfermedades graves como el cáncer.
También ayuda mucho a que son los propios japoneses los que tienen la libertad a la hora de elegir a sus propios médicos si así lo estiman necesario. Y nunca se les puede negar cualquier cobertura básica que esté relacionada con su bienestar. Sin lugar a dudas, un espejo donde mirarse para cualquier país.
Limpieza e higiene en sus calles
Cuando uno viaja por Japón se da cuenta que absolutamente todo está impoluto. Da igual que este paseando por los suburbios de Tokio o los barrios más humildes. No se ve ni un plástico por el suelo, ni una colilla fuera de una papelera o excremento de perro. De esta forma, se evitan coger todo tipo de enfermedades e infecciones que pueden estar simplemente revoloteando por el ambiente.
También hay que hacer especial hincapié que los japoneses son grandes “deportistas”. Y la verdad que no se comen mucho la cabeza a la hora de practicar cualquier deporte. Desde temprana edad, vemos como grandes grupos de niños (y no tan niños) hacen largas caminatas por el campo y la ciudad para acudir al colegio, universidad o respectivos puestos de trabajo.
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Aunque muchos de ellos también prefieren ir a su trabajo en bici mientras hacen ejercicio a pesar de que tienen la red de metro más larga y efectiva del mundo. Tan solo en la ciudad de Tokio, existen13 de líneas de metro que pueden llegar a tener 286km de longitud. Y a pesar de ello, muchos japoneses prefieren lanzarse a la aventura mientas hacen ejercicio. Ver para creer.
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