Según datos recogidos por el Sistema Nacional de Salud, de acuerdo a un informe basado en datos del año, nuestro país gasta alrededor de 9.183 millones de euros al año en medicamentos, a través de la facturación de recetas médicas. Y según estos datos, el paracetamol se sitúa en segundo lugar en lo que a consumo se refiere, llegándose a vender alrededor de 32 millones de envases (lo que representa un 3,8% del total).
Nos encontramos, como vemos, ante uno de los fármacos más consumidos cada año. De la misma forma que ocurre con otros medicamentos igual de comunes, como por ejemplo es el caso del ibuprofeno o el nolotil.
No obstante, la realidad es que pocas personas saben a ciencia cierta cuándo es más adecuado tomar uno u otro, de manera que tiende a ser bastante habitual que se cometan errores a la hora de consumirlo. Por ejemplo, aunque como veremos el ibuprofeno y el paracetamol tienden a compartir propiedades analgésicas, sin embargo el ibuprofeno también actúa como antiinflamatorio, y el paracetamol no.
¿Qué es el paracetamol?
Como posiblemente sabrás, el paracetamol es un fármaco que actúa como analgésico y antipirético. Es decir, se trata de un medicamento con propiedades para calmar el dolor y reducir la fiebre. No obstante, no debemos confundirlo con el ibuprofeno, dado que no actúa como antiinflamatorio.
Pertenece a la familia de los Paraaminofenoles y actúa inhibiendo la síntesis de protaglandinas, que son mediadores celulares responsables de la aparición del dolor. Aunque es más conocido con el nombre de paracetamol, también recibe otros nombres como acetaminofén, acetaminofeno o simplemente DCI.
¿Para qué sirve?
Es útil en caso de dolores leves y moderados, artrosis y fiebre. Eso a grandes rasgos, porque también es útil en caso de gripe común o resfriado, al ayudar a aliviar los dolores asociados a estas afecciones y ser útil a la hora de disminuir la temperatura elevada (fiebre).
Por otro lado, a diferencia de lo que sí ocurre con el ácido acetilsalicílico, el paracetamol no contribuye en niños con enfermedades víricas al síndrome de Reye, motivo por el cual el paracetamol se ha convertido en uno de los analgésicos más consumidos en casos de dolor suave o moderado.
También es común su uso médico en pacientes con enfermedades hematológicas (linfoma de Hodgkin, Enfermedad de Hodgkin o leucemia), en caso de artritis reumatoide, síndrome antifosfolípido y lupus eritematoso sistémico.
Dosis recomendadas de paracetamol
La dosis aconsejada se sitúa entre 500 y 650 miligramos cada 8 horas, mientras que la dosis máxima es de 1 gramo cada 6 horas (en torno a 4 gramos al día).
Debemos tener en cuenta que el paracetamol es tóxico por encima de los 6 gramos al día, pudiendo ocasionar -como veremos- daños importantes en el hígado, dando como resultado una insuficiencia hepática (fallo del hígado), y en algunos casos ocasionar la muerte.
¿Cuáles son los riesgos del paracetamol?
Por lo general nos encontramos ante un fármaco seguro, que a dosis normales no tiende a afectar a la mucosa gástrica (es decir, tiende a presentan una buena tolerancia digestiva al no presentar efectos sobre el sistema de la ciclooxigenasa), ni a los riñones, ni a la coagulación sanguínea. Además, apenas presenta reacciones alérgicas.
No obstante, a dosis altas puede ocasionar daño severo en el hígado. Es más, a la hora de consumirlo aquellos pacientes que presenten alguna enfermedad del hígado deben tener precaución, sobre todo si se toma a dosis excesivas.
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