Todo medicamento o fármaco tiene efectos secundarios o adversos, que consisten en efectos no deseados, los cuales en su gran mayoría son leves, aunque también pueden ser más graves. En el caso del lorazepam, también posee determinados efectos secundarios, a pesar de ser el ansiolítico más popular y consumido por muchos pacientes.
El lorazepam es un medicamento utilizado para aliviar y calmar la ansiedad. Es decir, se trata de un fármaco ansiolítico que contiene benzodiacepina, una sustancia con capacidad sedante, con efectos depresores sobre el sistema nervioso central a corto plazo (ya que se trata concretamente de una sustancia sedante psicotrópica de acción corta).
Para explicar su mecanismo de acción, debemos tener en cuenta que el ácido gamma-amino-butírico (GABA) es un neurotransmisor inhibidor responsable de regular los distintos niveles de ansiedad, actuando de manera natural para calmar la tensión nerviosa. En este sentido, el lorazepam ayuda a que este neurotransmisor regule la ansiedad aumentando su actividad, aportando efectos relajantes.
Por tanto, es un medicamento que se toma habitualmente para aliviar la ansiedad y calmar la tensión nerviosa. Pero también tiende a ser utilizado para otros fines, como por ejemplo: insomnio, náuseas y vómitos provocados por el tratamiento del cáncer, taquicardias, epilepsia, síndrome de colon irritable y agitación causada por la abstinencia del alcohol.
Efectos secundarios del lorazepam y reacciones adversas
En lo que se refiere a los efectos secundarios de este ansiolítico podemos dividirlos en dos grupos: leves y graves. Los leves son muchísimo más comunes, y pueden aparecer con bastante habitualidad. Los graves, sin embargo, no lo son tanto:
- Efectos secundarios leves: somnolencia (sueño), cansancio, debilidad, mareos, malestar estomacal o digestivo, agitación o excitación, diarrea, visión borrosa, disminución de la líbido, cambios en la capacidad sexual, estreñimiento o sensación de sequedad en la boca.
- Efectos secundarios graves: dificultad para respirar o para tragar, palpitaciones irregulares, fiebre, erupción severa en la piel, color amarillento de la piel (ictericia), temblor e incapacidad para mantenerse sentado/a, y caminar tambaleante.
Además, existen una serie de efectos secundarios graves que tienden a aparecer después de un uso prolongado del medicamento. Por ejemplo, podemos nombrar la hipersensibilidad, insuficiencia respiratoria severa, miastenia (enfermedad autoinmune que debilita los músculos) o la apnea del sueño.
¿Qué hacer si aparecen estos efectos secundarios?
Si aparece algunos de estos síntomas lo más aconsejable siempre es comunicárselo al médico que nos haya prescrito el lorazepam, ya que es bastante probable que necesite reajustar la dosis, o bien intentar reducirla y luego sustituirlo por otro ansiolítico más suave.
Pero si aparecen síntomas o efectos secundarios graves debemos acudir rápidamente a urgencias, o bien llamar a nuestro médico si se presenta algún problema poco común o inusual durante el periodo que dura el tratamiento.
Debemos tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, uno de los efectos secundarios que más comúnmente aparecen es el de sensación de cansancio y somnolencia. Es decir, es muy común que la persona que tome lorazepam se siente durante el día más cansada y débil, pueda tener una mayor sensación de sueño y además se reduzca el estado de alerta. Es algo absolutamente normal, y que teóricamente tiende a reducirse a medida que pasan las semanas tras el comienzo del tratamiento.
También es habitual que surja lo que muchos especialistas denominan como «embotamiento afectivo». Es decir, es común que la persona también se sienta apática, con cierta debilidad.
No obstante, en caso de no desaparecer estos síntomas comunes lo más habitual es que sea el médico quien sustituya el fármaco por otro ansiolítico.
Posología de Lorazepam. ¿Cómo son las dosis?
Lorazepam se toma oral en forma de comprimidos, y se recomienda que la duración del tratamiento sea la más corta posible. De esta forma, lo aconsejable desde un punto de vista médico es que el especialista lleva a cabo una reevaluación de la situación clínica del paciente de manera periódica, estableciendo así si es necesario continuar con el tratamiento o si ya se puede comenzar a disminuir la dosis hasta eliminar su consumo por completo.
La posología habitual recomendada tiende a ser la siguiente: cuadros de ansiedad se aconseja duración del tratamiento de entre 8 a 12 semanas. En caso de insomnio, 4 semanas.
Respecto a la dosis, para la ansiedad se recomienda 1-20 mg/día divididos entre 2 a 3 tomas. Para casos de insomnio 1-4 mg/día antes de irse a la cama. En caso de insuficiencia de riñón o hepática y en ancianos, se aconsejan 0,5 mg/día.
- American Society of Health-System Pharmacists, Inc. Lorazepam. MedlinePlus. Disponible en https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682053-es.html
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