Si nos lees desde hace algún tiempo, seguramente te habrás percatado que, en muchas ocasiones, solemos hacer hincapié en la importancia que, para nuestra salud, tienen las frutas y verduras. Especialmente, porque tienden a ser unos alimentos muy ricos en nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para el organismo, de forma que con comer frutas y verduras diariamente nos aseguramos una salud algo más sana y saludable (siempre y cuando se me permita la redundancia).
No en vano, muchos son los expertos que recomiendan tomar, al menos, 5 raciones de frutas y verduras al día, optando por ejemplo por aquellas frutas o verduras que más nos gusten. Pero, ¿cómo deben de comerse o tomarse las frutas y verduras? ¿De qué manera podemos asegurarnos su correcto aporte de nutrientes?.
Pautas saludables y adecuadas para comer las frutas
Una de las mejores opciones es evitar pelar las frutas, de tal forma que las comamos siempre con piel. Esto es así porque en la piel se encuentran la mayor parte de la fibra que encontramos en ellas, y buena parte de los nutrientes que contienen (en especial las vitaminas).
No obstante, si deseamos consumirlas enteras -esto es, con su piel y todo- lo más adecuado es limpiarlas bien antes, para retirar la suciedad, gérmenes, pesticidas e impurezas que puedan existir en ellas.
En referencia a si es mejor comer las frutas con piel o sin piel, lo cierto es que la piel es la parte de la fruta que más fibra y nutrientes contiene. De hecho, se estima que cada fruta pierde en torno a un 50% de los diferentes nutrientes que contiene.
Eso sí, debemos tener presente que no es lo mismo comernos una manzana o una pera con su piel que una naranja (en este último caso está claro que lo mejor es pelarla para poder comer sus gajos).
Si deseamos comerlas cocidas, lo mejor es cocerlas hasta que estén en su punto, pero no dejarlas más tiempo al fuego (cuando veamos que están tiernas, retirarlas para que no pierdan más nutrientes). Esta forma de consumo es especialmente adecuado en caso de sufrir algún tipo de problema digestivo o gastrointestinal. Por ejemplo, en caso de gastritis, donde la manzana asada se convierte en una excelente opción.
Otra forma de evitar que se pierdan muchas sustancias nutritivas, es cortar la fruta en porciones grandes o medianas, pero nunca demasiado pequeñas.
Y si prefieres optar por los zumos y jugos, recuerda que aunque sean bebidas recién exprimidas no es igual que comer la fruta entera. Al contrario, estarás consumiendo un exceso de azúcares que no quedará compensado con la fibra que sí posee la carne y la piel de la fruta entera, de manera que provocarás una elevación repentina en el pico de glucosa en sangre.
¿Y en el caso de las hortalizas y verduras?
Respecto a las verduras y hortalizas, todo dependerá concretamente de la que se vaya a consumir, dado que no es lo mismo consumir un tomate y una lechuga fresca en una ensalada, o un pimiento rojo en un salpicón de pescado, que una cebolla cocida en un caldo o en una sopa.
La clave está en lavar bien siempre las verduras y hortalizas antes de su preparación en la cocina. Y, a diferencia de lo que se piensa, no es solo adecuado lavarlas antes de pelarlas, sino también después.
El motivo es que al lavar en un primer momento las hortalizas y verduras pueden quedar algunos restos de tierra o de suciedad (y no nos percatamos de ello). De manera que si no volvemos a lavarlas de nuevo, con el cuchillo o pelador estaremos pasando esa suciedad al resto del alimento ya cortado.
Imágenes | Istockphoto
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