En ocasiones aparece como una protuberancia, llaga, imperfección, marca o cambio inusual en el aspecto de la piel. En otras ocasiones se trata de un lunar que cambia de tamaño, forma, textura o color. Puede tratarse de un cáncer de piel, por ello ante el más mínimo cambio lo mejor es acudir cuanto antes al dermatólogo, o bien hacerlo al menos una vez por año para que controle los lunares que tenemos en nuestro cuerpo.
Lo cierto es que durante el verano los riesgos de sufrir un cáncer en la piel aumentan de forma considerable, ya que la exposición de forma prolongada y continuada a los rayos del sol se convierte en un riesgo de contraer este tipo de cáncer, especialmente si no se toman las precauciones adecuadas y además se toma el sol en las horas menos aconsejadas del día (consideradas como las más peligrosas, y por tanto de mayor riesgo).
Y ahora que nos encontramos en verano siempre es una buenísima oportunidad para descubre de qué forma podemos prevenir el cáncer de piel. ¿Sabías que es posible hacerlo desde ya, siguiendo sólo unos sencillos, simples y fáciles consejos? Toma nota, la salud de tu piel es muy importante:
1. Protege tu piel siempre
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Antes de salir de casa: sobretodo en verano y cuando vas a pasar algunas horas fuera de casa. Se recomienda ponértelo siempre media hora antes de salir a la calle.
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Antes de tomar el sol: evidentemente, no cuando ya te encuentres en la playa o en la piscina, sino antes de salir de casa. En este sentido se recomienda ponerte la crema solar media hora antes de tomar el sol.
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Aplícate la crema solar cada dos horas: si te encuentras tomando el sol, pero no te has metido en el agua, es recomendable renovar tu fotoprotector cada 2 horas.
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Renueva la crema solar cada vez que salgas del agua: aunque es habitual que la mayoría de fotoprotectores formen una película protectora para que el efecto de la crema solar no desaparezca al entrar en el agua, es aconsejable renovarla siempre.
2. Escoge el protector solar más adecuado para tu piel
Para que la crema solar cumpla con su función es importantísimo saber qué índice de protección deberemos aplicar sobre nuestra piel.
Para ello puede ser útil seguir los siguientes ejemplos:
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Si tienes una piel muy clara que nunca se broncea y se quema con facilidad tu índice de protección debe ser superior a 50.
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Si tienes una piel que se broncea pero se quema con facilidad tu índice de protección se sitúa entre 25 a 40.
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Si tienes una piel que se broncea con facilidad tu índice de protección se sitúa entre 15 a 25.
3. Evita las horas más peligrosas del día
Evita siempre tomar el sol durante las horas más peligrosas del día: entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde (en este sentido, algunos dermatólogos consideran incluso que es más aconsejable no tomar el sol desde las 10 de la mañana).
Protégete del sol directo, buscando un sitio con sombra, utilizando sombrero o gorra y gafas de sol homologadas, y usando una buena sombrilla.
4. Evita las camas solares
Aunque son populares desde hace años, lo cierto es que se ha constatado un riesgo mayor de padecer cáncer de piel en aquellas personas que broncean su piel regularmente a través de las camas solares.
De hecho, ¿sabías que estas camas solares emiten rayos ultravioletas 10 veces más fuertes que si te expusieras al sol directo?.
5. La importancia de la detección temprana
La detección temprana es siempre fundamental. Por ello es aconsejable que te revises de forma periódica tu cuerpo, especialmente para notar si un lunar o mancha ha aparecido de repente, o bien una que ya tenías cambia de tamaño y color.
También es recomendable acudir al dermatólogo al menos 1 vez al año, quien te realizará un examen de rutina.
Imagen | Michael
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