¿Sabías que controlar el pulso es algo que deberíamos hacer de forma más o menos habitual en nuestra vida normal, de la misma forma que –por ejemplo- nos tomamos la tensión arterial? La explicación es bien sencilla: cualquier desviación en su medición podría ser un síntoma de sufrir alguna enfermedad cardiovascular, aunque también puede ser causa de una infección o deshidratación.
En lo que se refiere a la frecuencia cardíaca, consiste en el número de veces que nuestro corazón se contrae para bombear sangre a todo el organismo; gracias a ello, el corazón puede funcionar de manera correcta.
La cifra de frecuencia cardíaca se calcula por número de latidos por minuto, y sirve como indicador de cómo está funcionando nuestro corazón.
¿Cómo tomar el pulso fácilmente?
Existen diferentes formas de tomar el pulso. Por un lado, por ejemplo, podemos utilizar un aparato electrónico conocido con el nombre de frecuencímetro cardiaco, aunque popularmente es también conocido con el nombre de pulsímetro. Este aparato se compone de una cinta que se coloca a la altura del pectoral, y a su vez se encuentra conectado con un reloj que mide la frecuencia cardíaca.
En caso de no contar con un aparato eléctrico podemos tomar el pulso de forma manual. Para ello, debemos colocar los dedos índice y corazón en una parte de nuestro cuerpo donde una arteria pase muy cerca de la piel:
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Pulso carotídeo: en el cuello.
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Pulso radial: en la muñeca.
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Pulso femoral: en la ingle.
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Pulso temporal: en la sien.
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Pulso cubital: en la parte interna del codo.
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Pulso poplíteo: en la parte posterior de la rodilla.
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Pulso medio: en la cara interna del pie.
Una vez localizado el pulso en una de estas zonas debemos presionar suavemente con los dedos, y contar cuántas pulsaciones tenemos en un minuto.
Te dejamos con un video que precisamente hemos creado para explicártelo fácilmente:
¿Cuándo se considera un pulso cardiaco normal?
Debemos tener en cuenta que la frecuencia cardiaca se sitúa dentro de unos baremos, los cuales son adecuados en relación con nuestra condición física y nuestra edad.
Por ejemplo, a partir de los 20 años se considera normal tener una frecuencia cardiaca en reposo entre los 50 y 100 latidos por minuto. De esta forma, cuando la frecuencia cardiaca se sitúa por debajo de 50 es considerada como bradicardia, y si se sitúa por encima de 100 taquicardia.
Ambas condiciones deben ser controladas por un especialista médico si no existe una explicación lógica para ello, y a su vez estas mediciones se mantienen en el tiempo.
Imagen | Joe Hall
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