Cómo hacer almendras tostadas
No hay duda que las almendras tostadas son una opción increíble para disfrutar de su sabor, cualidades y beneficios nutritivos. Y, de hecho, tostar nuestras propias almendras en casa es sumamente sencillo.
Por ejemplo, si optas por almendras crudas y peladas pero deseas tostarlas, es tan sencillo como encender el horno a temperatura media, poner las almendras a lo largo de la bandeja de horno, y dejarlas calentándose hasta que se doren un poco. Si lo deseas, puedes añadir un poco de sal por encima al gusto.
También es posible hacerlo con la ayuda de una sartén. Para ello solo tienes que encender el fuego, poner las almendras crudas en la sartén, y dorarlas por ambos lados hasta que se queden oscuritas. Sin añadir ningún tipo de aceite, ya que no deseamos hacerlas fritas.
¿Y qué ocurre si utilizamos almendras con piel, porque no tenemos o no hemos encontrado almendras crudas y peladas? En este caso tenemos que, en primer lugar, retirar esa piel marrón que las recubre. Para ello tenemos que escaldarlas durante unos minutos en agua hirviendo.
¿Y cómo se hace eso? Muy sencillo: pon agua en un cazo o cazuela y cuando empiece a hervir añade las almendras. Déjalas unos pocos minutos en el agua hirviendo. Luego retíralas del fuego con cuidado, y cuando estén algo más frías, podrás quitar la piel de forma muchísimo más sencilla.
¿Qué son las almendras tostadas?
A la hora de comer almendras, no hay duda que existen distintas opciones y alternativas. De hecho, en el supermercado al que vamos cada semana, es tremendamente encontrarnos con diferentes marcas que nos ofrecen distintos tipos de almendras.
Un buen ejemplo son las almendras tostadas, que consisten básicamente en almendras a las que se les ha retirado su piel, y han sido asadas o doradas en una fuente de calor.
Se convierten, de hecho, en una opción deliciosamente nutritiva de disfrutar de las distintas cualidades que nos ofrecen estos maravillosos frutos secos, con la ventaja añadida de que al comerlas estarán crujientes, y no tendrán ese aporte extra de grasa que sí suelen tener las almendras fritas.
Por tanto, podríamos decir que las almendras tostadas son una opción mucho más saludable, en comparación con éstas.
¿Qué beneficios nos aportan las almendras tostadas?
No hay duda que las almendras tostadas se convierten en una opción excelente para todas aquellas personas a las que les encantan estos frutos secos, pero no les gusta tanto comerlas crudas, porque habitualmente su sabor tiende a ser muchísimo más suave y neutro. Y, como no podría ser menos, cuando las consumimos tostadas y sin piel son tan deliciosas como apetecibles, a la vez que mucho más crujientes.
Desde un punto de vista nutritivo, 100 gramos de almendras tostadas nos aportan alrededor de 621 kcal. Además, aunque son ricas en grasas (53 gr), también lo son en proteínas (23 gr), hidratos de carbono (6.6 gr) y fibra (13,40 gr). Por otro lado, destaca su aporte increíble en fósforo, calcio, hierro, magnesio, zinc y potasio; además de vitaminas del grupo B (en especial ácido fólico) y vitamina A.
Como hemos visto, las almendras tostadas son un alimento muy nutritivo, cuyo consumo regular -y nunca excesivo- puede ayudarnos de manera muy positiva a la hora de reducir los niveles elevados de colesterol total y de colesterol LDL, a la vez que sube el colesterol HDL.
Gracias a estas cualidades, debido sobre todo a su aporte en vitamina E y otros nutrientes con virtudes antioxidantes, además de magnesio, las almendras tostadas son ciertamente ideales a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares, entre las que se encuentra el ataque cardíaco.
Por otro lado, al ser ricas en fibra, son ideales contra el estreñimiento, ayudando naturalmente a mejorar el tránsito intestinal.
Comentar