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Dominar el dolor a partir de los 65 años

El 70% de las personas con más de 65 años tiene dolores, por eso es necesario que seamos conscientes de este mal, y sobre todo, que sepamos tratarlo.

Es verdad que cada persona tiene su propio umbral del dolor, pero tener dolor nunca puede ser considerado como algo normal, y menos aún, a partir de una cierta edad.

La duración de la evolución es el elemento principal que nos permite distinguir un dolor agudo de un dolor crónico. En general, un dolor agudo se presenta como señal de alarma, y no dura más de tres meses.

Más allá de este tiempo, si el dolor persiste a los tratamientos, empieza a ser considerado como un dolor crónico. Este síntoma puede estar ligado a una enfermedad o a una deficiencia. En todos los casos, el entorno tiene que estar muy atento a la evolución de este mal, y más aún en las personas mayores.

Reconocer y evaluar un dolor puede ser algo más complicado, a partir de una cierta edad, puesto que normalmente, estas personas no suelen quejarse. Por otra parte, los efectos de algunos medicamentos, la depresión o la falta de memoria, pueden perturbar la percepción y la expresión de estos males que causan dolor.

Finalmente, la descripción del dolor suele tornarse menos precisa con la edad, incluso en aquellas personas con todas sus capacidades mentales inalteradas. Con un poco de observación, el sufrimiento se puede adivinar. Efectivamente, las modificaciones del comportamiento, o de los hábitos de la persona (apetito, sueño, ocio…), son indicios elocuentes de que existe dolor.

El dolor de las personas mayores puede ir acompañado de una pérdida energética, de interés o de concentración, como puede ser la depresión, y la eficacia de los tratamientos puede ser puesta en cuestión.

La edad puede modificar la intensidad de los dolores, en función de cada enfermedad. Por poner un ejemplo, digamos que el infarto, que normalmente viene con un fuerte dolor intenso, puede ser algo indoloro en las personas con mayor edad.

Finalmente, el dolor puede ser un obstáculo para la movilidad, y producir un cambio de vida difícilmente aceptable. Además de los síntomas físicos, el acompañamiento psicológico, la atención y la escucha, son elementos que no se deben olvidar.

Este artículo se publica solo con fines informativos. No puede ni debe sustituir la consulta a un Médico. Le aconsejamos consultar a su Médico de confianza.

Fausto Ramírez

Colaborador asiduo en diferentes medios de comunicación digitales, especializado en salud y psicología. Escritor de narrativa, tiene varias publicaciones en el mercado.

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