Con la llegada de las vacaciones, y particularmente del verano, suele ser muy habitual que el estreñimiento ocasional haga acto de aparición, fundamentalmente por el cambio de hábitos que supone la llegada de días libres fuera de casa, pasar horas enteras en la piscina o la playa, y el calor.
Como de buen seguro sabrás, el estreñimiento es considerado como uno de los problemas gastrointestinales más comunes y habituales. Se trata de una alteración del intestino, que consiste en una excesiva retención de agua en el intestino grueso y –por ello- el endurecimiento de las heces, de forma que su expulsión se hace muy difícil.
¿Y cuándo podríamos considerar que existe estreñimiento? Según muchos especialistas, una persona saludable puede defecar un mínimo de dos veces al día. No obstante, cada organismo tiene un número regular de evacuaciones, a la vez que todo depende de los alimentos que consumamos y de cuánto ejercicio físico realicemos.
Causas del estreñimiento en verano
Con la llegada de las vacaciones, del verano y en definitiva del aumento de ratos libres tendemos a romper con la rutina de nuestro día a día, la cual hemos adquirido durante el resto del año. Precisamente esa es una de las causas principales de aparición del estreñimiento, de manera que seguir con los mismos hábitos es útil para su prevención.
Por otro lado, la deshidratación propia de los días de verano (a consecuencia del aumento de la temperatura exterior), es otro de los factores que favorecen la aparición del estreñimiento, sobretodo cuando pasamos muchas horas al sol, en la playa o en la piscina y no nos hidratamos adecuadamente.
Cómo prevenir el estreñimiento en verano
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Sigue con los mismos hábitos: sigue una dieta variada y equilibrada rica en fibra. Por otro lado, si habitualmente practicas ejercicio físico continúa haciéndolo (y en caso contrario es un buen momento para comenzar y hacerlo con regularidad). Dado que en verano no es aconsejable realizarlo durante el día, lo mejor es hacerlo a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando hace mucho menos calor.
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Cuida tu alimentación: como te indicábamos brevemente en el apartado anterior, es importante que sigas una dieta rica en fibra lo más variada posible. Destacan las frutas y verduras frescas, ideales para los días de verano principalmente porque te aportan nutrientes esenciales y además te refrescan.
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Hidrátate correctamente: trata de beber al menos 8 vasos diarios de agua y otras bebidas. Una opción útil es tener siempre a mano una botella de agua fresca. También son ideales los zumos naturales, infusiones y tés refrescantes.
Cómo aliviarlo si ya ha aparecido
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Bebe agua: te ayuda a mejorar el tránsito intestinal; además es ideal para hidratarte en los días de verano. Por otro lado, ¿sabías que también mejora tu piel?.
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Reduce el consumo de grasas saturadas: trata de reducir el consumo de carne a la semana, aumentando el consumo de pescado. Asimismo, evita los alimentos fritos y muy grasos.
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Practica ejercicio físico: cada día, de manera regular. Puedes simplemente optar por caminar durante al menos media hora, sobretodo en las horas cuando ya no haga calor.
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Mantén un horario para tus comidas: aunque te encuentres fuera de casa y/o de vacaciones; de esta forma ayudarás a tu organismo a crear un horario “fijo” para ir al baño.
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Evita el alcohol, o tómalo con moderación: afecta a tu flora intestinal, causando molestias digestivas.
Imágenes | Sandor Weisz / etringita
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