Con el nombre de hepatomegalia se conoce médicamente a la inflamación del hígado. Es decir, cuando existe un agrandamiento o ensanchamiento del hígado más allá de lo que se considera como su tamaño normal. De esta forma, sus bordes superan sus límites considerados como normales, pudiendo causar a su vez determinadas molestias. No obstante, no siempre causa síntomas, de ahí que en muchos casos quizá no sea posible conocer que realmente el hígado está agrandado hasta que éste no evoluciona a etapas más graves.
De hecho, si la inflamación se deja progresar y se mantiene en el tiempo se pueden producir fibrosis, hasta progresar a cirrosis hepática, una afección aún más grave.
Si tenemos en cuenta la gran diversidad de funciones del hígado, en las que precisamente participa de forma activa este importantísimo órgano de nuestro cuerpo, nos damos cuenta en realidad de que son muchos los padecimientos que pueden llegar a afectarle, y que en definitiva pueden causar la presencia de un hígado inflamado. De hecho, se trata de una afección muy relacionada con el higado graso, pudiendo ser una de sus complicaciones principales.
Normalmente el borde inferior del hígado llega justo hasta el borde inferior de las costillas, sobre el lado derecho. Este borde suele ser en la mayoría de los casos delgado y firme, no siendo posible sentirlo con las puntas de los dedos cuando éstos se sitúan por debajo del borde de las costillas (a no ser que se tome una respiración profunda, en cuyo caso sí sería posible). Por tanto, el hígado está inflamado o agrandado si el médico puede sentirlo en esta área.
¿Qué es el hígado inflamado? ¿Qué significa?
Como ya te comentábamos al comienzo de esta nota, nos encontramos ante un problema de salud más común de lo que se piensa, que médicamente es conocida con el nombre de hepatomegalia. Básicamente consiste en la inflamación hepática (o inflamación del hígado), lo que se traduce en que este órgano posee un tamaño mayor al considerado como normal.
Cuando el hígado se inflama es habitual que esté causado por otra enfermedad más grave, como por ejemplo podría ser como consecuencia de una acumulación excesiva de grasa en este órgano, o por una infección contraída por cualquiera de los virus que ocasionan hepatitis. No obstante, en la mayoría de las ocasiones no es fácil identificar la causa original que está causando la inflamación del hígado.
Síntomas del hígado inflamado
Cuando la inflamación del hígado no es grave, en la mayoría de los casos tiende a no producir síntomas. ¿Por qué? Muy sencillo: fundamentalmente porque el hígado no presenta terminaciones nerviosas. Pero cuando el hígado ha crecido mucho sí es posible notar algunas molestias o síntomas, sobre todo cuando éste empieza a invadir a otros órganos, como por ejemplo pueden ser el estómago o el páncreas.
Sea como fuere, cuando hablamos de los síntomas de la inflamación del hígado, podemos mencionar a los siguientes:
- Sensación de malestar.
- Dolor muscular.
- Náuseas, con vómitos o mareos en ocasiones.
- Dolor intenso.
- Distensión abdominal.
- Sensación de pesadez, situada en el abdomen del costado derecho.
- Cuando el hígado inflamado avanza, se produce ictericia (consistente en la coloración amarillenta/anaranjada de la piel).
- Cambio en el color de las heces o de la orina.
¿Cuáles son las causas del hígado inflamado?
Las causas pueden ser en realidad sumamente diversas, dado que debemos tener en cuenta no solo la grandísima diversidad de funciones en las que participa y que realiza el hígado, sino que también existen muchos padecimientos, enfermedades y patologías que lo afectan.
Por tanto, las causas de la inflamación del hígado pueden ser las siguientes, sobre todo las más comunes:
- Consumo de alcohol, lo que habitualmente genera a su vez hígado graso (conocida médicamente como esteatohepatitis hepática alcohólica).
- Sobrepeso y obesidad.
- Hepatitis: A, B y C.
- Insuficiencia cardíaca congestiva.
- Enfermedad por almacenamiento de glucógeno.
- Mononucleosis infecciosa.
- Sarcoidosis.
- Carcinoma hepatocelular.
- Síndrome de Reye.
- Cirrosis biliar primaria.
- Leucemia.
- Enfermedad de Niemann-Pick.
- Intolerancia hereditaria a la fructosa.
- Esteatosis (hígado graso causado por obesidad, diabetes y triglicéridos altos).
Cómo se trata el hígado inflamado
Debemos tener en cuenta que el tratamiento del hígado inflamado debe pasar en primer lugar por el diagnóstico; es decir, por conocer cuál es la causa que haya provocado el agrandamiento del hígado. Una vez conocido, se establece un tratamiento cuyo objetivo es resolverlo o paliar sus síntomas.
Pongamos un ejemplo. En caso de hígado graso, es posible revertirlo siguiendo una dieta sana y baja en grasas, practicando ejercicio físico regular, evitando el consumo de alcohol y bajar de peso. De hecho, en caso de que ese hígado graso haya sido producido por el consumo de alcohol, es fundamental dejarlo para que no se siga dañando.
Remedios naturales para el hígado inflamado
Desde un punto de vista natural, es posible ayudar a que el hígado se desinflame y vuelva a su tamaño normal. En muchos casos, sobretodo cuando existe acumulación de grasa, una opción útil es depurar el hígado.
Para ello, existen determinadas plantas medicinales que pueden ser de grandísima ayuda:
- Alcachofa: ayuda en el proceso natural de depuración del hígado. Está recomendada además en caso de mala digestión de las grasas, ictericia e hígado perezoso.
- Cardo mariano: contiene silimarina, que ayuda a la hora de proteger las células del hígado. Además, ayuda en el proceso de regeneración de las células hepáticas.
- Diente de león: ayuda a la hora de tratar la inflamación del hígado, gracias a que es una hierba depurativa y muy diurética. Actúa como tónico, con ligero efecto laxante y además ayuda a aumentar la producción de bilis.
- Regaliz: ejerce un interesantísimo efecto antiinflamatorio, a la vez que es hepatoprotector (es decir, protege el hígado de forma natural, en especial las células hepáticas).
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