Cuando comienza el otoño, y sobretodo cuando llegan los días de frío y se produce el cambio de hora, tiende a ser muy habitual que nuestra salud se resienta, especialmente porque la disminución de luz solar y el propio cambio de hora en sí repercuten de manera negativa en nuestro propio organismo.
Esto ocasiona a su vez una bajada de las defensas, de ahí que sea imprescindible que, desde mediados de septiembre, empecemos a aumentar las defensas mediante el seguimiento de una dieta sana y equilibrada, practicar ejercicio físico y consumir nutrientes que ayuden a reforzar el sistema inmunológico.
A la hora de reforzar el sistema inmune de nuestro organismo, de forma completamente natural, destacan los cítricos, unas frutas especialmente ricas en vitamina C, un nutriente que protege de las infecciones y mantiene en un estado óptimo nuestro sistema inmunitario.
Aunque una buenísima opción es consumir cítricos cada día, cuando nos encontramos en otoño una buena idea para esta época es la denominada como cura de naranja (puedes saber más sobre las curas de frutas en nuestra nota especial sobre este tema).
¿Qué es la cura de naranja?
Como la denominada como cura de limón, la cura de naranja es una opción realmente adecuada en épocas de frío, como es el caso del otoño y el invierno, durante las que nuestras defensas tienden a resentirse negativamente.
Es una forma sencilla y natural de disfrutar de todos los beneficios de la naranja, gracias a que al ser rica en vitamina C ayuda naturalmente a fortalecer las defensas, protege de infecciones, refuerza el sistema inmunitario, es una vitamina antioxidante, y además protege frente a las enfermedades degenerativas.
Cómo es la cura de naranja
Su seguimiento es sumamente sencillo:
1) Exprime una naranja para obtener su zumo.
2) El primer día diluye el zumo de una naranja en agua.
3) Aumenta una por día hasta llegar a 10.
4) A partir de ahí, invierte el proceso hasta volver a llegar a una naranja diaria.
Imagen | Sarah Cairncross
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