Cada año en Estados Unidos se diagnostican más de 300.000 casos de cáncer de mama, de los cuales alrededor de 246.000 corresponden a cáncer de mama invasivo, y 61.000 a cáncer de mama in situ. En nuestro país, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) estima que cada año se diagnostican unos 22.000 nuevos cánceres, de acuerdo a datos suministrados en el informe de situación del cáncer en España correspondiente al año.
Es más, se estima que 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida, mientras que cada año el 19 de octubre se celebra el Día Contra el Cáncer de Mama, como recordatorio del compromiso que toda la sociedad tiene en la lucha contra este tipo de cáncer.
Por otro lado, las tasas de supervivencia a 5 años indican que si el cáncer se encuentra solo en la mama, la tasa de supervivencia relativa de 5 años es del 99%, de un 85% si el cáncer se ha solo diseminado hacia los ganglios linfáticos regionales, y de un 26% si el cáncer se ha diseminado a distintas partes del cuerpo.
¿Y qué es el cáncer de mama? Se trata de un tumor maligno que se origina en el tejido de la glándula mamaria, el cual tiene la capacidad de invadir los tejidos sanos de alrededor, así como alcanzar órganos alejados a ésta e implantarse en ellos.
Existen 3 maneras por las que este tumor puede crecer. Una de ellas es el crecimiento local, de manera que el cáncer crece por invasión directa infiltrando otras estructuras cercanas. Otra de ellas es la diseminación a través de la red de vasos linfáticos que posee la mama, llegando hasta los ganglios linfáticos (habitualmente los ganglios situados en la axila, seguidos de los situados en la zona central del tórax y los que encontramos encima de la clavícula). También puede diseminarse a través de los vasos sanguíneos.
Aunque el cáncer de mama no se puede prevenir, estudios científicos recientes han demostrado que el riesgo de sufrir este tipo de cáncer puede ser reducido realizando ejercicio físico de manera regular, además de evitando el consumo de alcohol y tanto el sobrepeso como la obesidad, especialmente después de la menopausia.
De hecho, como ha constatado un estudio epidemiológico llevado a cabo por el grupo de investigación en cáncer de mama Geicam, aquellas mujeres que siguen un estilo de vida sedentario tienen un 71% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama, en comparación con aquellas que realizan al menos 150 minutos de ejercicio físico moderado a la semana (por ejemplo andar a buen paso durante al menos 10 minutos cada vez), o 75 minutos de ejercicio físico intenso.
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Se trata del primer estudio que tiene en cuenta el subtipo HER2 positivo, un subtipo de cáncer de mama que tienden a propagarse y a crecer con una mayor rapidez que otros cánceres de seno.
Y de acuerdo a los resultados obtenidos con el estudio, la actividad física tendría un efecto protector, siendo especialmente importante y patente en las que presentan receptores hormonales positivo y en los subgrupos HER2 positivo. No obstante, el resultado no parece tan claro en el caso de las mujeres que no expresan ningún receptor (tumor triple negativo).
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