Se estima que cada año se diagnostican en Estados Unidos alrededor de 140.000 nuevos casos de cáncer colorrectal, entre los que se encuentra el cáncer de colon y el cáncer de recto. Mientras que, en nuestro país, el cáncer de colon es considerado como uno de los tumores malignos de mayor incidencia, con cifras que oscilan entre los 28.500 y los 33.800 casos cada año, de acuerdo a datos ofrecidos por la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer).
Se trata, como alertan, de un tipo de tumor maligno cuya incidencia está aumentando de forma alarmante sobre todo en países occidentales y desarrollados, mientras que en España la supervivencia a 5 años tras el diagnóstico es de un 64% (algo mayor que la media europea). No obstante, es un cáncer cuya tasa de curación es elevada si se detecta de forma precoz, sobre todo porque tiende a tardar mucho en desarrollarse.
El cáncer de colon es una enfermedad que habitualmente aparece sobre un pólipo existente en la mucosa del colon, que por diferentes causas evoluciona hasta convertirse en un tumor maligno. Habitualmente las células malignas se localizan en la parte más larga del intestino grueso, así como en la porción intermedia.
Como de buen seguro sabrás, el colon es el lugar donde se almacenan las heces antes de ser expulsadas al exterior a través del ano. Es decir, acumula sustancias de desecho, por lo que se convierte en un lugar ciertamente propicio para la aparición de un tumor maligno.
Es un tipo de cáncer que suele aparecer a partir de los 40 años, de manera que su incidencia aumenta a medida que se van cumpliendo años. Por ello cada vez es mayor el número de expertos que solicitan que las pruebas para detectarlo precozmente se adelanten a edades más jóvenes, en lugar de hacerlas a partir de los 50-55 años.
Entre las pruebas comúnmente más utilizadas para la detección temprana, la Sociedad Americana del Cáncer aconsejan realizar una colonografía por TAC cada 5 años, una colonoscopia cada 10 años, un enema de bario con doble contraste cada 5 años, o una prueba sigmoidoscopia flexible para 5 años.
Por otro lado, también existen otras pruebas consideradas como igual de eficaces que una colonoscopia, como es el caso de la prueba de sangre oculta en heces o la prueba inmunoquímica fecal.
¿Cuáles son las principales causas del cáncer de colon que pueden prevenirse?
Como ya lo han constatado inmunerables estudios científicos, como ocurre igualmente con otros tipos de cánceres pero en el cáncer de colon con mayor incidencia, el cáncer colorrectal se encuentra muy relacionado con el estilo de vida y la dieta que sigamos a lo largo de nuestra vida.
Por ello sí existen algunas causas que pueden ayudar a prevenir el cáncer de colon. ¿Cómo? Muy sencillo: cambiando determinados hábitos, mejorando nuestro estilo de vida y cuidando la alimentación que sigamos cada día.
Controla el sobrepeso
¿Sabías que el exceso de peso está relacionado con el cáncer de colon? De hecho, se sabe que un índice de masa corporal mayor se encuentra fuertemente asociado con un riesgo más elevado de sufrir cáncer colorrectal.
Según parece, la obesidad abdominal debida a la distribución de grasa en el cuerpo es un factor importante.
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Se trata como vemos de una causa fácilmente evitable y prevenible. Basta con cambiar nuestra alimentación sobre todo si seguimos una dieta poco equilibrada y malsana (es decir, consumimos alimentos con alto contenido en grasas y azúcares), y optar por alimentos sanos, frescos y naturales. Entre estos alimentos destacan las frutas, verduras y hortalizas, al ser ricas en fibra.
Evita el estreñimiento
El estreñimiento también es una causa relacionada con el cáncer de colon. Debemos tener en cuenta que el colon es junto con el recto el lugar donde se almacenan las heces precisamente antes de ser expulsadas al exterior a través del ano.
Por ello, es importante reducir el tiempo de acumulación de las heces en el intestino grueso, siguiendo una dieta variada y equilibrada que ayude y mejore el tránsito intestinal. Una buena opción es consumir alimentos ricos en fibra, como por ejemplo cereales integrales, frutas y verduras frescas, así como frutos secos y legumbres.
Entre los cereales destaca la avena, cebada, centeno y el germen y salvado de trigo. También frutos secos como almendras, avellanas y nueces. Por otro lado, destacan otros alimentos como lentejas, alubias, arvejas y las semillas de linaza.
Elimina los embutidos y disminuye la carne roja
Cada vez está más clara la relación íntimamente existente entre el consumo habitual de embutidos, fiambres (carnes procesadas) y carnes rojas con el cáncer colorrectal, aumentando el riesgo y la incidencia cuanto mayor y más excesivo sea su consumo.
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Así lo alertó el IARC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer), que publicó recientemente un informe en el que considera a la carne procesada como “carcinógeno para el ser humano”, y a la carne roja como “probablemente carcinógeno para el ser humano”.
Muévete y evita la inactividad física
Seguir un estilo de vida sedentario propicia la aparición del cáncer de colon. De hecho, se estima que la probabilidad de padecerlo se incrementa en un 8% cuando se tiene un aumento de 2 horas de sedentarismo por día.
Lo mismo ocurre con el trabajo sedentario, que puede aumentar el riesgo de determinadas enfermedades crónicas a largo plazo, entre los que se encontraría el cáncer colorrectal.
¿La solución? Aunque es cierto que se relaciona el trabajo sedentario con el riesgo de cáncer a pesar de que durante el tiempo libre se practique ejercicio físico, debemos evitar el sedentarismo, practicando deporte de forma regular cada día.
Consejos dietéticos para la prevención del cáncer de colon
- Come alimentos ricos en fibra: los alimentos ricos en fibra son imprescindibles –y fundamentales- en la prevención de este tipo de cáncer, dado que es un nutriente que facilita el tránsito intestinal y la expulsión de residuos. De hecho, ayudan porque disminuyen el tiempo en el que los residuos (ricos en agentes tóxicos) están en contacto con la pared intestinal. Además absorbe los ácidos biliares, por lo que evita que actúan sobre las bacterias para producir fecapentanes (sustancias cancerígenas que se forman una vez los alimentos se han descompuesto dentro del colon). Por ello es importante consumir al menos 25 gramos de fibra al día.
- Come alimentos ricos en calcio: el calcio es un mineral cuyo consumo diario ayuda a tener una menor incidencia de cáncer colorrectal, ya que controla la multiplicación de las células epiteliales que recubren el colon, las cuales cuando proliferan aumenta el riesgo de padecerlo. Opta por los lácteos y derivados, así como vegetales, legumbres, soja, frutos secos y pescados.
- Vitaminas imprescindibles y protectoras: destacan la vitamina C (bloquea la formación de nitrosaminas en el estómago, sustancias cancerígenas que se forman a partir de nitritos y nitratos), la vitamina D (elimina la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan el crecimiento de los tumores) y la vitamina E (además de ser antioxidante bloquea la formación de sustancias cancerígenas en nuestro organismo).
Causas que no pueden prevenirse
No obstante, existen determinadas causas que no pueden prevenirse, especialmente ante la presencia de poliposis colónica familiar (afecta al 1% de los cánceres de colon, aparece durante la adolescencia y provoca múltiples pólipos en el clon y el recto, como consecuencia de una mutación del gen APC que se transmite de padres a hijos), o el cáncer colorrectal hereditario no polipósico (supone el 5% de los tumores y se presenta en pacientes que no tienen pólipos).
Bibliografía:
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Última revisión: 29/11/2018 – 9:47
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